¡Hoy me he despertado tempranito, porque tengo que cumplir una importantísima misión!
Fuente: Tienda de arte - http://www.artelista.com/ |
He cogido a mi muñeca Dora, la que tiene el pelo rizado y es de color, como yo, y he saltado despacito por encima de la manta de colores y agujeritos con la que nos arropa mi madre a mis hermanos y a mí por las noches a la hora de dormir. Oigo llorar a Wanda en la habitación de al lado, pero todos los demás duermen. Los papás ya se han ido a trabajar y hasta la noche no volverán. No podré despedirme del mío, porque si se entera de mi aventura, no me dejará marchar; aunque tampoco sé ahora mismo dónde está. Mi mamá dijo que le habían cambiado su trabajo de lugar y que ahora está muy disgustado, porque esta avenida es muy grande, los coches corren demasiado y el semáforo está tan poco tiempo en color rojo que apenas puede vender, y además ¡hasta lo pueden atropellar! Antes repartía muchos pañuelos, arbolitos de colores, de los que huelen bien, y otros adornitos para el coche, pero ahora casi toda la gente le dice que no y muchas veces ni lo miran.
Pero mi papá no es el único que tiene problemas, yo lo sé, porque me lo dicen mis amigos en el comedor de los curas, cuando vamos toda la familia para almorzar. Denisa, mi amiga rumanita, ya no va al colegio. Sale todas las mañanas con su madre a buscar chatarra, pero ya casi no encuentran, porque han venido muchos desde su país y todos tienen un trabajo igual que ellos. Pero no quieren marcharse. Ella dice que su mamá tuvo más niños para que no los echaran de aquí, porque esto era el paraíso. Podían ir al cole a aprender y aquí los curaban gratis, pero yo no sé si eso es verdad, que esto sea el paraíso, aunque todos se empeñen muchas veces en decirlo.
Un día le pregunté a mamá por qué vivíamos aquí, en este país llamado España, si todos son blancos menos nosotros. Ella me dijo que para huir del infierno en el que antes estaban, pero yo no lo entendí. Creía que uno iba al infierno cuando se moría, pero ellos aún estaban vivos cuando decidieron venir aquí. Pensando mucho, me dije que entonces ahora debíamos estar en el Cielo, pero yo no lo imagino de esta forma. La profe de religión nos dice que el Cielo es un lugar mágico donde nadie sufre y todos viven en paz y colmados de felicidad, y yo creo que eso no ocurre aquí. Rosi llora casi todas las mañanas. Su mamá es de un país llamado Bolivia, o algo así, y a ella también le dijo que hizo un viaje muy, muy largo porque esto era el paraíso. Pero ahora no la ve. Trabaja cuidando abuelitos en una casa y no puede estar con ella durante toda la semana, tan sólo cuando llega el sábado, y el domingo se tiene que volver a marchar. Pero yo le digo que ella tiene mucha suerte, porque su mamá trabaja calentita en un hogar y como sabe español, cuando la echan de un trabajo, casi siempre encuentra otro; siempre con ancianitos y durante muchas horas, pero al menos tiene un poquito de dinero para comer y vestir. Así es que yo sigo sin saber dónde se encuentra el paraíso y por eso un día se lo pregunté a Sofía, mi amiga española del cole que antes vestía muy bien, pero que ahora casi siempre va con chandal y con rodilleras de la feas, (que ella odia porque dice que son de niño y antes nunca las llevaba), y me ha dicho que está en Las Bahamas, al menos eso es lo que dice su madre, pero tampoco sé dónde está ese lugar. Estuve a punto de preguntárselo a alguno de los niños nuevos que ahora van al comedor, con unos padres muy bien vestidos que yo no había visto nunca antes, pero no me atreví, me miraban con recelo, como si yo fuera un bicho raro o algo así; aunque ahora también ellos van allí, así es no deben de ser mejores que yo, eso dice mi mamá.
Un día les escuché hablar de el Salvador, ese hombre famoso que manda ahora en nuestro país, creo. Decían que les había engañado, que prometió venir a salvarnos a todos de lo malo que antes había hecho otro, pero que estaba “hundiendo el país”. Yo miré en el suelo y en la calle y me pareció que todo estaba igual de llanito que siempre, pero no les pregunté por qué. Y también les escuché decir que todo acabaría destruído si no aparecía un nuevo Mesías que nos trajera paz y mucha prosperidad, porque pronto nadie tendría ya para comer. Y yo me preocupé, así es que he decidido ir a buscarlo. La profe de religión siempre dice que El Mesías no es de este mundo, pero yo creo que sí, que ha decidido volver, al menos yo eso creo, porque un hombre tan famoso como San José salía antes por la tele predicando y diciendo que se iba a arreglar todo, como si fuera un profeta de los que salen en la Biblia, y además..., creo que hasta tenían el mismo oficio los dos. Aunque... ¿San José era zapatero... o era carpintero...?
He guardado en mi mochila unas botellas de agua, algo de comer y una rebeca por si hace frío. Sé que vendrá al mundo el 24 de diciembre y tengo que llegar la primera para traerlo hasta aquí nada más nacer. Porque Rosi, Denisa y yo ya no queremos viajar más, queremos quedarnos aquí. Y mis amigos del cole -Ruben, que ahora vive con sus abuelos todos juntos en la misma casa porque un señor banquero se quedó la suya; María, que antes me daba toda su ropa cuando ya estaba un poquito gastada y ahora lleva puesta la de su prima, que es dos años mayor; Ernesto, el que tenía antes ese coche tan grandote y tan bonito y que ahora siempre viene en bici al cole con su papá...- todos esos, tampoco se quieren marchar. ¡Así es que yo seré la salvadora, yo iré en busca de El Mesías! Pero antes de partir, miraré un ratito al cielo a ver si encuentro una estrella muy brillante que me guíe como la de Belén, para que Dora y yo sepamos hacia dónde caminar.
¡Vosotros esperadme! Que yo lo traeré de la manita cargado de paz y felicidad. Lo prometo.
¡Madre mía que historia tan bonita, pero tan triste en el fondo!.
ResponderEliminarMuchas gracias por compartirla.
Un saludo.
Gracias a ti por leerla! Sí, la naturalidad de los niños son los que muchas veces son hacen ser más conscientes de la realidad y de cómo la viven. Es triste, pero cierto, desgraciadamente!
EliminarBesos.
Ay, qué penita estos pobres niños. Pero me ha encantado la historia, aunque por desgracia esté basada en hechos reales...
ResponderEliminarEstas fechas parece que son más proclives para pensar en ellos, aunque no deberíamos olvidarlos nunca.
EliminarUn besito, Espe!
Esta niña es un bomboncito! Qué triste la situación a la que hemos llegado, y como duele ver a estos pobres niños en determinadas situaciones. Estamos retrocediendo 30 años, en lugar de avanzar y poder disfrutar de un mundo mejor. He recordado muchas cosas de cuando era pequeña y que ahora las vivimos otra vez, por desgracia. Un relato muy bonito, pero muy triste y duro por ver la realidad desde los ojos de los niños, esas personas indefensas que son las principales perjudicadas por los trapicheos de unos cuantos sinvergüenzas.
ResponderEliminar¡Felices fiestas, guapa!
Besitos
Y además de vulnerables, inteligentes, son más conscientes de la realidad de lo que pensamos, aunque no sepan muchas veces darle la interpretación correcta, pero la perciben de primera mano. Una pena que tengan que pasar por situaciones semejantes siendo tan pequeños. Esperemos que todo vaya a mejor; ahora es, más que nunca, tiempo de esperanza, ¿no?
Eliminar¡¡Feliz Navidad!!
Un beso!
Una historia preciosa pero triste. Triste sobre todo porque tiene tanto de real por desgracia. Y no parece que la cosa vaya a cambiar pronto. Y serán tantos los niños que tengan que sufrirlo y crecer antes de tiempo...
ResponderEliminarBesotes!!!
Sí, es triste. Tal vez porque en estas fechas una suele plantearse más a fondo todas estas injusticias, aunque siempre estén presentes, y cuando se trata de niños inocentes me afectan aún más, como a casi todos, supongo. Gracias por leerlo a pesar de todo :)
EliminarUn besito!
Este no lo había leído todavía, el tiempo apremia...parece que vivimos dentro de un reloj que da vueltas. Me ha gustado mucho aunque muy triste, pero llega al corazón directamente que es lo importante. Esos niños saben más de la vida que cualquier persona de más edad. Genial composición llevada hasta el final, no he podido soltarlo hasta terminar.
ResponderEliminarUn beso grande
Rosa
Muy bonito, pero triste...
ResponderEliminar