Hoy tendría que estar escribiendo una entrada dedicada al Día de Andalucía, esa tierra que llevo metida hasta en el más pordioserillo glóbulo rojo de mi sangre. Pero he decidido cambiar de tercio, porque hay que establecer prioridades y atender a las noticias importantes, a fin de cuentas lo del Día de Andalucía es una noticia crónica, se repite cada año, pero que Mayte Esteban haya quedado finalista en el III Premio de Novela Romántica de Harlequín no lo es; bueno..., podría convertirse también en algo crónico, pero seamos realistas, es un poquitín difícil, jaja. Así es que con toda la alegría del mundo voy a cambiar a una guapa por otra guapa, a mi Andalucía del alma por una segoviana de adopción que estoy convencida de que degustará y disfrutará este premio saboreando de él muchísimos más matices de los que aparentemente tiene.
Lo supe. Desde que tuve conocimiento de que Mayte presentaba una novela al premio convocado por Harlequín supe que resultaría, cuanto menos, finalista. ¿Intuición? ¿Buenos deseos? ¿Poder de clarividencia? No. Confianza. Confianza en su forma de escribir, de construir historias, de dar vida a los personajes, de manejar el romanticismo de forma distinta a la convencional, de atraparnos entre sus letras y obligarnos a pasar páginas sin reparar en el tiempo, imbuidos totalmente en el desarrollo de la narración. Y hablo de confianza porque no he leído la novela, aunque lo estoy deseando.
Ediciones B apostó por ella publicando en papel Detrás del cristal, una novela que le ha reportado muchísimas alegrías, que le ha supuesto la satisfacción personal de traspasar lo digital para verse expuesta en grandes y pequeñas librerías, dentro y fuera de España; aunque con cierto sabor agridulce por no haber encontrado todo el respaldo editorial que la novela y ella merecían. Ahora es Harlequín, otra gran editorial, quien le da el voto de confianza al premiar como finalista su novela, consolidando, en este gran paso, una carrera literaria que comenzó por el camino de la autoedición con las ilusiones puestas en cumplir un sueño que cada vez está más cerca, y espero, de corazón, que en esta otra "casa" encuentre el empuje que todo escritor merece para que se le reconozca lo más posible, para que tenga ese alcance imposible de conseguir en solitario.
Han sido meses difíciles, Mayte, de incertidumbre, de inseguridad, de impotencia, de contradicciones entre la razón y la emoción, de lucha por aquello en lo que crees y con lo te sientes a gusto escribiendo y lo que el comercio demanda, de desencanto por lo que debió haber sido y no fue y entusiasmo por el cálido aliento recibido de tus lectores que, al fin y al cabo, son los que mandan, los que te dan la vida y la ilusión para continuar. Hoy comienza una nueva etapa, se abre una nueva puerta, una nueva ventana con vistas al mar, a la montaña, a la luna... Un paisaje nuevo del que disfrutar al máximo y en el que también tú ofrecerás disfrute con tus letras a quienes vuelvan a acercarse a ti o lo hagan por primera vez. Déjate llevar por la euforia, absorbe las buenas vibraciones que este reconocimiento te trae... Pero recuerda que, pase lo que pase, jamás debes dudar de tu buen hacer, jamás debes poner en tela de juicio tu valía como escritora, no porque seas una literata perfecta, sino porque eres lo suficientemente crítica contigo misma como para no ofrecer bodrios a tus lectores. Y, en cualquier caso, siempre te deberá quedar ese afán de superación, esa motivación personal, ese tesón y esa fuerza de voluntad de la que siempre hiciste gala para continuar tu marcha hacia adelante, sin que las decisiones interesadas de terceros te hagan cuestionarte si mereces o no ocupar un papel en este mundo literario. No son ellos quienes han de decirlo. Sino tus lectores y tú.
¡Que no te detenga nada! ¡Ni nadie!
¡¡Mi más sincera enhorabuena, felicidades!! Espero y deseo que todo esto te lleve a tocar un poquito más la gloria.