Cuatro años han mediado desde la publicación de mi última novela hasta la que te presento hoy. Quizá te preguntes el porqué de tanto tiempo, ya que la mayoría de los escritores suelen poner los dedos sobre las teclas con bastante más asiduidad. Pero yo es que no me siento una escritora al uso, qué le voy a hacer.
Mi necesidad no nace por un afán de escribir, no me va la vida en ello; si en algo me va la vida es en el hecho de contar, de transmitir un idea, una reflexión ficcionada, una manera de sentir ante el mundo y ante la gente, sumados a alguna suerte de reto personal que me obligue a madurar y a crecer en el arte de escribir. Para sentarme, necesito, por tanto, que brote un germen en forma de flash, que me estreche entre sus brazos, me sacuda y no me suelte mientras se expande dentro de mí el entusiasmo con más urgencia que la espuma, sin poderlo contener. Ahí es cuando agarro una silla, emborrono un cuaderno, inundo mi cabeza de datos y arranco a golpear el teclado con la imaginación puesta en otro lugar.
Me hice un día algunas preguntas muy sencillas, antes de que todo esto se precipitase: «¿Por qué los demás se empeñan, muchas veces, en marcar el rumbo de una vida que compete a cada cual?». Bien está que, a veces, las circunstancias intercedan en nuestras decisiones hasta el punto de condicionar lo que hacemos, cuándo, cómo y dónde —a fin de cuentas, Ortega y Gasset podría llevar razón cuando dijo: «Yo soy y y mis circunstancias»—; pero, ¿por qué hemos de consentir que el origen de esas circunstancias provenga de una manera de pensar o sentir ajenas, por qué debemos permitir que unas convicciones, que no son las nuestras, tracen nuestro camino vital, obligándonos a dar pasos en una dirección opuesta a la que nosotros deseamos? Ese día reparé, con gravedad, en lo injusto que resulta colocar el devenir de nuestra existencia en manos ajenas por obligación. Por imposición. Por amor. O, incluso, por cobardía.
Dándole vueltas al tema, pensé en un salto generacional de setenta años; en dos vidas selladas por sentimientos iguales, pero ubicadas en épocas diferentes; en un pueblo que vivió durante muchísimos años marcado por un acontecimiento histórico que lo puso por completo del revés; en dos amigas con mentalidades muy dispares; en una madre de convicciones rancias, acordes a la época, y otra madre aguerrida y anticipada al futuro; en amores cruzados que brotan como una hemorragia, sin saber qué vaso la alimenta, cuál es su procedencia ni el porqué de tanta fuerza; en el silencio espeso que oprime los corazones bajo la excusa de evitar daños mayores; en las nefastas consecuencias que se derivan de las indecisiones; y en la valentía y el amor propio que, agazapados, esperan una oportunidad de oro para hacerse notar.
De este cóctel de pensamientos nació Entre hilos de silencio, una historia compuesta por dos hilos argumentales centrados en épocas distintas, pero que comparten personajes y que están, como no podía ser de otra forma, entrelazados y muy relacionados. Podría decir que uno de los hilos constituye la raíz y el tronco de la historia; el otro, los frutos, dulces o amargos, eso no lo voy a desvelar. Lo que sí voy a desvelar es cuánto he disfrutado escribiendo la novela, cargada de sentimiento y sensibilidad, de lucha, conflictos, fuerza, valentía y amor. Cuánto me ha gustado conocer a fondo a los personajes y su evolución a lo largo del tiempo. Cuánta nostalgia me ha provocado echar la vista atrás al documentarme, descubrir en el proceso parajes, rincones y costumbres que formaron parte de la vida de mis propios familiares, reparar en los avatares que tuvieron que enfrentar, hurgar en los recodos de mi memoria para recrear estampas reales, anudándolas luego con la ficción.
He tardado cuatro años en volver, pero a mí me ha merecido la pena. Porque lo he hecho con una historia que me dibuja una sonrisa de satisfacción al pensarla, que me llena esta alma de escritora que tengo, que me estrecha este corazón familiar que tantas veces me ha hecho emocionarme y hasta llorar mientras narraba al detalle la trama.
Espero que a vosotr@s, lector@s, también os dibuje una sonrisa en la boca y en los ojos al tiempo que la vivís.
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Detalles y sinopsis en la página de la novela (pincha en el enlace para acceder).
Lanzamiento: 5 de junio de 2024.
Formatos: digital, papel y audiolibro
Editorial: HarperCollins Ibérica, sello Harper F.