Veo lucir el sol radiante a través de mi ventana, desafiando al frío gélido que inunda las calles, amparando a los árboles de hojas secas pintadas en ocre, a las gentes que frotan sus manos al tibio calor de su propio aliento… No quiero salir. Huyo de villancicos que arrugan mi alma de inmensa nostalgia, de aquellas figuras de barro y arcilla que me evocan recuerdos de quien ya no está, de guirnaldas y borlas que conmemoran un tiempo feliz que para todos no existe. Entonces decido elevar al cielo un abeto esbelto sobre cuyas ramas no lucirán, por esta vez, cintas de colores, lazos o espumillón, tan sólo estrellas, como homenaje sincero a quienes pasaron por mi vida y me dejaron un hondo calado en el corazón. Esta Navidad, y que Dios me perdone, mis entrañas me piden que ese homenaje vaya por ellas. Por ellas y por esas gemelas almas a quienes tan bien representan.
Colgaré una estrella por Lucía, por aquel aciago día en que se vio abocada a canjear su honor por una falda corta y una fría esquina; por Raquel, que por fin dio sentido a su vida en aquel lugar recóndito e insospechado; por Maite, cuya situación vulnerable la hizo víctima del poder; por Clara, a la que el miedo y la humillación le arrebató su dignidad; por Lidia, que prendió a perpetuidad un lazo rosa en la solapa; por Rosario, que acabó encerrada en un mundo propio; por Mónica, que no dudaría un ápice en dar la vida por cualquiera de los suyos...; por quienes ríen, a pesar de todo; por quienes aman, sin censuras ni reproches; por aquéllas que todavía se apasionan, a pesar de la edad…
Mi hija llega y me pregunta quiénes son, al ver sus nombres reluciendo entre destellos fulgurantes. “Amigas, amigas del corazón”.
No tuve la suerte de hablar con ellas, sólo fui testigo de sus vidas, aunque un testigo especial, de los que sienten y perciben aquello que no fluye al exterior. Me gustaría haberlas podido sentar a mi mesa, haber seguido, para siempre, compartiendo sus entresijos cargados de sentimiento. Pero dudo si estarán, si se han marchado para siempre o volverán. Las busco a mi alrededor y me parece verlas, en cada esquina, en cada rincón. Las llamo pero no me escuchan. Son y no son.
Ignoro qué habrá sido de ellas, ni lo que será. Por ello, sólo puedo desearles, con toda la fuerza de que soy capaz, que el futuro las inunde de felicidad.
¡Va por todas!
*FELIZ NAVIDAD*
Noche de paz - Andrea Bocelli
Noche de paz - Andrea Bocelli
Feliz Navidad también a tí, espero que disfrutes mucho de las fiestas.
ResponderEliminarNo he podido evitar fijarme en que ya compartimos alguna "amiga".
Un beso