¡Sí, sí,
ya lo sé!, ya sé que os estáis preguntando qué hago otra vez por aquí después
de haberle echado la cortinilla al blog, ¡sólo la cortinilla!, porque la
puerta, lo que se dice la puerta, tampoco es que la hubiera cerrado y de
haberlo hecho habría sido con una llavecilla endeble y minúscula, como las de
esos diarios que teníamos de pequeñas para guardar nuestros grandes secretos
sin saber que con una simple horquilla quedaban más vendidos que un disco de El
Fary en un bar de carretera. O puede que no, que nos os preguntéis nada porque
es la primera vez que pasáis por aquí, en cuyo caso, yo, por simple deferencia
hacia vosotros, tendría que explicaros que por circunstancias personales
-ampliamente debatidas conmigo misma y con alguna otra pobre cabeza de turco
que encontré por ahí-, decidí tomarme un pequeño respiro en esta carrera de
fondo que se inició con la puesta en escena de las protagonistas de este libro,
sí, el que figura dibujado por los rincones del blog y que da título a su
cabecera. Aunque también es posible que me digáis -con mucha diplomacia, eso
sí- que os importa un bledo lo que yo decidiera hacer con mi vida, que los
chismes interesantes de los personajes públicos (y yo no lo soy) se concentran
en la sobremesa de la 5; y entonces no solo tendríais razón, también gozaríais
de toda mi admiración.
La
cuestión peliaguda es que me fui sin saber cómo ni cuándo volver. Ni tan
siquiera si lo haría. Tranquila, relajada, consciente y segura de haber tomado
una buena (¿e irrevocable?) decisión. Y un mes y medio más tarde, cuando ya
estaba en casa con el pijama puesto, la bata de guatiné y mis zapatillas azules
de borreguito por dentro, allá que viene mi madrina de ceremonias (Ana Kayena)
a lo suavón y como quien no quiere la cosa a sacarme de nuevo a la palestra con
su genial propuesta del Bloguero Invisible. Lo primero que hice fue mirarme las
uñas, limaditas y preparadas para darme un pintadito de esos que no me duran
nada, y automáticamente temí por su integridad física y por dejármelas, a base
de mordedura, a la altura de la media luna de pura envidia cochina que me ibais
a dar todos de aquí al día de Reyes en caso de no participar. Porque el año
pasado me lo pasé como los indios, no sé si lo sabéis. Aún así, decidí
consultarlo con la almohada porque, entre otras muchas cosas, me gusta ser
coherente con mis principios y con mis decisiones meditadas y estudiadas hasta
la saciedad, y la de dejar reposar el blog fue sin duda una de ellas.
(Las once y media, abrazo la almohada y me
dispongo a dormir, las doce de la noche, cabeza mirando al techo, ojos como
platos. La una y diez de la madrugada, cuello torcido hacia la derecha, todo
oscuro, ojos entornados sin ver ni torta. Dos menos cuarto, despierta y
ligeramente cabreada, mi marido ronca y no me deja pensar (codazo). Dos y
treinta y cinco, media vuelta hacia el otro lado, hemisferio izquierdo dándome
la brasa con ser fiel a mis convicciones, hemisferio derecho descojonado y
pidiendo juerga. Tres y cinco, incipiente tortícolis y confusión mental
superlativa, alto grado de ansiedad, mañana hay que trabajar. Tres y media, la
madre que parió a Ana, por qué leches me hace esto. Cuatro de la madrugada,
huelo a tostado, mis neuronas se están quemando, bebo agua para enfriarlas y se
ahoga una tras otra, toma el mando el corazón. Cuatro horas y cinco minutos,
¡que participo, caray, que la vida son dos días y no está una para perderse
estos momentos, fuera remilgos! Cuatro horas y siete minutos, duermo como un
lirón.)
Pero si creéis
que ahí terminaron mis confusiones, os equivocáis (es que el día en que en el
colegio explicaron la lección de pensar me encontraba en el aula yo sola y la
absorbí entera como una esponja, qué digo una esponja, ¡como todas las esponjas
marinas del Océano… ¿cuál es el más grande?, pues las del Pacífico unidas
todas). ¡¿Qué libro iba a regalar?! (redoble de tambores). Ni idea.
Mis
pensamientos debieron trascender la barrera ósea, porque las chicas comenzaron
a alborotarse raudas y veloces. “¡Las maletas, las maletas!” –las oí gritar-.
“¡Eh, eh, eh, todas quietas de inmediato, ¿adónde vais?” El sargento chusquero
que debí ser en otra vida se apoderó de mí. Las senté como pude, las calmé y
les expliqué, con más paciencia que el Santo Job, que en esta ocasión les toca
ver los toros desde la barrera, sentadas a mi ladito y de mi mano maternal para
que no se desmadre ninguna. Les recordé que es de mala educación autoinvitarse
a casa ajena sin saber si serán bien recibidas o no, y que aquí no se puede
decir “¡qué levante la mano quien las quiera acoger!” para tener una ligera
certeza de que no les darán con la puerta en las narices por overbooking
casero. Me miraron con cara de pocos amigos y sé a ciencia cierta que el
sofocón fue ostensible y notorio; pero luego se les fue pasando y hasta me han
sugerido títulos para regalar. Y hemos tomado café. Y hemos charlado. Y hemos
recordado las emociones del bloguero pasado. Y el clima de compañerismo, de
amistad sincera, de ilusión recíproca, de anécdotas compartidas, de risas
abiertas, de complicidad mutua. Y esa sensación de disfrute pleno con la
preparación del regalo y la intriga nerviosa de querer descubrir quién nos
regalará a nosotros y qué, y no poderlo saber porque nuestra Gasparina
particular se preocupa muy mucho de evitarlo.
Y nos
hemos levantado llegando a la conclusión de que esta iniciativa vale su peso en
oro, por lo que queremos compartirla con todos vosotros con la esperanza de
colapsar Correos y de copar las entradas y los comentarios de la blogosfera entera
hasta bien pasado el 6 de enero próximo.
¡Vale,
vale!, me estoy enrollando como una alfombra persa, pero qué queréis, tengo que
calmar el mono de no haber abierto el blogger desde hace 42 días con sus
mañanas, tardes y noches.
Os decía
que las chicas me han ayudado a elegir y después de un debate intenso y de una
democrática votación, hemos decidido regalar LA CAÍDA DE LOS GIGANTES de Ken Follet.
Una gran novela que narra la vida de
unas familias americanas, británicas, rusas y alemanas con el trasfondo
de la I Guerra Mundial, la Revolución Rusa y los profundos cambios
sociales que éstas conllevaron.
"Esta es la historia de mis abuelos y
de los vuestros, de nuestros padres y de nuestras propias vidas. De
alguna forma es la historia de todos nosotros."
Ken Follett
La historia empieza en 1911, el día de la coronación del rey Jorge V en la abadía de Westminster. El destino de los Williams, una familia minera de Gales, está unido por el amor y la enemistad al de los Fitzherbert, aristócratas y propietarios de minas de carbón. Lady Maud Fitzherbert se enamorará de Walter von Ulrich, un joven espía en la embajada alemana de Londres. Sus vidas se entrelazarán con la de un asesor progresista del presidente de Estados Unidos, Woodrow Wilson, y la de dos hermanos rusos a los que la guerra y la revolución les ha arrebatado su sueño de buscar fortuna en América.
Tras el éxito de Los pilares de la Tierra y Un mundo sin fin, Ken Follett presenta esta gran novela épica que narra la historia de cinco familias durante los años turbulentos de la Primera Guerra Mundial, la Revolución Rusa y la lucha de hombres y mujeres por sus derechos.
Ken Follett
La historia empieza en 1911, el día de la coronación del rey Jorge V en la abadía de Westminster. El destino de los Williams, una familia minera de Gales, está unido por el amor y la enemistad al de los Fitzherbert, aristócratas y propietarios de minas de carbón. Lady Maud Fitzherbert se enamorará de Walter von Ulrich, un joven espía en la embajada alemana de Londres. Sus vidas se entrelazarán con la de un asesor progresista del presidente de Estados Unidos, Woodrow Wilson, y la de dos hermanos rusos a los que la guerra y la revolución les ha arrebatado su sueño de buscar fortuna en América.
Tras el éxito de Los pilares de la Tierra y Un mundo sin fin, Ken Follett presenta esta gran novela épica que narra la historia de cinco familias durante los años turbulentos de la Primera Guerra Mundial, la Revolución Rusa y la lucha de hombres y mujeres por sus derechos.
Gracias,
Kayena, por repetir esta genial iniciativa y gracias por darnos la excusa
perfecta para resurgir como el ave Fénix.
Casi me atraganto de la risa con lo del Fary y el bar de carretera, jajajajaja. Pues a ver si me animo este año también, que el anterior fue divertidísimo y muy emocionante. Es que todavía no sé qué libro regalaré esta vez; pero el que han elegido tus niñas me mola. ;-)
ResponderEliminarEl Fary, Los Chichos, Los Chunguitos, los chistes de Arévalo..., todos estaban en los expositores giratorios de los bares de carretera, jajaja.
EliminarTienes tiempo de pensar el libro, lo fundamental es que participes. Las anécdotas que van surgiendo y lo que se mueve en torno a esta iniciativa merece la pena vivirlo y además, tu amiga Ana no te va a dejar que te quedes atrás, así es que pon tus neuronas a pensar también, guapa!
Un beso!
Le vamos a hacer un monumento a Kayena por estas grandes iniciativas, y por conseguir que vuelvas a deleitarnos con una entrada. Yo tampoco he podido evitar participar, es una experiencia muy bonita y emocionante. Me gusta el libro que has elegido, no me importaría ser la afortunada.
ResponderEliminarGuapa, a esperar la llegada de su majestad el cartero diciendo: "Hay un paquete para Pilar Muñoz". ¿De quién será?
Un besito
La verdad es que sí, que su ingenio merece un monumento, es de las blogueras que se toman esto en serio y que además disfrutan movilizando a la gente, no se limita a publicar sin más.
EliminarYo ya tengo entretenimiento viendo los libros que ofrecen unos y otros y leyendo entradas por ahí divulgando la iniciativa, y al final, la guinda del pastel, el regalito sorpresa y las entradas contando las anécdotas de cada cuál. Está genial. Cruza los dedos para que te toque el mío, aunque igual hay algún otro por ahí que acaba apeteciéndote más :)
Un beso!
Pues fíjate, anoche también me dió a mi por pensar (y me tragué vía radio el proceso electoral americano, pensando que podía ganar el mormón..., así que no te quejes). Y es lo que tienen algunas iniciativas ¡qué se le va a hacer!. El caso es que una cosa es cerrar la cortinilla, porque la pelea que llevabas en este mundo virtual ha sido larga y ardua (aunque desde mi punto de vista, un digno ejemplo de cómo ser conocida y tener un libro reconocido por su calidad, que no es poco.
ResponderEliminarY la manera de volver me ha encantado, ¿te has planteado alguna vez dedicarte a los monólogos? Seguro que lo bordarías, porque como Espe, me he empezado a reir con El Fary y ya no he parado hasta el final, con tus chicas alborotadas camino del maletero.
Y bueno, el libro elegido me parece una pasada, pero si decides cambiarlo por el tuyo, estoy convencida que much@s se alegrarían.
Un beso.
Jajaja, no, no me he planteado dedicarme a los monólogos, pero no estaría nada mal, porque cada vez tengo más claro que hay que poner una sonrisa en nuestra vida cada vez que tengamos oportunidad, que motivos para llorar ya tenemos suficientes. Me alegro de haberte hecho reír a ti.
EliminarGracias por tus palabras, aunque la pelea haya sido larga y ardua, como bien dices, haber conseguido que en la blogosfera se le estampe a este libro el sello de calidad, ya es para estar alegre y muy, muy satisfecha. Aún así, sabes que hay otros muchos aspectos por ahí de los que se podría hablar, y que me han hecho tomar esta decisión en torno al libro que regalar ;)De cualquier forma, me alegra infinitamente que me hayas pegado el tirón para salir de nuevo, aunque la perspectiva ahora sea ligeramente diferente.
Un beso, guapa!
Qué gran entrada, se nota que participar te ha traído quebraderos de cabeza! Pero la satisfacción seguro que será impagable! Yo también me apunto: me falta elegir el libro... 1beso!
ResponderEliminarEso seguro, Tizire, sé que merecerá la pena, por eso lo he hecho después de recalentarme las neuronas, jaja. Me alegra que participes, lo pasaremos genial, ya verás.
EliminarUn besito.
¡Qué alegría me ha dado ver una entrada tuya! Y encima me has hecho reír desde el principio, con ese Fary, hasta el final. Que me he imaginado las neuronas con su maletita y todo... Jajajaj Y que conste que yo también asistí a la lección de pensar. Y la tuve que comprender la mar de bien, que antes de hacer cualquier cosa, la pienso, la repienso y la requetepienso. Y no contenta con eso, cuando la hago, después vuelvo a pensarla, repensarla y requetepensarla... Pero en fin, somos así y nada nos va a cambiar.
ResponderEliminarEl libro que has elegido lo he leído hace muy poquito y te aseguro que al que le toque lo va a disfrutar mucho. Yo también voy a participar, pero aún estoy pensando, repensando y requetepensando el libro que voy a regalar...
Besotes!!!
¡¡Y qué alegría me ha dado a mí volver a encontrarme con mis buenas amigas!! Me sienta genial que tú también te comas el coco tanto como yo, me hace parecer menos bicho raro, jaja.
EliminarPues fíjate que yo aún no he leído La caída de los gigantes, tengo intención de comprarlo para el bloguero, porque no lo tengo, pero tiene críticas geniales por eso me he decidido por él. Sabes que hay un plazo para apuntarse, ¿no?, a ver si vas a estar requetepensando el libro tanto que se te va a pasar, jajaja.
Besitos, guapa!
Hola Pilar, buenas tardes, un relato muy interesante, en gancha y eso es esencial en los relato. Felicidades. Un abrazo. Lola.
ResponderEliminarMuchas gracias, Lola. Un placer tenerte de nuevo por aquí!
EliminarUn beso!
Madre mía, como os estáis currando las entradas del bloguero invisibleee!!! Y encima particilas con La caida de los Gigantes, con las ganas que le tengo!!!!! Me he apuntado, claro :-) Un besote!!!
ResponderEliminar¡Me alegro de que te hayas apuntado, Meg, acabaremos revolucionando la blogosfera, ya verás! Y no te apures por la entrada, todas tienen algo de especial :)
EliminarUn beso!
Por cierto, el martes, si Dios quiere, publicaré la reseña de tu libro :-) Un besote!
Eliminar¡Ay, ay, ay, lo que me acaba de entrar por el cuerpo! ¡¡Al final acabo mordiéndome las uñas sí o sí, me dejas con la intriga hasta el martes!! :)
EliminarLibrazo el que colocas en el árbol (incluso por tamaño).
ResponderEliminarEs una gran iniciativa, la verdad. Estaré pendiente de los libros que se mueven
Besos
Supongo que participarás, ¿no? Tengo que volver a mirar la entrada de Kayena para ponerme al día :)
EliminarUn beso!
MUy buena elección la del libro!
ResponderEliminarLO leí el mes pasado y me encantó.
Un beso!
Pues yo todavía no le leído, fíjate, me he dejado llevar por las buenísimas críticas que tiene. Pero tarde o temprano, le hincaré el diente :)
EliminarUn beso!
Ese ave Fénix despegando :) y regalando un momento tan divertido como el de la lectura de este post ya me parece un regalo navideño. Gracias por compartir las tribulaciones de una noche tan agitada, que sus majestades los bloguers te devuelvan el triple de lo que nos ofreces con tus palabras. Besitos
ResponderEliminar¡Muchísimas gracias, guapa, lo que se agradecen bienvenidas como la tuya! Es un gustazo conseguir que paséis un buen rato leyéndolo, ésa era la intención :)
EliminarUn besito!
Muy buen libro el que regalas. Yo también participo en la iniciativa del bloguero invisible. Besos.
ResponderEliminarSí, es verdad, es muy buen libro, a juzgar por las críticas que tiene, aunque yo aún no le he leído, fíjate qué pecado, jaja! Me alegro mucho de que participes, Emma, vamos a estar leyendo entradas con las anecdotas de todos hasta un mes después del día de Reyes, jaja, qué bueno!!
EliminarUn beso!
Pilar!!! Muchísimas gracias por el ejemplar dedicado de "Ellas también viven" que me acaba de llegar. Y, sobre todo, por tus palabras, el marcapáginas y el mimo que le has puesto. ¡Me ha encantado! :D
ResponderEliminarMil besos blogueros!