28 feb 2015

MAYTE ESTEBAN: FINALISTA DEL III PREMIO INTERNACIONAL DE NOVELA ROMÁNTICA HARLEQUIN.

   Hoy tendría que estar escribiendo una entrada dedicada al Día de Andalucía, esa tierra que llevo metida hasta en el más pordioserillo glóbulo rojo de mi sangre. Pero he decidido cambiar de tercio, porque hay que establecer prioridades y atender a las noticias importantes, a fin de cuentas lo del Día de Andalucía es una noticia crónica, se repite cada año, pero que Mayte Esteban haya quedado finalista en el III Premio de Novela Romántica de Harlequín no lo es; bueno..., podría convertirse también en algo crónico, pero seamos realistas, es un poquitín difícil, jaja. Así es que con toda la alegría del mundo voy a cambiar a una guapa por otra guapa, a mi Andalucía del alma por una segoviana de adopción que estoy convencida de que degustará y disfrutará este premio saboreando de él muchísimos más matices de los que aparentemente tiene.

   Lo supe. Desde que tuve conocimiento de que Mayte presentaba una novela al premio convocado por Harlequín supe que resultaría, cuanto menos, finalista.  ¿Intuición? ¿Buenos deseos? ¿Poder de clarividencia? No. Confianza. Confianza en su forma de escribir, de construir historias, de dar vida a los personajes, de manejar el romanticismo de forma distinta a la convencional, de atraparnos entre sus letras y obligarnos a pasar páginas sin reparar en el tiempo, imbuidos totalmente en el desarrollo de la narración. Y hablo de confianza porque no he leído la novela, aunque lo estoy deseando.

   Ediciones B apostó por ella publicando en papel Detrás del cristal, una novela que le ha reportado muchísimas alegrías, que le ha supuesto la satisfacción personal de traspasar lo digital para verse expuesta en grandes y pequeñas librerías, dentro y fuera de España; aunque con cierto sabor agridulce por no haber encontrado todo el respaldo editorial que la novela y ella merecían. Ahora es Harlequín, otra gran editorial, quien le da el voto de confianza al premiar como finalista su novela, consolidando, en este gran paso, una carrera literaria que comenzó por el camino de la autoedición con las ilusiones puestas en cumplir un sueño que cada vez está más cerca, y espero, de corazón, que en esta otra "casa" encuentre el empuje que todo escritor merece para que se le reconozca lo más posible, para que tenga ese alcance imposible de conseguir en solitario.

   Han sido meses difíciles, Mayte, de incertidumbre, de inseguridad, de impotencia, de contradicciones entre la razón y la emoción, de lucha por aquello en lo que crees y con lo te sientes a gusto escribiendo y lo que el comercio demanda, de desencanto por lo que debió haber sido y no fue y entusiasmo por el cálido aliento recibido de tus lectores que, al fin y al cabo, son los que mandan, los que te dan la vida y la ilusión para continuar. Hoy comienza una nueva etapa, se abre una nueva puerta, una nueva ventana con vistas al mar, a la montaña, a la luna... Un paisaje nuevo del que disfrutar al máximo y en el que también tú ofrecerás disfrute con tus letras a quienes vuelvan a acercarse a ti o lo hagan por primera vez. Déjate llevar por la euforia, absorbe las buenas vibraciones que este reconocimiento te trae... Pero recuerda que, pase lo que pase, jamás debes dudar de tu buen hacer, jamás debes poner en tela de juicio tu valía como escritora, no porque seas una literata perfecta, sino porque eres lo suficientemente crítica contigo misma como para no ofrecer bodrios a tus lectores. Y, en cualquier caso, siempre te deberá quedar ese afán de superación, esa motivación personal, ese tesón y esa fuerza de voluntad de la que siempre hiciste gala para continuar tu marcha hacia adelante, sin que las decisiones interesadas de terceros te hagan cuestionarte si mereces o no ocupar un papel en este mundo literario. No son ellos quienes han de decirlo. Sino tus lectores y tú.

   ¡Que no te detenga nada! ¡Ni nadie!

   ¡¡Mi más sincera enhorabuena, felicidades!! Espero y deseo que todo esto te lleve a tocar un poquito más la gloria.


20 feb 2015

"LOS MUERTOS NO ACEPTAN PREGUNTAS" de ANTONIA ROMERO.

SINOPSIS:

LOS MUERTOS NO ACEPTAN PREGUNTAS
«—Nela, hola, no sé qué decirle a este trasto. —Era una voz de mujer—. Tú no me conoces. Es extraño hablar de esto por teléfono, pero creo que así, dejando el mensaje, será más fácil...»
Nela trabaja como traductora y vive en una pequeña casa en Castelldefels, un pueblo de la costa de Barcelona. Su mirada tiene la niebla de quien ha debido cerrar los ojos para avanzar sin despeñarse por el borde del precipicio. En la buhardilla de su casa esconde un secreto, algo que nadie ha de ver porque allí conjura a sus demonios. De su madre heredó una fotografía arrugada, y de su abuela, Mamanela, el don de hablar con los muertos.
«A veces el saber nos hace libres, otras nos pone cadenas que jamás podremos romper»




   Qué vulnerable es la mente de un niño, asusta comprobar cómo se le puede manipular psicológicamente para cargar sobre ellos cualquier culpa de manera injusta, con las nefastas consecuencias de vivir con ese peso adosado a la espalda de por vida, más todo lo que conlleva, porque esa culpa genera y regenera sus apéndices como las estrellas de mar, alcanzando y alterando el equilibrio emocional en múltiples aspectos que conformarán su vida presente y futura. Aunque una infancia feliz tampoco es garantía de éxito personal al cumplir años. Me da pavor la etapa adolescente en la que influencias ajenas a las de los progenitores pasan a ocupar un lugar preponderante en la forma de actuar de los chicos, incluso en la juventud. Me asusta cómo las vidas pueden truncarse al unirse a la persona equivocada, a personas destructivas capaces de hacer infelices a quienes nunca lo fueron, de someterlas y controlarlas hasta su aislamiento dejándolas vacías por dentro y muertas de miedo. Y me asusta especialmente cuando esto se hace en nombre del amor, porque ese sentimiento fuerte, esa emoción que apresa el corazón, ciega la vista y anula el raciocinio con facilidad pasmosa.

   Me ha gustado el tema de fondo sobre el que Antonia Romero sustenta la novela, ese tema de fondo más profundo que siempre busco en lo que leo. Pero sobre todo me ha gustado la manera en que su autora nos lo presenta, dentro de un combinado que entremezcla hechos, suspense e intriga por descubrir determinados secretos familiares — la historia que gira en torno a la familia de Nela (la protagonista), contada de manera paralela a la suya propia—, e incluso con un componente sobrenatural añadido  que la reviste de originalidad. Y todo ello sin obviar los matices psicológicos necesarios para que la historia cobre un mayor sentido y, sobre todo, credibilidad, y para provocar el efecto en los lectores que —intuyo— pretendía la autora. Antonia Romero no solo nos muestra a lo largo de las páginas lo que sucede, sino cómo todo ello afecta a la psiquis y al equilibrio emocional de Nela y, por extensión, a todo aquel o aquella que sufra en sus propias carnes un problema semejante, y hace patentes las consecuencias presentes y futuras con las que deberá convivir o contra las que tendrá que luchar para salir a flote. Bucea en el ser, en la mente y en el corazón de la protagonista mostrando sus entresijos a la perfección, poniendo nombre y rostro a una problemática demasiado extendida, por desgracia, para que empaticemos al máximo con lo que supone sufrirlo.  Y plantearlo de esta forma me parece un gran acierto por su parte, porque huye de las típicas novelas melodramáticas centradas en la vida de la víctima para contar casi en exclusiva lo que supone vivir bajo ese yugo. A cambio, opta por jugar con la construcción de una historia más amplia y con la utilización de otro tipo de recursos narrativos para conseguir el mismo fin, obteniendo idénticos resultados en la mente del lector aunque de una forma más amena e interesante.

   Pero no solo se centra en este aspecto para despertar la reflexión —y aquí debo confesar con sinceridad que me ha sorprendido encontrar tantos matices psicológicos tras un título que me sonaba “contundente”, más a thriller que a otro género, lo que prueba una vez más el poder condicionante de las primeras impresiones, erróneo muchas veces—. Necesitamos sentirnos amados, sobre todo por ciertas personas, no estamos preparados para descubrir desafectos; construimos nuestra vida sustentándola en deseos, anhelos e ilusiones, en lo que la naturaleza debió de ser y debió de darnos, y la frustración de no encontrarlo no solo hiere nuestra vida en el momento de vivirla, sino que deja en ella una muesca tan potente que no nos permite disfrutar del futuro en paz, con alegría, con felicidad. Es un lastre del que hemos de desprendernos para darnos una oportunidad ante lo que está por llegar, pero que resulta complicado hacer. Deberíamos saber trazar una frontera entre el pasado, el presente y el futuro, impermeable si hace falta a malas influencias, porque a veces son otras las personas que condicionan nuestra vida y nos la hunden, pero en otras tantas ocasiones somos nosotros mismos quienes nos autolesionamos, quienes amputamos lo bueno que la vida está dispuesta a depararnos al no sentirnos liberados de los sentimientos y emociones negativas como la culpa, el odio, la desesperanza o la impotencia ante lo que debió haber sucedido y no fue así. “Tú eres tu peor enemigo” —se dice en la novela. Esto y mucho más es lo que Antonia ha conseguido transmitirme, o al menos lo que yo he captado.

   No quisiera extenderme demasiado en esta especie de “reseña” u opinión. Pero no puedo dejar pasar múltiples aspectos destacables, por positivos, en la construcción de la novela:

   *Un comienzo potente y contundente que nos deja intrigados y con la necesidad de saber más, preguntándonos de quién habla, qué le ocurre y por qué dice lo que dice. Un comienzo que te empuja sin pensarlo a volver la página para seguir descubriendo lo que hay detrás.
   * El manejo del suspense: excelente. Antonia dosifica la intriga dejando pinceladas de suspense aquí y allá, de manera efectiva y estudiada, anticipando detalles de un pasaje sin concluir, formulando enigmas sin explicación aparente –al menos en el momento en que los plantea-, o narrando hechos que nos pueden parecer incongruentes en función de lo que sabemos y que nos lleva a quebrarnos la cabeza sobre las opciones posibles que pudieran darle explicación. Y todo ello te lleva a seguir avanzando en la lectura sin detenerte —a no ser que tus niños te reclamen con insistencia, tengas que acudir a la oficina,  o la lavadora pierda agua con el consiguiente riesgo de provocar goteras a la vecina de abajo :)
   *Diálogos ágiles fluidos, no forzados, buenas descripciones que te llevan a visualizar con claridad meridiana los paisajes, las estancias o la secuencia de hechos que se suceden en cada escena. Y una narrativa que a mí personalmente me ha gustado mucho, sencilla pero muy cuidada, sin florituras que rompan el ritmo del relato, dinámica o más pausada y bella, en función del pasaje que estuviera narrando.
   *Personajes perfilados, no solo los protagonistas sino también los secundarios, de gran profundidad psicológica y muy coherentes, capaces de infundir desprecio, temor, cariño, afán de protección. Se me ha encogido el corazón y el estómago varias veces por la “actuación” de los personajes, y no solo por los hechos que el narrador cuenta. Antonia Romero, a través de ellos y de la historia, nos emociona, nos alegra, nos hace llorar, angustiarnos, enfadarnos, sentirnos temerosos… Consigue que empaticemos con los sentimientos de los personajes, sobre todo con Nela, por supuesto. Yo he vivido con ella, he sufrido con ella, y he sentido la angustia de su necesidad de saber, la impotencia por las preguntas que quedan sin contestar y cuya respuesta resulta imprescindible para completar el puzle sobre el que construir una vida nueva.
   *Y me ha gustado mucho un final en el que todo encaja y que resulta ser una vuelta al principio para completar ese bucle de información necesaria para reconstruir la historia.

   ¿Que si no he visto nada negativo o que no me haya gustado? Pues la verdad es que no. Tan solo podría decir que me ha resultado previsible en ciertas cosas, que he me anticipado varias veces a lo que se desvela después, pero que a mí me haya sucedido no significa que  ocurra tal cual a los demás lectores. Y de cualquier forma, descubrirlo tampoco es una traba que pueda restarle interés a la historia.

   ¡Felicidades, Antonia! ¡¡Me ha encantado!!



Opinión válida para el Reto Semi Genérico.



19 feb 2015

SENTIMIENTO DE MADUREZ.

   Paseo por Facebook, recorro las noticias que saltan en internet, leo la prensa, miro de reojo lo que aparece en televisión (aunque no mucho, lo reconozco), lo que sucede por la calle, en la oficina, en cualquier parte..., pero sobre todo escucho lo que la gente habla, lo que comentan en relación a todo lo que sucede, analizo aquello por lo que pelean, por lo que luchan, observo cuáles son sus prioridades, a qué dan importancia, por qué trofeos son capaces de perder a los amigos de siempre…
   No es nuevo el sentimiento que me invade a raíz de todo ello, ya me asaltó con fuerza al cumplir la cuarentena, una especie de línea imaginaria que me sacudió y me hizo temer cómo la afrontaría y que, sin embargo, se ha convertido en la etapa de mi reafirmación a nivel personal. Nunca tuve las cosas más claras, para bien o para mal.
   “Los colores de una vida gris” surgió al traspasar ese límite y como respuesta inmediata a ese sentimiento con respecto al mundo, a la vida en general, a la sociedad en que nos han insertado y con la que debemos torear. Y su argumento y su trama (creo que ya muchos lo habrán deducido) no deja de ser en parte un reflejo de mi reacción ante lo que no me gusta, de mi inconformismo ante ciertos cánones, valores, imposiciones, estatutos, normas inmorales o autoimposiciones absurdas condicionadas por los demás. Y de mi deseo de hacer valer la importancia de la amistad, de lo sencillo, de cualidades como la fortaleza, la humildad, el esfuerzo, el tesón, la ayuda mutua..., de dejar patente que la felicidad se consigue en cada minúsculo instante que conforma nuestras vidas y, muchas veces, con las mínimas exigencias. He admirado a muchas personas a lo largo de mis años por la manera en que han llevado a la práctica todo esto.
   Al poco de terminar la novela encontré un escrito en internet que ya recordaba haber leído en alguna ocasión, pero que me impactó especialmente por reflejar casi, casi a la perfección mi forma de sentir en aquel momento, que no es otro que el que sigo teniendo hoy. Y el que reivindico.
   Lo guardé en la carpeta, junto a toda la documentación manejada para la novela, por si alguna vez tenía ocasión de presentarla en público y quería expresar el estado emocional que me sirvió de motor para escribirla. Pero no ha sido así. Paula no ha podido pasearse por ninguna sala, pero sí que ha visitado ya cientos y cientos de hogares. Más de mil. Por eso hoy quiero reproducir lo que aún guardo, lo que en su día escribió Mario de Andrade bajo el título “El valioso tiempo de los maduros”, para que aquellos que hubieran querido acompañarme en esa cita conozcan algo más de la trastienda humana de la novela.
  
   No sé a qué edad se refería él con el término “maduro” y admito no haber echado las cuentas para averiguarlo. Tal vez tenía más años que yo y yo haya “envejecido” pronto, pero así lo siento. Tal cual.


"EL VALIOSO TIEMPO DE LOS MADUROS"
Mensaje de Mario de Andrade 
(Poeta, novelista, ensayista y musicólogo brasileño)

 "Conté mis años y descubrí, que tengo menos tiempo para vivir de aquí en adelante, que el que viví hasta ahora...
Me siento como aquel chico que ganó un paquete de golosinas: las primeras las comió con agrado, pero cuando percibió que quedaban pocas, comenzó a saborearlas profundamente.
Ya no tengo tiempo para reuniones interminables donde se discuten estatutos, normas, procedimientos y reglamentos internos, sabiendo que no se va a lograr nada.
Ya no tengo tiempo para soportar absurdas personas que, a pesar de su edad cronológica, no han crecido.
Ya no tengo tiempo para lidiar con mediocridades.
No quiero estar en reuniones donde desfilan egos inflados.
No tolero a maniobreros y ventajeros.
Me molestan los envidiosos que tratan de desacreditar a los más capaces para apropiarse de  sus lugares, talentos y logros.
Detesto, si soy testigo, de los defectos que genera la lucha por un majestuoso cargo. 
Las personas no discuten contenidos, apenas los títulos.
Mi tiempo es escaso como para discutir títulos.
Quiero la esencia, mi alma tiene prisa... Sin muchas golosinas en el paquete...
Quiero vivir al lado de gente humana, muy humana.
Que sepa reír de sus errores.
Que no se envanezca con sus triunfos.
Que no se considere electa antes de hora.
Que no huya de sus responsabilidades.
Que defienda la dignidad humana.
Y que desee, tan sólo, andar del lado de la verdad y la honradez.
Lo esencial es lo que hace que la vida valga la pena.
Quiero rodearme de gente que sepa tocar el corazón de las personas….
Gente, a quien los golpes duros de la vida le enseñaron a crecer con toques suaves en el alma.
Sí, tengo prisa, pero por vivir con la intensidad que sólo la madurez puede dar.
Pretendo no desperdiciar parte alguna de las golosinas que me quedan… Estoy seguro que serán más exquisitas, que las que hasta ahora he comido.
Mi meta es llegar al final satisfecho y en paz con mis seres queridos y con mi conciencia.
Espero que la tuya sea la misma, porque de cualquier manera, llegarás..."

17 feb 2015

RELATO: "CADENAS DE AMOR".

   No puedo soportarlo más. Este conflicto de emociones que albergo dentro me está matando y no me deja pensar con claridad. Unas pugnan por sitiar mi mente al tiempo que otras buscan liberarme. Y no sé por cuál de ellas abogar. ¡¿Cómo puede un alma blanca disfrazarse de diablo cada noche?! ¡¿Cómo puede confundirme hasta dudar si soy víctima o culpable de lo que dice sentir?! ¡¿Cómo puede confluir amor y miedo con exacta intensidad…, por él, hacia él?!
   Me esfuerzo por insertarlo en un patrón que me permita darle nombre, calificarlo para obrar en consecuencia y decidir si huyo o permanezco unida a él,  si afronto de una vez por todas el desgarro de la despedida o... si sigo padeciendo el dolor físico y moral que me tortura al someterme a su placer... Me quiebra. Este dolor me quiebra aunque su amor lo endulce, aunque un aura de libertad me envuelva, aunque llegue a desvivirse por pintar de dicha cada uno de los minutos cotidianos en los que el sexo no ha lugar. 
   La vergüenza me atormenta, me humilla mostrar las señales de un dominio que su propia cobardía achacaría a un placer mutuo ante quien ose preguntar..., cuando es su ser el que se excita y se perturba,  su rostro el que prende y se desencaja, su delirio el que lo transmuta en un ente extraño que burla a su raciocinio y a su propia voluntad hasta poseerme como una bestia al observar mi desnudez.
   Me embarga el miedo de no saber hasta dónde llegará... y el amor al comprender que no pretende hacerme daño, que es su libido desbocada la que ordena sin piedad. Miedo a perderlo si no me presto, temor a sus represalias… Y amor al apreciar esa felicidad inocente que irradia cuando me fuerza, me inmoviliza y viola mi capacidad de obrar, aunque mezclado con el asco de mí misma que me asola al saberme objeto de su locura, un simple y vulgar objeto de su depravación.
   Callo y me cuestiono cuáles son los límites de la dignidad y cuánto puede esta devaluarse en nombre de algo tan sagrado como el amor. Y cómo ha de alcanzarse un equilibrio entre ambas fuerzas cuando resulta imposible medirlas por igual, cuando a una la rige la mente y a la otra el corazón, con escalas diferentes y sin conversión posible.
   Atesoro mi secreto y mis pupilas deslucen a medida que escasean los encuentros plácidos de antaño. ¡¿Por qué nada puede ser perfecto?! ¡¿Por qué los príncipes azules tienden a decolorarse con el paso de los años?! ¡¿Por qué la vida es tan injusta que te obliga a elegir sabiendo que ninguno de los caminos será completo?!
   Acudo a mi cita contigo para tomar café. Sabes que me estoy ahogando pero no por qué y a mí me falta el valor para delatarme, para soltar un lastre que dejaría mi boca abrasada como tengo el alma. Alcanzas mis manos y las aproximas a ti en un gesto inocente de cariño y compasión. Y entonces lo ves. Te percatas de las marcas que circundan mis muñecas como serpientes amoratadas incrustadas en mi piel. Nuestras miradas se buscan con sagacidad; la mía se inunda de abatimiento y la tuya inquiere  la respuesta a una pregunta que tus labios temen formular, pero que tus ojos dibujan al aire con una grafía impecable: "¿Consientes?".
   Mis párpados se desploman ante la disyuntiva. Me encojo de hombros y solo lloro.
   No sé qué contestar.

15 feb 2015

CRÓNICA DE UNA PRESENTACIÓN: MONTILLA.


Viernes, 13 de febrero de 2015 es la fecha que marca un encuentro entrañable, acogedor, rodeada de amigos con los que fue muy agradable compartir impresiones en torno al amor, a las relaciones de pareja, al erotismo, a los aspectos puramente literarios que subyacen en cada historia ficticia que, en algunos casos como este, bien podría ser la historia real de muchos de quienes la leen. Y por su supuesto, en torno a la novela y a lo que esconde. 


    Aprendo algo de cada encuentro, de cada cita. Porque una presentación no debe ser unícamente un monólogo en el que el autor exponga las razones que le llevaron a escribir su historia, cómo se le ocurrió, cómo la trasladó al papel o qué aspiraba a transmitir con ella; también es una oportunidad única para recabar la opinión sincera de quienes ya la han leído, sus impresiones o sus conclusiones personales, porque queda claro que te enriquece y te ayuda a sopesar si aquello que pretendías plasmar y transmitir mediante letras ha llegado tal cual hasta quien las lee.
 

   Me siento orgullosa de esta novela, aunque pueda sonar a falta de modestia. Y lo siento así porque mis miedos personales de escribir algo que solo transmitiera los aspectos románticos, físicos o sexuales de una relación entre los protagonistas se han disipado por completo. Cuando me hablan de ella, califican su erotismo como sugerente, intenso, detallado pero muy elegante. Pero sobre todo -y es lo que más me llena- me resaltan la profundidad psicológica desplegada por la historia con respecto a los temas de fondo -expuesta desde ambas perspectivas, masculina y femenina-, la construcción de los personajes y la capacidad para despertar la reflexión con respecto al amor y a la pareja, hasta el punto de incitarlos a sacar su propia vida a la palestra para extrapolar a ella lo que previamente se ha leído y comparar. Incluso alaban esas notas de humor desplegadas por las páginas que siempre vienen bien para restarle un poco de peso o densidad a la historia. El viernes se produjo ese feedback tan importante para un autor, ese intercambio de impresiones que me permitió escuchar todo esto impulsándome -anímicamente hablando- a seguir escribiendo. Y charlamos de mucho más: de las "sombras de Grey" (inevitable siendo la fecha que era) y de los secretos de su exitazo comercial, de la importancia de una buena  promoción y, sobre todo, de una buena distribución de la obra para que sea leída -porque es evidente que resulta insuficiente limitarse a escribir una buena historia-, de las demandas y de las modas literarias, de las diferencias que pueda haber entre mi novela y lo que de forma mayoritaria se viene publicando últimamente dentro del género romántico-erótico, de lo acertado o no de catalogar a "A qué llamas tú amor?" como novela erótica cuando el peso del intimismo y de la "realidad social" que muestra y transmite desplaza al sexo a un segundo plano..., de las diferencias entre "querer" y "amar", de la posibilidad real de amar a dos personas a la vez, de la empatía, la tolerancia y la comprensión mutua como soporte básico para sustentar el amor que mantiene unida a la pareja... Hablé y escuché. Y eso me encantó. 



    Extraje una conclusión, o tal vez la reafirmé, a mi salida de Montilla en la noche del viernes, y es que, con independencia de hasta dónde pueda llegar Jana, me siento en conexión plena con quienes ya la han conocido, porque han disfrutado leyendo lo que yo he disfrutado escribiendo, porque he conseguido que reaccionen tal y como yo lo pretendía. Y creo que no hay nada más bonito y reconfortante que eso. 


Con Sole Raya (Librería Nobel)

    Gracias una vez más, Sole Raya, por organizar este evento con tanto mimo y entusiasmo, por leer la novela y dedicarme esa crítica de ella que tanto me ayuda, y por tus palabras de apoyo y de ánimo para que siga en este mundillo poniendo letras sobre un papel (o sobre una pantalla). 
   
Gracias a quienes me habéis dado ya ese voto de confianza y, por supuesto, a quienes tenéis intención de dármelo en algún momento, y a quienes me arropasteis el viernes en La casa del Inca Garcilaso escuchándome y compartiendo vuestras impresiones conmigo. Fue todo un placer. ¡Os amenazo con volver! :)


   


 
 Un beso.
 
¡Por mi Jana, por las alegrías que me está dando el haberle dado vida!

6 feb 2015

"EL CUADERNO DE PAULA" de Sara Ballarín.

  

 SINOPSIS:

¿Qué sucedería si tus deseos más íntimos cayeran en manos de un atractivo desconocido?

Alocada, atolondrada, sexy e impulsiva, Paula es una decoradora que vive en Barcelona y que trata de reponerse de sus heridas. Necesita recomponerse después de una difícil ruptura amorosa. Pero un despiste tonto -deja abandonado su cuaderno, un objeto en el que apunta ideas para un proyecto editorial mezcladas con sus vivencias- cambiará su vida por completo y le hará volver a sentir el deseo y la atracción. Junto a sus inseparables amigos, Nero y Vera, Paula descubrirá el amor, la pasión y los giros inesperados con los que te sorprende la vida.





   Me gusta cambiar de género de una novela a otra a la hora de leer, tocar temáticas distintas y estilos narrativos diferentes, primero por evitar el aburrimiento o la monotonía literaria y segundo, para no incurrir en esas odiosas comparaciones que a veces resulta inevitable hacer cuando tenemos entre manos novelas de corte parecido. Después de haber leído una novela intensa como Un millón de gotas y una romántica, más tranquila y sosegada como Un amor para Rebeca, me apetecía cambiar literalmente de tercio. Y opté por dejarme llevar por las críticas positivas que venía recabando El cuaderno de Paula como novela erótica capaz de arrancarte unas risas a lo largo de sus páginas.
   No quiero anticipar si estoy de acuerdo o no con tales críticas, prefiero explicarme, porque Sara Ballarín me ha sumido en una especie de montaña rusa a medida que avanzaba la obra. Pero vayamos por partes:
   Debo comenzar rompiendo una lanza en favor de la autora por su apuesta por el humor a la hora de escribir la novela. Si el drama es difícil de plasmar y transmitir, hacer reír lo es aún más. Y mantener ese tono hilarante y desenfadado, con golpes jocosos durante más de trescientas páginas, lo intensifica, porque resulta más sencillo entrar en un "trance emocional" de congoja y llanto con el que regar las palabras, que tener de continuo el desparpajo y la vis cómica necesaria para arrancar sonrisas.
   Encontré lo que esperaba en el primer tercio de la novela. Un comienzo original y prometedor, un tono ocurrente con toques continuos de humor que me hicieron reir y sentirme identificada en muchos momentos por su similitud con el humor típico andaluz, y una manera desenfada de narrar las escenas de sexo con la que consigue que, a pesar de su grado de descripción detallada, directa, explícita y sin tapujos, estas no resulten chocantes, groseras o burdas en absoluto.  
   Pero ese gustillo a estilo diferente, capaz de hacerme esbozar sonrisas e incluso soltar alguna risa de vez en cuando como ya he dicho, comenzó a esfumarse ligeramente a medida que me adentraba en el segundo tercio. Y no porque estos rasgos desaparezcan por completo, sino porque la trama se reduce casi de forma exclusiva a los encuentros sexuales entre los protagonistas, y a mí -personalmente a mí (y por eso esta opinión la considero subjetiva)- el sexo por el sexo, incansable, sin una historia de fondo que avance de forma significativa al compás de los encuentros, con tópicos de sexo magnificado e ideal más propio de sueños juveniles que maduros me cansa, no me aporta lo suficiente como para incitarme a seguir leyendo por encontrarla un tanto vacía de contenido. Pero esta es mi percepción particular; obviamente, aquellos lectores que disfruten con las escenas de sexo sin más pretensión no hallarán en este punto un handicap para no leerla. 
   La novela mejora al entrar en la última parte. Y esta afirmación no deja de ser una prueba de que siempre es posible discrepar en opiniones, porque he leído comentarios de algunas otras lectoras que han valorado como negativo lo que a mí más me ha gustado: que la historia gane en profundidad, que la protagonista se plantee las tesituras psicológicas que le impiden avanzar, que ponga sobre la mesa el papel y las repercusiones del miedo, la necesidad de superación, de centrarse en una misma para resolver los conflictos soterrados que no afrontó en su momento y que se han convertido en un  lastre emocional que le impide cerrar puertas para abrirse a oportunidades nuevas, sin complejos, sin censuras ni temores de algún tipo. Recuperé el interés por seguir leyendo y descubrí un cierto sentido y una explicación plausible a lo que había sucedido hasta el momento. Tal vez este último giro se produce, bajo mi punto de vista, de manera un tanto brusca, forzada en cuanto a la actitud de los personajes y a los diálogos que terminan provocando el cambio radical que experimenta la trama, pero aún así no puedo negar que la novela ganó parte de los puntos que había perdido en los capítulos centrales.
   Y me ha gustado el final, aunque no sea el que esperaba o el que hubiera escrito yo, jaja. El romanticismo vertido en las últimas páginas le aporta credibilidad a la historia, la completa y la hace más real y coherente con lo que sucedido hasta el momento.
   En definitiva, El cuaderno de Paula es una novela agradable de leer, con un estilo desenfadado que se agradece para desengrasar neuronas tras lecturas más densas o profundas, con una narrativa hilarante y humorística que la hacen divertida en muchos momentos, con un estilo peculiar para describir el sexo sin tapujos, sin rodeos, consiguiendo que resulte natural y en absoluto desagradable de leer y con toques de intimismo que nos incitan a pensar en la complejidad del ser humano, en la fuerza de sus frustraciones no resueltas, en la incapacidad de adivinar lo que realmente es el amor -y la pasión- hasta encontrarlos de frente y en que merece la pena luchar por ellos cueste lo que cueste. Y dosis de sexo. Bastantes dosis de sexo demasiado utópico y maravilloso para una mente madura como la mía, pero que puede hacer las delicias de las románticas soñadoras.



Novela válida para el Reto Semi Genérico y para el Mes temático del amor de Libros que hay que leer.

1 feb 2015

"UN AMOR PARA REBECA" de MAYTE F. UCEDA

 

SINOPSIS:

Rebeca está a punto de casarse cuando emprende un viaje con sus amigas al corazón de Escocia. En medio de un paisaje de subyugante belleza comienza a dudar que Mario, su prometido, sea el amor de su vida. Pero ¿cómo saberlo?, ¿cómo darse cuenta de que estamos haciendo la elección correcta? Cuando conoce a Kenzie MacLeod, un joven con el aspecto de haber vivido mil vidas del tamaño de la suya, Rebeca encuentra todas las respuestas.
Tres amigas; tres formas diferentes de entender el amor. 



 

   Estoy plenamente convencida de que la complejidad del amor no permite recetas, no admite hacerse con un manual de instrucciones que nos facilite manejarlo con soltura, ni siquiera que nos aventure cuál será su funcionamiento y sus efectos sobre nosotros. La posibilidad de control de un sentimiento, de una emoción tan fuerte -y tan particular a la vez- como puede suscitarnos el amor es ilusoria, entre otras cosas porque ni siquiera sabemos cómo se manifiesta, ni siquiera somos capaces de reconocerlo -al verdadero amor- hasta que llega aquel "que te corta el aliento y te deja sin respiración, el que te hace pensar que morirás si no estás con esa persona", tal y como dice Enric (el hermano de Rebeca) en la propia novela. Pero..., ¿y hasta ese momento...? ¿Cómo saber si lo que estamos sintiendo hacia la persona a la que nos hemos unido es amor? ¿Cómo saber si será duradero o fugaz, si se hará estable y profundo o será tan solo el fruto de un embelesamiento pasajero que terminará pereciendo y sumergiéndonos en el hastío, en la rutina o en el vacío? ¿Cómo saber si debemos seguir esperando aun a riesgo de no encontrar aquello a lo que aspiramos, si merece la pena renunciar a lo que tenemos por algo que no sabemos si llegará a funcionar, o si será tan intenso como prevemos?

   Vivir es un riesgo y el amor lo incrementa, nos hace balancearnos en esa cuerda floja del no saber, jugar en un tablero en que se conjugan nuestras ilusiones, nuestro carácter, nuestros sentimientos incontrolables, nuestra tendencia a enamorarnos con mayor o menor facilidad, nuestras aspiraciones, la educación y la moral que nos ha sido dada inculcada y las costumbres que nos han sido impuestas y que es pobable que nos condicionen bastante más de lo deseable en el momento de tomar decisiones, de elegir cómo vivir nuestra vida y con quien. Porque tales decisiones y las consecuencias de las mismas no sólo nos afectan a nosotros, también lo hacen con quienes nos rodean, y esto puede convertirse en el motor que nos empuje hacia un camino de felicidad o que nos lastre y termine por encarcelarnos en la cruda realidad o en el mundo de los sueños en el que nos empeñamos en vivir. 

   Todas estas preguntas, todas estas cuestiones las he barajado alguna vez, y las he encontrado sumergidas a lo largo de las páginas de Un amor para Rebeca, entremezcladas en la trama preciosa que Mayte F. Uceda ha trazado. Y pueden deducirse de cuanto acontece, de las reflexiones de sus personajes, de sus conversaciones y de sus actitudes; personajes, he de decirlo, perfectamente perfilados, creíbles al máximo, casi tangibles a nivel físico y con una profundidad emocional que los hace coherentes a lo largo de toda la historia y que a nosotros nos permite forjarnos una idea de su carácter. Para mí: adorable y encantador Kenzie, fiel a sus principios; odioso Mario, frío y autómata; y sentimientos encontrados hacia Rebeca, la protagonista, sensible y comprensible a ratos, y en otros, despertando mis ganas de zarandearla por su débil temperamento cuando más necesitaba hacerse valer, aunque claro, ni su edad es la mía (y puede que la experiencia explique nuestra perspectiva distinta ante ciertas cosas), ni tampoco lo son su educación y sus costumbres con respecto a las que yo tengo. De cualquier forma, y con independencia del grado de empatía que yo haya podido sentir hacia ella (en el fondo me simpatiza y le he cogido cariño, no creáis que no) despertar en mí ese cúmulo de sentimientos al ver lo hacía, lo que pensaba o su forma de actuar..., querer abrazarla, animarla, reñirle o zarandearla como si fuera una amiga y no un personaje de ficción revela el acierto con que la autora ha sabido dar vida al personaje, dotándola de realismo y de humanidad, lo cual me parece digno de alabar.

   Si tengo que ponerle algún "pero" a la novela (y esta es una opinión que considero subjetiva), tal vez sea en relación al ritmo de la narración, al discurrir de la historia. El principio me pareció bien, me enganchó desde las primeras páginas, pero llegó un momento en que la novela se me hizo un poco lenta, quizás porque Mayte F. Uceda se recrea en las descripciones históricas y en los entornos preciosos de Escocia en demasía (cosa que admito que puede suponer un disfrute para otros). A pesar de reconocer que la ambientación -temporal y espacial- es muy buena (te surmeje completamente en el entorno escocés, lo percibes), bajo mi punto de vista transcurre demasiado tiempo, demasiadas páginas sin que la novela cobre vida en cuanto a sucesos significativos que despierten realmente el interés del lector. No obstante, su narrativa ágil y cuidada (que va ganando en belleza conforme avanza la novela) mantienen el interés por seguir leyendo sin pesadez y sin que resulte tediosa en absoluto. En el último tercio, sin embargo, el giro que la historia experimenta despertó muchísimo mi interés por conocer lo que sucedería después, con el añadido además de que en esta última parte, el aumento de reflexiones dejadas caer en torno al amor, a nuestras decisiones en relación con él, a la efectividad real de las consecuencias de tales decisiones o a nuestra forma de comportarnos y de actuar en pareja enriquecen la novela al aportarle una profundidad psicológica que hasta el momento no tenía y que ha hecho que a mí termine por conquistarme, sin contar, por supuesto, con la belleza de las escenas y el romanticismo que la autora despliega al llegar al final.

   Renunciar a encontrar a alquien mejor que a quien tenemos puede privarnos de esa dulce borrachera de amor que nos inundará de emociones dignas de ser vividas.
   Renunciar a quien tenemos por buscar al hombre o a la mujer de nuestros sueños puede conducirnos a la soledad propia de los utópicos, de los idealistas, de los irracionales.
   Abandonar un amor en pleno apogeo, en plena cúspide emocional, lo idolatra y no nos permite borrar su huella de nuestra mente jamás, para bien o para mal. 
   El dolor de un amor pleno pero fallido puede inducirnos a una muerte lenta, a una muerte anímica que no nos permita seguir viviendo la vida en paz. 
  Tomar decisiones atendiendo a nuestra propia felicidad puede herir los sentimientos ajenos. 
   Tomar decisiones atendiendo a los demás puede terminar destrozándonos a nosotros mismos, ahogados en la tristeza y, puede que incluso, en la impotencia. 

   ¿Qué camino tomará Rebeca? ¿Qué decisiones adoptará? 
   Descubridlo vosotr@s, merece la pena.


(Opinión válida para el Reto Semi Genérico y para el Mes temático del amor de "Libros que hay que leer").