Viernes, 13 de febrero de 2015 es la fecha que marca un encuentro entrañable, acogedor, rodeada de amigos con los que fue muy agradable compartir impresiones en torno al amor, a las relaciones de pareja, al erotismo, a los aspectos puramente literarios que subyacen en cada historia ficticia que, en algunos casos como este, bien podría ser la historia real de muchos de quienes la leen. Y por su supuesto, en torno a la novela y a lo que esconde.
Aprendo algo de cada
encuentro, de cada cita. Porque una presentación no debe ser unícamente un
monólogo en el que el autor exponga las razones que le llevaron a
escribir su historia, cómo se le ocurrió, cómo la trasladó al papel o qué aspiraba a transmitir con ella; también
es una oportunidad única para recabar la opinión sincera de
quienes ya la han leído, sus impresiones o sus conclusiones personales, porque queda claro que te enriquece y te ayuda a sopesar si aquello que pretendías plasmar y transmitir
mediante letras ha llegado tal cual hasta quien las lee.
Me siento orgullosa de esta novela, aunque pueda sonar a falta de modestia. Y lo siento así porque mis miedos personales de escribir algo que solo transmitiera los aspectos románticos, físicos o sexuales de una relación entre los protagonistas se han disipado por completo. Cuando me hablan de ella, califican su erotismo como sugerente, intenso, detallado pero muy elegante. Pero sobre todo -y es lo que más me llena- me resaltan la profundidad psicológica desplegada por la historia con respecto a los temas de fondo -expuesta desde ambas perspectivas, masculina y femenina-, la construcción de los personajes y la capacidad para despertar la reflexión con respecto al amor y a la pareja, hasta el punto de incitarlos a sacar su propia vida a la palestra para extrapolar a ella lo que previamente se ha leído y comparar. Incluso alaban esas notas de humor desplegadas por las páginas que siempre vienen bien para restarle un poco de peso o densidad a la historia. El viernes se produjo ese feedback tan importante para un autor, ese intercambio de impresiones que me permitió escuchar todo esto impulsándome -anímicamente hablando- a seguir escribiendo. Y charlamos de mucho más: de las "sombras de Grey" (inevitable siendo la fecha que era) y de los secretos de su exitazo comercial, de la importancia de una buena promoción y, sobre todo, de una buena distribución de la obra para que sea leída -porque es evidente que resulta insuficiente limitarse a escribir una buena historia-, de las demandas y de las modas literarias, de las diferencias que pueda haber entre mi novela y lo que de forma mayoritaria se viene publicando últimamente dentro del género romántico-erótico, de lo acertado o no de catalogar a "A qué llamas tú amor?" como novela erótica cuando el peso del intimismo y de la "realidad social" que muestra y transmite desplaza al sexo a un segundo plano..., de las diferencias entre "querer" y "amar", de la posibilidad real de amar a dos personas a la vez, de la empatía, la tolerancia y la comprensión mutua como soporte básico para sustentar el amor que mantiene unida a la pareja... Hablé y escuché. Y eso me encantó.
Me siento orgullosa de esta novela, aunque pueda sonar a falta de modestia. Y lo siento así porque mis miedos personales de escribir algo que solo transmitiera los aspectos románticos, físicos o sexuales de una relación entre los protagonistas se han disipado por completo. Cuando me hablan de ella, califican su erotismo como sugerente, intenso, detallado pero muy elegante. Pero sobre todo -y es lo que más me llena- me resaltan la profundidad psicológica desplegada por la historia con respecto a los temas de fondo -expuesta desde ambas perspectivas, masculina y femenina-, la construcción de los personajes y la capacidad para despertar la reflexión con respecto al amor y a la pareja, hasta el punto de incitarlos a sacar su propia vida a la palestra para extrapolar a ella lo que previamente se ha leído y comparar. Incluso alaban esas notas de humor desplegadas por las páginas que siempre vienen bien para restarle un poco de peso o densidad a la historia. El viernes se produjo ese feedback tan importante para un autor, ese intercambio de impresiones que me permitió escuchar todo esto impulsándome -anímicamente hablando- a seguir escribiendo. Y charlamos de mucho más: de las "sombras de Grey" (inevitable siendo la fecha que era) y de los secretos de su exitazo comercial, de la importancia de una buena promoción y, sobre todo, de una buena distribución de la obra para que sea leída -porque es evidente que resulta insuficiente limitarse a escribir una buena historia-, de las demandas y de las modas literarias, de las diferencias que pueda haber entre mi novela y lo que de forma mayoritaria se viene publicando últimamente dentro del género romántico-erótico, de lo acertado o no de catalogar a "A qué llamas tú amor?" como novela erótica cuando el peso del intimismo y de la "realidad social" que muestra y transmite desplaza al sexo a un segundo plano..., de las diferencias entre "querer" y "amar", de la posibilidad real de amar a dos personas a la vez, de la empatía, la tolerancia y la comprensión mutua como soporte básico para sustentar el amor que mantiene unida a la pareja... Hablé y escuché. Y eso me encantó.
Extraje una conclusión, o tal vez la reafirmé, a mi salida de Montilla en la noche del viernes, y es que, con independencia de hasta dónde pueda llegar Jana, me siento en conexión plena con quienes ya la han conocido, porque han disfrutado leyendo lo que yo he disfrutado escribiendo, porque he conseguido que reaccionen tal y como yo lo pretendía. Y creo que no hay nada más bonito y reconfortante que eso.
Con Sole Raya (Librería Nobel) |
Gracias a quienes me habéis dado ya ese voto de confianza y, por supuesto, a quienes tenéis intención de dármelo en algún momento, y a
quienes me arropasteis el viernes en La casa del Inca Garcilaso escuchándome y compartiendo vuestras impresiones
conmigo. Fue todo un placer. ¡Os amenazo con volver! :)
Un beso.
¡Por mi Jana, por las alegrías que me está dando el haberle dado vida! |
Cuando los lectores te "cuentan" tu novela es cuando, creo, empiezas a respirar con ella. Es básico en los tiempos que corren recibir eso de vuelta y estoy convencida de que te pasa como a mí: necesitas saber si has aprendido algo desde la última vez.
ResponderEliminarEnhorabuena.
Lo que más necesito es comprobar cómo ha llegado hasta el lector lo que yo he querido transmitir, si he sido capaz de plasmarlo con la suficiente claridad para que se capte, o si el lector ha sabido bucear entre las letras para sacar lo que esconden. Y por supuesto esas críticas que me dicen, efectivamente, hacia dónde voy con cada nueva cosa que escribo. Ese intercambio de información es crucial, lo demás sería escribir a ciegas.
EliminarGracias! :)
Felicidades Pilar. Deseo que tu novela ¡A qué llamas tú amor? vuele muy alto pues te lo mereces, porque tú le pones mucho amor en cada letra. Así que, yo llamo amor al que le pones tú a tus obras.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo amiga.
Lola Barea.
Qué bonito lo que me dices, Lola, mil gracias!!! Puedo hacerlo extensivo a tu obra, con más razón aún, porque la poesía sí que es muchas veces amor en estado puro y la que nace de ti es preciosa!!
EliminarUn beso, guapa!
Me alegro mucho de la experiencia que estás viviendo con esta novela. Enhorabuena, y que no acabe!! Un besote!
ResponderEliminarGracias, Meg! Eso me gustaría :)
EliminarUn beso!