A lo largo de estos días se me han ido ocurriendo diversas formas de comenzar esta entrada, pero las he desechado todas porque quería escribirla dejándome llevar por lo que realmente sintiera en tal momento. Estoy acostumbrada a ponerme en piel ajena cuando escribo, a imaginar los sentimientos de mis protagonistas ante decenas de situaciones, pero sería absurdo empatizar conmigo misma tres días antes pudiendo permitir que emociones reales guiaran mis dedos. Y resulta que ahora tengo la mente en blanco y el corazón cabalgando por mis entrañas provocando el agotamiento de las reservas de oxígeno que me rodea, y con una ristra de emociones rezumando por mi cuerpo difíciles de catalogar. Y de interpretar.
Supuse que llegado este momento me sentiría nerviosa, acelerada, contenta, impaciente, incluso asustada... Y sin embargo me invade un sentimiento de nostalgia, de emoción contenida, de calma, de meditación profunda de lo que ha supuesto el proceso de creación de mi obra, del esfuerzo invertido, de las expectativas puestas en ella, de su crecimiento y maduración lenta a lo largo del tiempo, de todo lo que he aprendido escribiéndola... Y siento ganas de llorar. Porque en ella va un trozo de mi alma, una pizca del orgullo que siento de haber vuelto a conseguir una meta que creí lejana y complicada de alcanzar, y esa parte desdoblada de mí misma que durante tantos días adoptó el perfil de unos personajes muy queridos y admirados para pensar como ellos, para actuar como ellos, para vivir como ellos con el único fin de darles el realismo que merecían.
Hoy toca abrir las puertas de casa y dejarla salir, verla marchar hacia un mundo que puede resultarle cálido o tal vez inhóspito. Hoy toca soltar riendas y esperar a ver si tiene la madurez suficiente para sobrevivir sin ser vapuleada, observando sus pasos desde la distancia y sufriendo con ella las alegrías y las penas, la salud o la adversidad, con el corazón en la mano diciéndome que es la más bonita del mundo, porque para eso soy su madre y a las madres se les permiten ciertas licencias de vez en cuando, aunque en el fondo seamos muy conscientes de la realidad.
Me habría encantado presentarla en sociedad con un vestido de celulosa, porque siento que se lo merece (y perdón por una falta de humildad a la que no acostumbro). Pero soy consciente de que no se puede tener todo en esta vida, porque entonces los sueños no tendrían razón de ser y perderíamos ese motor fuerte y poderoso que nos impulsa a seguir adelante, a luchar por lo que queremos, a vencer obstáculos, a superarnos a nosotros mismos y a saborear finalmente, con muchísimo mayor placer, aquello que terminamos por alcanzar y que siempre deseamos.
En unos minutos, cuando el ratón de mi ordenador pulse la opción mágica que figura aquí arriba, el mundo literario se impregnará de colores. Y vuestra vida de lectores avezados también, si así lo queréis.
Gracias por todo el cariño que me habéis demostrado en estos días.
¡Muchísima suerte, pequeña!
Booktrailer
Muchísima suerte a madre e hija!!! Voy a por ella. Un besazo a las dos.
ResponderEliminarVenga, venga, venga, ya estamos!!! todo va a ir bien. De momento ya la tengo, y ya leí el primer capítulo que adelantaste, tachaaaaaaan :-D Muy bueno eso de estrenar en viernes!!! Un besazo!
ResponderEliminar¡Uff! Gran entrada y emocionante canción. Tus colores ya son los míos. Enhorabuena.
ResponderEliminar¡Muchos besos!
Muchísima suerte!!! Ahora toca verla crecer. Y seguro que te va a dar muchas alegrías!
ResponderEliminarBesotes!!!
Ya lo ves, todo ha ido bien ;) Esperemos que siga así muuuuuuuuuuuucho tiempo. Que crezca guapa y sana.
ResponderEliminarMucha suerte, Pilar! Ya verás que muy pronto tu niña cambiará su vestido por ese que deseas, no tengo ninguna duda de ello, se lo merece ella y tú por el gran trabajo y la alta calidad.
ResponderEliminarBesos
¡¡Enhorabuena!! Me alegro un montón, ahora a esperar el éxito, ea.
ResponderEliminarLe deseo toda la suerte del mundo a tu recién nacida guapetona: seguiré atentamente sus primeros pasos! 1beso!
ResponderEliminarMucha suerte Pilar, te deseo lo mejor, de corazón. Besos
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