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4 abr 2015

"LOS COLORES DE UNA VIDA GRIS": UN AÑO DE VIDA.

   Con mis pequeñas dudas y recelos, en el fondo siempre aposté por ella. Aunque quizás la apuesta también fuera por mí, por demostrarme a mí misma una vez más que era capaz de terminar un nuevo proyecto a pesar de las múltiples dificultades, de los obtáculos, de los inconvenientes propios y ajenos, tal y como ya había ocurrido en ocasiones anteriores en las que el empeño personal, el tesón y la fuerza de voluntad han tomado las riendas en mi vida hasta ganar batallas que a priori se presentaban laboriosas, casi inaccesibles. Y es que me crezco ante las dificultades, ante las metas complicadas; el "yo puedo" emerge anticipando ese halo de orgullo que se siente tras la consecución de un logro preñado de esfuerzo. Porque el aprendizaje que todo ello nos reporta es lo que de verdad nos enriquece; las  metas fáciles solo perpetúan lo que ya sabemos.

   He rescatado la entrada que escribí hoy hace justo un año, cuando estaba a punto de pulsar el botón de publicación de KDP para que mis colores asaltaran el universo de Amazon, y me ha encantado leerla, rememorar las emociones sentidas en aquel momento y que este blog me ha permitido recuperar como si se tratara de un diario íntimo. Entonces exponía mi ilusión, mi incertidumbre y los deseos que acompañaban a Paula de la mano en su andadura por el mundo de las letras. Hoy la perspectiva es distinta, hoy puedo analizar cuántos de mis deseos con respecto a ella se han cumplido, qué derroteros ha tomado la novela disipando la incertidumbre y cuál ha sido la respuesta hacia una historia que tanto me costó contar, que tanto empeño puse en crear.

  Mil quinientas copias descargadas en formato digital a través de Amazon, cuarenta comentarios de lectores en dicha plataforma, treinta y siete reseñas publicadas en la blogosfera literaria y muchas otras críticas llegadas hasta mí, de forma privada, de lectores que han querido hacerme llegar sus impresiones a través de familiares y conocidos. Una lectura conjunta organizada por iniciativa de Laky (Blog "Libros que hay que leer") y Lidia (Blog "Juntando más letras"), a quienes vuelvo a dar las gracias por su ayuda y su amistad, y una página creada específicamente para la novela donde pudimos intercambiar impresiones sobre ella y que me permitió tomar nota para seguir mejorando, para seguir aprendiendo en estar labor tan compleja. Y a la vista de todo ello tengo que decir que estoy feliz, Paula me ha hecho muy feliz. Pero no por este balance de cifras que siempre se ha de analizar de forma relativa y no absoluta, sino por el mensaje que las acompaña, altamente positivo. 

  Son muchas las valoraciones que podría hacer de ella, muchos los análisis a los que podría prestarse a la vista de los buenos resultados, teniendo en cuenta sobre todo que ha volado sola la mayor parte del tiempo, que no ha gozado de un respaldo editorial, de una campaña publicitaria de presentaciones u otras vías de difusión como sí emprendí con los relatos, ni siquiera de una continuidad o insistencia por mi parte para hablar de ella en redes sociales u otros medios a mi alcance; pero hace tiempo que aprendí que las estadísticas no cuentan, que las experiencias de otros no tienen por qué repetirse en una misma, que lo que a mí me funciona puede suponer el más rotundo fracaso para los demás, que no existe la panacea ideal ni la lógica en lo literario... Por lo que me limito desde hace meses a vivirlo todo como una experiencia de la que disfrutar, a sonreír y emocionarme ante los elogios, y a tomar nota de las críticas constructivas que suponen una ayuda para que futuros embarazos tengan mayores probabilidades de dar a luz criaturas más perfectas. Y Paula ha cumplido su misión: la de emocionarme y la de instruirme en determinados aspectos que ahora sé cómo abordar. 

   La irrupción de Jana ("¿A qué llamas tú amor?") en mi vida literaria tal vez le haya restado un protagonismo del que merecía haber gozado por más tiempo; pero no la olvido, no la suplanto, en el corazón de una madre hay espacio para todos. Y ella me corresponde demostrándome día a día que su andadura continúa, que sigue conociendo a gente sin que yo se la presente, que su independencia y su éxito personal están por encima de mi ignorancia. 

   Gracias Paula, Olga, Ana... Gracias a todos los que vivís dentro de ese mundo de color... Porque haberos creado no ha sido solo un ejercicio de ficción literaria impregnado de emociones, también ha sido una historia de superación personal. La mía.


16 may 2014

PASO POR EL PROGRAMA "AL DÍA" (ONDA MEZQUITA TV).

   Los pies en la tierra, la cabeza fría, pero el corazón hirviendo. Esa es la mezcla explosiva que llevo en el cuerpo ante lo que ya ha superado mis expectativas iniciales con respecto a la novela, modestas, realistas, cautas, nada ilusas para no estrellarme. Aunque mi confianza y mi apuesta por ella subyace en todo este cúmulo de sentimientos desde un principio; de no ser así, no habría visto la luz.

   Un mes y medio en Amazon. Dentro del Top 100 de los más vendidos desde su primer día de vida. Quinientos ebooks vendidos, quinientos lectores potenciales que ya disponen de ella en sus lectores digitales para disfrutarla en un futuro, si es que no lo han hecho ya. Primeras reseñas muy positivas. Y primeros comentarios en Amazon entusiastas, alentadores, geniales.

   Este camino es muy largo y lleno de baches. No tengo prisa, quiero andarlo despacio, pero en firme, poco a poco, sola o respaldada por quienes tienen mayores recursos para ofrecerla en papel, aunque me consta que la veré vestida de celulosa, como ya dije en cierta ocasión, aunque termine por hacerle el traje yo misma.

   Ayer di un pasito más en su difusión, uno de tantos que, a priori, nunca se sabe si será de mayor o menor utilidad, pero ahí está, junto a mi agradecimiento profundo a quienes lo hicieron posible: mi intervención en directo en el programa de televisión "Al día", de Onda Mezquita TV, en Córdoba, presentando "Los colores de una vida gris" y "Ellas también viven".

   Aquí os dejo el enlace al vídeo de la grabación, por si os apetece acompañarme.


   Gracias por vuestra confianza y por vuestro apoyo.
   Seguimos caminando.




4 may 2014

LECTURA CONJUNTA "LOS COLORES DE UNA VIDA GRIS".

   Tengo el inmenso placer de anunciaros que Laky, administradora del blog "Libros que hay que leer" y Lidia Casado, administradora del blog "Juntando más letras" han organizado una lectura conjunta de mi novela "LOS COLORES DE UNA VIDA GRIS". Sé que están inmersas en mil y un retos, con múltiples compromisos lectores a los que, sinceramente, no sé cómo son capaces de llegar, y aún así han tenido el detallazo de plantearme la posibilidad de organizarla para animaros, a much@s de vosotr@s, a acercaros a ella a lo largo del próximo mes y medio, tal vez dos. Ni que decir tengo que estoy tremendamente ilusionada y que esto no hace sino aumentar el respeto, la admiración y el cariño que siento hacia ellas y que ya viene desde la etapa de mis Relatos de Mujer. 

   Con la organización de esta lectura conjunta, se abre una nueva puerta para mí, la de los comentarios, la de las reseñas, la de las críticas constructivas que me van a permitir tomar aún más el pulso a las opiniones lectoras gracias a todo@s los que se decidan a participar. Hasta ahora he de reconocer que el balance de su primer mes de vida no puede ser más positivo: ha permanecido desde el primer día en el Top 100 de Amazon, superando todas mis expectativas con esta fenomenal acogida; pero por encima de los números están las palabras, las que he venido recibiendo de vuelta de aquellos que ya la han leído, incluso que la han devorado, podría decir, palabras vertidas en Amazon y en comentarios públicos y privados transmitidos a través face. Mi satisfacción es inmensa, porque no me canso de repetir que lo prioritario para mí es que la novela guste, sin más, y hasta ahora lo he venido consiguiendo (cruzaré los dedos porque las estadísticas no inviertan la tendencia marcada hasta ahora). 

   Hace unos días reflexionaba en voz alta, como tantas otras veces y volcaba en mi muro un pensamiento, o un deseo, mejor dicho: gozar de la posibilidad de poder dialogar con los lectores en torno a la novela, a sus personajes, a su trama, a los entresijos de la historia..., debatir sobre ella escuchando las consideraciones de unos y otros, que estoy convencida de que aportarían datos y repararían en detalles en los que ni yo misma me había fijado, y a la vez satisfacer la curiosidad de estos contestando a aquellas cuestiones que quisieran plantearme, porque ya sabemos que la lectura de una novela suele suscitar preguntas que van más allá de la ficción, pasando al plano de la realidad, al proceso de escritura, a la creación de los personajes, a los escenarios... Y todo ello voy a tener la oportunidad de hacerlo gracias al grupo de lectura que he creado en Facebook para que todos aquellos que lo deseéis podáis comentar -DESDE YA- cualquier aspecto de la novela en cualquier momento, no solo conmigo, sino con quienes le estén leyendo en ese momento o incluso la hayan leído ya. Creo que ésta es una forma de recobrar el verdadero sentido de lo que supone hacer una lectura conjunta, que no es otro que el de tener una puesta en común de lo que se lee para contrastar opiniones, percepciones, emociones suscitadas por la historia para hacer su lectura aún más enriquecedora si cabe. 

   Todos los detalles para participar los tenéis en cualquiera de los dos blogs, de los que os pongo enlace, donde además podréis apuntaros en cualquier momento a partir de este domingo día 4 de mayo. 

   Desde aquí os animo a acompañarnos en esta iniciativa que espero que disfrutemos al máximo. 

   Gracias por estar ahí y por vuestro apoyo en esta aventura literaria. 

   Hablamos.

   Un beso!!







25 abr 2014

LA OPINIÓN DE UN LECTOR CERO: ALBERTO GONZÁLEZ.

   No buscaba quien me regalara los oídos tras la lectura de mi novela y antes de su publicación, sino una opinión sincera, cruda incluso aunque estuviera hecha desde el cariño; digamos que buscaba el significado literal del dicho: “La confianza da asco”. Porque mintiéndonos nos hacen un flaco favor esos lectores primeros que nos aportan una visión anticipada de lo que mucha otra gente pensará después, sin contar con su ayuda inestimable para mejorar la novela al ser capaces de analizar la obra bajo distintas perspectivas -tantas como lectores cero hay- y desde la ignorancia imprescindible de lo que ocurre en la historia, de los personajes, de los giros argumentales, del final…, única forma de apreciar realmente el efecto que todo ello producirá en el lector.

   He querido contar con varios “lectores cero” que no estuvieran cortados por el mismo patrón, porque no todos los lectores futuros buscan lo mismo ni les mueven aspectos iguales para que una novela les guste y yo quería apreciar hasta qué punto mi obra podía acaparar a una mayor o menor diversidad de lectores. Y tengo que reconocer que de todos ellos he podido sacar conclusiones muy útiles, comenzando por mi marido, primer lector cero, cinéfilo más que lector, incapaz de engancharse a cualquier libro, avispado hasta el extremo para “reventar” el suspense y las tramas si no están entretejidas de forma muy hábil; verlo pasear por la casa con la novela bajo el brazo, compaginando su lectura con cualquier otra actividad porque se confesaba enganchado, manteniendo de continuo conversaciones conmigo en las que hablaba de los personajes y de sus actos como si fueran reales y el hecho de haberlo “engañado” en más de un giro de los que se suceden en la novela sin que él pudiera anticiparlos fue un indicativo extremadamente útil y claro de que la historia podía enganchar y sorprender a un buen número de lectores. Continué buscando la opinión de quienes resultan ser lectoras empedernidas –como mi amiga Pilar Sánchez-, capaces de comparar ésta con otras obras de autores consagrados y no tanto, literatos y aficionados, así como de aquéllas otras que además de ello también son capaces de analizar aspectos técnicos como la estructura, la profundidad de los personajes, el estilo o la calidad narrativa –como Marga Ramon o Ana Gómez-, de quienes obtuve conclusiones muy válidas, algunas sugerencias para depurarla y unos halagos tras leerla que me alentaron a sacarla a la luz sin dudar. Seguí con mis familiares más directos, entre ellos mi sobrina, gran aficionada a la lectura y cuya opinión me interesaba especialmente por su juventud, porque el universo lector abarca géneros distintos y distintas edades, y necesitaba comprobar si este tipo de historia también atraía a lectores más jóvenes (afortunadamente, sí). Poco antes de publicarla conté con la visión de Mayte Esteban, una visión algo distinta a las anteriores, porque cuando además de lectora se es también escritora, el análisis no se reduce a las impresiones que produce la novela al leerla, sino también a la dificultad para escribirla, al uso adecuado del lenguaje o a las diferentes alternativas para contar esa misma historia utilizando técnicas literarias distintas.

   Y entre todas estas opiniones, también estuvo la de quien no observa los tecnicismos, sino la historia en sí y su capacidad para transmitir y emocionar, para hacer reflexionar, para trazar un hilo de conexión entre los personajes y el lector, pero visto además bajo un prisma masculino que, a priori, parece siempre menos proclive a dejarse llevar por esos aspectos de lo que suelen hacerlo las mujeres. Y esa es la opinión que traigo hoy, la de mi amigo Alberto González que ya tuve ocasión de escuchar hace casi un año cuando puse en la novela la palabra “fin”, pero que ahora ha plasmado en un papel de forma expresa para que yo pueda compartirla con vosotros, cosa que le agradezco de corazón.


                  LOS COLORES DE UNA VIDA GRIS

   Cuando empecé a leer esta novela había dos cosas que rondaban por mi cabeza: una era que parecía bastante larga para lo que yo suelo estar acostumbrado a leer, pero la otra era un poco contradictoria, que me apetecía mucho leerla, ya que sé cómo escribe Pilar. Había leído su anterior libro de relatos y sabía que no podía defraudarme. Pues bien, en una de las dos cosas, evidentemente, me equivoqué. La novela al final se me hizo corta. Estaba deseando buscarle un hueco para seguir leyendo esa historia que me tenía atado al ordenador.

   Comencé conociendo a los personajes, sus costumbres, sus situaciones personales y también la forma de vida que llevaban. La trama empieza a perfilarse y el lector también comienza a sacar conclusiones. Unas te llevan a justificar a unos, otras te hacen repudiar a otros. Hasta que el uno de los personajes toma el protagonismo principal. Entonces la novela empieza a ser narrada en primera persona en lugar de la tercera persona que hasta ahora había sido la forma elegida para contar la historia. Para mí esto es un gran acierto, ya que parecía que la protagonista estaba contándome todo lo que acontecía en su vida al oído. Es increíble como Pilar logra describir a cada uno de los personajes como si estuvieras viéndolos delante, como si los conocieras de toda la vida, y la facilidad que tiene para que empatices o no con ellos. Nos describe sus vidas de una forma clara que nos lleva a entender el porqué de sus pensamientos y de sus acciones. Pero también logra que nos metamos en la piel de la protagonista, comprendiendo su situación, sufriendo sus preocupaciones, llevándonos de la mano por cada momento de su vida. Con ella pasamos por situaciones que cualquiera de nosotros bien podríamos sufrir en nuestras vidas o incluso haberlas padecido ya.

   También hay que agradecer el gran trabajo de documentación que ha hecho Pilar para centrar la novela en una ciudad que no es la suya, porque no lo parece. Parece que vayas paseando por las calles de Madrid que ella describe y que estés viendo todo tal y como es en la realidad. Los acontecimientos sociales que se produjeron en los años en los que transcurre la novela están perfectamente documentados y magistralmente insertados en el desarrollo de la historia.

   Los Colores de una vida gris me ha dejado muchos momentos de reflexión, me ha hecho pensar en la forma de vida que llevan algunas personas y en cómo, de pronto, puedes acabar en otra muy distinta. Cómo las decisiones que uno toma influyen de una manera u otra y las consecuencias a las que esas decisiones conducen. Y no sólo eso, también las personas que uno se encuentra en la vida, cómo reaccionan en determinadas situaciones, cómo esas personas se comportan dependiendo del nivel social y, otras veces, dependiendo de la situación en la que se encuentren. Nos hace ver que hay veces en la vida que obtienes algo tan básico como la compañía o la complicidad, o la comprensión, de quién menos lo esperas. Cómo alguien que no tiene nada puede darte y enseñarte tanto.    Me encanta encontrarme en una novela esos momentos que te hacen pensar y reflexionar sobre lo que lees y eso Pilar lo hace de maravilla. Pero todo ello lo adereza con una trama perfectamente hilada y sobre todo, lo hace confluir todo en un punto final en lo que nada es lo que parecía ser y que, como siempre, como buena marca de la casa, te sorprende, dando un giro al final de la trama magistral, en el que hace ver al lector que nada es cómo parece.

   ¡Un plato de alta cocina creado por una grandísima cocinera!

   ¡Muchas felicidades por tu obra, Pilar! Es un gran trabajo que tendrá grandes frutos.


   ¡¡Mil gracias, Alberto, por leerla y por esta opinión sincera que me emociona y que has querido compartir con todos!!

22 abr 2014

DE TÍTULOS Y PORTADAS.

  Hace algo más de tres años, cuando comencé en esta andadura “literaria”, la ingenuidad y la ignorancia fueron mis guardaespaldas por excelencia, a pesar de haber hecho un casting intensivo en los meses previos para intentar salir lo más respaldada posible en este camino bonito pero plagado de lobos de distinta índole, dispuestos a comerse a Caperucita aunque sea de manera inconsciente. No es que ahora sepa mucho más -porque me sigo sorprendiendo a diario y lo que me queda-, pero sí que tengo algunas cosas un tanto más claras de lo que las tenía entonces, aunque siga sin saber cómo atajarlas de manera acertada porque no siempre dependen de mí, sino de vosotros, y tengo que decir que sois (somos) un poquito impredecibles, cosa buena por otro lado porque gracias a eso comen los diseñadores, los publicistas, los creativos de marketing, los asesores de imagen, los ilustradores y las cabezas pensantes de las editoriales que intentan buscar, por ejemplo, el título de la novela que dé la campanada nada más escucharlo. En mi caso, y como Juan Palomo, todas esas figuras se reducen a una sola (algo así como en el Misterio de la Santísima Trinidad), la mía, porque yo me lo guiso y yo me lo como, al igual que otros muchos que navegan conmigo en este mismo barco.

  Centrándonos en títulos y en portadas, tengo que reconocer que en el caso de mis Relatos de mujer ninguna de las dos cosas fue acertada. O casi. Entono el mea culpa por haber creado el título (con aparentes matices psicológicos teñidos de un feminismo mal entendido, según he podido acabar deduciendo al recopilar decenas de comentarios al respecto, y que le han hecho un flaco favor a mis niñas, que nada tienen que ver con actitudes reivindicativas radicales de ese tipo) y también por haberme dejado llevar y haber aceptado una portada que no era exactamente lo que yo buscaba, porque no estaba en consonancia con el contenido del libro, despertando una imagen de mujer frívola alejada de ese componente emocional y visceral que es propio de la actitud de todas sus protagonistas, mujeres de carne y hueso y no muñecas. Sabía de la importancia de ambas cosas en la imagen inicial, pero no podía sospechar hasta qué punto. No podía llegar a imaginar que la atracción o el rechazo fuera tal que indujera a comprarlo o a ni siquiera interesarse por su sinopsis tras haber valorado ambas cosas en décimas de segundo. Ni que deciros por tanto que el miedo a volver a errar en la elección de estos dos elementos al publicar la novela era peor que el de Caperucita al ver al lobo lanzarse sobre ella, porque de nuevo podía irse al traste el contenido por una simple cuestión de físico. Y es que esto es algo así como las relaciones amorosas a primera vista de los adolescentes (y no tan adolescentes) en las que los “pivones” gozan de mayores oportunidades para que se les conozca interiormente que aquell@s otr@s menos agraciad@s a los que se veta por sistema sin brindarles la ocasión de demostrar que vale un potosí lo que guardan en su interior.

  Han sido tres los títulos que he barajado en esta ocasión, así como tres portadas distintas diseñadas tras haber visto cientos y cientos de imágenes que no me decían nada. Y he descubierto que resulta complicado elegir cuando se tiene una perspectiva de la novela distinta de la que tendrán quienes se acerquen al libro sin conocer un ápice de su historia. La imagen más acorde a ella puede no resultar atractiva. La imagen más llamativa puede inducir a error en cuanto al contenido. ¿Esa imagen debe estar en consonancia con el título o no tiene por qué ser así? Porque si hablamos de un mundo gris y elegimos una imagen de colores puede resultar incongruente, por muy acorde que sea a la historia. Pero si nos decantamos por una portada de colores más lúgubres y apagados producirá una tristeza inconsciente en la que nadie querrá sumergirse, por muy optimista que resulte ser la historia. Hay que estimular el sentido de la vista, pero no demasiado, y hay que estimular también el oído con un título que capte la atención por la razón que sea. Y ambas cosas en conjunto producen percepciones de todos los colores. Ahora entiendo que existan expertos en la materia que, al igual que los médicos, no podrán dejar de estudiar nunca, porque las modas, las tendencias y los gustos de la gente cambian de manera constante y sin previo aviso.

  Impresiones al poder. Elegimos lo que leer -y lo hacemos con mejor o peor predisposición-, guiados por impresiones. Y aun conociendo críticas de primera mano en relación al contenido, éstas seguirán teniendo un peso crucial a la hora de concederles una oportunidad.

  Hoy ya puedo respirar tranquila, creo (y digo “creo”) haber acertado en ambas cosas, las reacciones iniciales me confirman que han tenido una acogida excelente, que mi pequeña ha nacido guapa y con buen nombre. Ahora solo falta que la conozcáis por dentro y comprobéis que no es solo una buena fachada lo que luce. Su alma y su corazón también prometen.

11 abr 2014

UNA SEMANA DESPUÉS...

  Hoy hace una semana que decidí saltar al vacío sin red. ¡Y no me he estrellado! No me he dado de bruces contra el asfalto rompiéndome la crisma en el intento. Me han sujetado, han trenzado una red mullida y consistente con manos y brazos fuertes que no sólo no me han dejado caer, sino que me han elevado para hacerme saborear el dulce de las nubes de algodón que siempre aparecen en los mejores sueños, cobijándonos de manera entrañable.

  Es paradójico que sentimientos aparentemente opuestos fluyan a un mismo tiempo. Aunque, pensándolo bien, la fuente de la que manan es distinta; como tantas otras veces, raciocinio e intuición pugnando por llevarse el gato al agua, sin ser conscientes de que en ciertas ocasiones están condenados a vivir juntos: mi mente pidiendo cautela, mirando al miedo frente a frente, exigiendo respeto por quienes esperan la llegada del nuevo vástago, dando órdenes a mis extremidades inferiores para que no se levanten un ápice del suelo y a mi cabeza para no se descoque ni pierda el norte de dónde estoy…, y mi intuición incrementando el tono de su voz para hacerse escuchar, afirmando con seguridad que el fondo de mi ser respira confianza plena en el trabajo hecho, en que será del agrado de los lectores, en que merece la oportunidad de recibir en su piel la caricia del sol, la brisa del aire…, de vivir en libertad y en la compañía de manos ajenas a las mías propias.

  Y ahí está. Defendiéndose como una jabata en los primeros puestos de Amazon para mi sorpresa, porque no esperaba tanto, levantándome el ánimo como no podría imaginar hace semanas, emocionándome con los primeros comentarios recibidos, insuflándome aliento para continuar luchando por ella porque merece algo más, siento que merece algo más. Pero todo se andará, las prisas nunca fueron buenas consejeras; aunque la impaciencia hay veces en que me mata, porque el tiempo es oro y minuto que se pierde ya no se vuelve a recuperar.

  No quiero obsesionarme en conseguir metas, en alcanzar números vacíos de contenido. Quiero disfrutar del camino, pasear de su mano aspirando los efluvios positivos con aroma de azahar que los lectores nos tiendan a su paso, y soportando las estaciones de penitencia con estoicismo, valentía y ánimo de superación, porque también lloverán las malas opiniones en este mundillo plagado de gustos tan diversos y de literatos exigentes que buscan el mayor nivel posible de calidad en lo que leen, derecho que admito y reconozco.

  Esta semana ha sido intensa, me ha forzado a dar rienda suelta a las emociones que pugnaban por salir y eso ha provocado que me disperse, que pierda un tanto el norte de una realidad, la mía, la que no quiero dejar de ver, de aquel objetivo trazado desde un principio cuya base no debe sufrir desviación alguna, por muchas ramas que cuelguen de él. Es hora de retomar un poco el rumbo, de volver a mirar otros aspectos de mi vida que siguen demandando mi atención, sin perderla de vista a ella, por supuesto. Es hora de seguir escribiendo y trabajando en mi proyecto actual. Porque esto es una carrera de fondo en la que se mide la resistencia, no la velocidad.

  Gracias a quienes habéis depositado vuestra confianza en mí y en esa obra que cumple una semana de vida. Y gracias a los que lo hagáis a partir de este momento. Espero vuestras opiniones, porque saber que os ha gustado es, por encima de todo, lo que más me importa con diferencia. Os lo puedo asegurar.

4 abr 2014

"LOS COLORES DE UNA VIDA GRIS" YA ES VUESTRA.

   A lo largo de estos días se me han ido ocurriendo diversas formas de comenzar esta entrada, pero las he desechado todas porque quería escribirla dejándome llevar por lo que realmente sintiera en tal momento. Estoy acostumbrada a ponerme en piel ajena cuando escribo, a imaginar los sentimientos de mis protagonistas ante decenas de situaciones, pero sería absurdo empatizar conmigo misma tres días antes pudiendo permitir que emociones reales guiaran mis dedos. Y resulta que ahora tengo la mente en blanco y el corazón cabalgando por mis entrañas provocando el agotamiento de las reservas de oxígeno que me rodea, y con una ristra de emociones rezumando por mi cuerpo difíciles de catalogar. Y de interpretar. 

   Supuse que llegado este momento me sentiría nerviosa, acelerada, contenta, impaciente, incluso asustada... Y sin embargo me invade un sentimiento de nostalgia, de emoción contenida, de calma, de meditación profunda de lo que ha supuesto el proceso de creación de mi obra, del esfuerzo invertido, de las expectativas puestas en ella, de su crecimiento y maduración lenta a lo largo del tiempo, de todo lo que he aprendido escribiéndola... Y siento ganas de llorar. Porque en ella va un trozo de mi alma, una pizca del orgullo que siento de haber vuelto a conseguir una meta que creí lejana y complicada de alcanzar, y esa parte desdoblada de mí misma que durante tantos días adoptó el perfil de unos personajes muy queridos y admirados para pensar como ellos, para actuar como ellos, para vivir como ellos con el único fin de darles el realismo que merecían. 

   Hoy toca abrir las puertas de casa y dejarla salir, verla marchar hacia un mundo que puede resultarle cálido o tal vez inhóspito. Hoy toca soltar riendas y esperar a ver si tiene la madurez suficiente para sobrevivir sin ser vapuleada, observando sus pasos desde la distancia y sufriendo con ella las alegrías y las penas, la salud o la adversidad, con el corazón en la mano diciéndome que es la más bonita del mundo, porque para eso soy su madre y a las madres se les permiten ciertas licencias de vez en cuando, aunque en el fondo seamos muy conscientes de la realidad.

   Me habría encantado presentarla en sociedad con un vestido de celulosa, porque siento que se lo merece (y perdón por una falta de humildad a la que no acostumbro). Pero soy consciente de que no se puede tener todo en esta vida, porque entonces los sueños no tendrían razón de ser y perderíamos ese motor fuerte y poderoso que nos impulsa a seguir adelante, a luchar por lo que queremos, a vencer obstáculos, a superarnos a nosotros mismos y a saborear finalmente, con muchísimo mayor placer, aquello que terminamos por alcanzar y que siempre deseamos.


   En unos minutos, cuando el ratón de mi ordenador pulse la opción mágica que figura aquí arriba, el mundo literario se impregnará de colores. Y vuestra vida de lectores avezados también, si así lo queréis.

   Gracias por todo el cariño que me habéis demostrado en estos días.



¡Muchísima suerte, pequeña!




Booktrailer

  

25 mar 2014

"LOS COLORES DE UNA VIDA GRIS": AGRADECIMIENTOS.


  Ya está gestada. Ya está lista. El botón de “PUBLICAR” me espera con los brazos abiertos y entonces será vuestra. Han sido seis años los transcurridos desde que el germen inicial comenzara a crecer en mi mente hasta poner definitivamente la palabra FIN, después de una interrupción larga para hacer hueco a los relatos y algunas otras más pequeñas por avatares del tiempo, de los cambios de enfoque, de la búsqueda de su perfección a nivel personal y a través de esos pequeños –pero importantes- detalles de mis queridísimos lectores cero que me han aportado matices que yo, al conocer sobradamente la trama, había dejado escapar.
  Los últimos tres años han sido los más intensos, los que me han reportado una experiencia más profunda a nivel literario, vital, emocional…, los que me han hecho enfrentarme a lo desconocido y en los que por tanto, y a pesar de mi fuerte empeño personal por seguir adelante, más he necesitado de gente guapa que me ayudara y que me animara, que me aportara su granito de arena con la mayor y mejor voluntad del mundo. Y es a ellos a quienes van dirigidos los agradecimientos que he incluido al final de la novela, a todos aquellos que he sentido cerca a los largo de todo este tiempo, a quienes han vivido conmigo esta experiencia literaria de tres años con sus buenos y no tan buenos momentos, tanto la andadura de “Ellas También Viven” como la gestación y el parto de mi primera novela “Los colores de una vida gris”.

Decir que estoy emocionada sobra, creo que resulta obvio.
Va por vosotros.



      AGRADECIMIENTOS

  Esta novela comenzó a gestarse hace algo más de seis años, cuando yo aún no había tomado contacto directo con este mundo literario tan complejo y bonito a la vez. Quiso la suerte, o el destino tal vez, que mis «Relatos de Mujer» se cruzaran en su camino y tomaran la delantera irrumpiendo en él, abriendo puertas y brindándome la oportunidad de conocer gente maravillosa con una afición común sobresaliendo por encima de todas las demás: la lectura y la escritura. En aquel marzo de 2011 en que «Ellas También Viven» vio la luz comenzó para mí una experiencia única a nivel personal y un aprendizaje intensivo a nivel literario, hasta el punto de afirmar que «Los colores de una vida gris» sería radicalmente distinta si «mis niñas» no me hubieran cogido de la mano previamente para absorber conocimientos de los que antes carecía, siendo consciente de que el proceso de aprendizaje no terminará nunca.

  No quiero limitar mis agradecimientos a quienes han formado parte en la creación de esta novela, sino a todos aquellos que en mayor o menor medida han influido en mi vida desde que comencé mi corta andadura literaria:

  A mi marido, Alfonso. Porque me ha dado la oportunidad de conocer intensa y profundamente lo que significa amar y ser amada, de degustar la recompensa de no dar nada por perdido, de vivir los avatares de la lucha por los sueños sola y acompañada. Porque me ha hecho sentir maravillosamente bien al compartir conmigo mis proyectos, aportándome la primera crítica de esta novela como lector vivaz y exigente con los entresijos del argumento, debatiendo sobre él y hablándome de sus personajes como si tuvieran vida propia. Por su entusiasmo, su apoyo, su temple y sus buenos consejos. Por estar ahí. Por ser el hombre de mi vida.

  A mis hermanos. Porque con ellos vivo a diario la mejor cara de una familia de la que me siento orgullosa. Porque siempre he recibido de ellos su apoyo incondicional a cuanto he decidido emprender, su ayuda constante, su energía positiva y su alegría por el éxito de mis logros. Porque han sido y siguen siendo un bastión indispensable en mi vida, tanto en los buenos como en los malos momentos. Porque gozan de un optimismo, una vitalidad y una fortaleza que me alcanza siempre como un aura que me hace sentir segura.

  A mis hijos. Porque son lo mejor que me ha pasado en esta vida y los que más sentido le aportan. Porque me han hecho vivir experiencias únicas y sentir emociones indescriptibles. Por hacer alarde de paciencia en más de una ocasión y conocer con creces el significado de palabras o frases como «espera», «ya voy», «un momentito solo», «en cuanto termine este párrafo»…, o algún que otro improperio cuando su interrupción, justificada o no, volatilizaba mi inspiración hasta no se sabía cuándo.

  A mis padres. Porque hicieron que sus hijos fueran su única razón de ser y de existir, construyendo su vida en exclusiva en torno a nosotros. Porque me enseñaron el valor del esfuerzo, del tesón, de la responsabilidad, del trabajo bien hecho, inculcándome ese empeño por terminar todo aquello que decido empezar. Porque han sido partícipes orgullosos de mis conquistas, y todo un ejemplo a imitar.

  A mi gran amiga Pilar Sánchez. Porque su propuesta de escribir «algo» en relación al tema de fondo de uno de mis «Relatos de Mujer» fue la mecha que prendió fuego a lo que estaba oculto en mi interior, provocando una especie de vorágine continuada que terminó en la creación de «Ellas También Viven» y en mi irrupción en este mundo literario. Porque siempre ha sido una de mis «lectoras cero» de todo cuanto he escrito, incluyendo esta novela, de la que recibí su crítica y sus apuntes acertados que me hicieron matizar algún que otro aspecto para mejorarlo. Por su apoyo incondicional y por el afecto que me profesa, y que es recíproco, por supuesto. Por estar ahí siempre que la necesito.

  A mis amigos Marga Ramon y Alberto González. Porque con ellos he sido consciente del alcance de la amistad virtual —en el amplio sentido de la palabra— que proporcionan las redes sociales y que en nada tiene que envidiar a la amistad física, a excepción del placer de charlar de tú a tú, mirándote a los ojos y mostrando tus gestos abiertamente sin necesidad de utilizar esos pequeños emoticonos que expresan la emoción impresa en las palabras escritas. Porque han sido igualmente «lectores cero» de esta novela, aportándome su crítica y su punto de vista a determinadas cuestiones que me han resultado de utilidad para su mejora. Por haber vivido conmigo una buena parte de esta aventura, siendo receptores pacientes de mis inquietudes y consejeros literarios e incluso emocionales en más de una ocasión.

  A Ana Gómez, “Kayena”. Porque además de ser bloguera y excelente crítica literaria, ha demostrado ser una mujer entrañable de la que siempre he recibido una ayuda inestimable cuando la he necesitado. Porque nunca podré olvidar su disposición total y absoluta a convertirse en una de mis madrinas de ceremonia —junto a Almudena Donate— en mi presentación de «Ellas También Viven» en Madrid, así como su forma de hablar de mis relatos y de referirse a mí cada vez que tiene ocasión de hacerlo. Porque no dudó en aceptar ser otra «lectora cero» de esta novela cuando se lo pedí diciéndole que estaba muerta de miedo, ofreciéndome una crítica literaria completísima de lectora voraz con la actitud íntegra, clara y sincera que yo tanto valoro de ella, así como algunos apuntes de extrema utilidad. Porque la siento amiga.

  A las administradoras y a los administradores de blogs literarios que he tenido la ocasión de conocer a raíz de la publicación de mi libro de relatos. Porque les debo en gran parte el hecho de estar aquí, de haber conseguido asomar un poquito la cabeza en este mundo virtual plagado de libros, escritores y lectores. Porque me han demostrado siempre un cariño que trasciende la mera crítica literaria de mi obra, habiendo llegado a entablar con algunas de ellas una relación amistosa muy entrañable. Porque me han tendido la mano desinteresadamente aceptando mis relatos aun siendo una completa desconocida, regalando comentarios de elogio por doquier. Porque les debo mucho.

  A Ellas, a mis niñas, a las protagonistas de mis relatos que tantos halagos han recogido y tantos buenos ratos me han hecho vivir. Porque me han enriquecido muchísimo a nivel literario y personal. Porque han sabido ganarse la admiración de tantísimos lectores, tendiendo una especie de alfombra para hacer más fácil el camino de quienes vinieran detrás.

  A quienes día a día me alientan con sus mejores deseos para seguir adelante.

  Y por último, a dos señoras a las que no tengo el gusto de conocer personalmente, aunque bien me gustaría: Adele y Barbra Streisand. Porque me han prestado su música para hacerme volar, para hacerme sucumbir entre sus notas innumerables veces provocándome un trance de inspiración divina que me ha permitido aislarme del mundo real por un momento y sumergirme con rotundo éxito bajo la piel del personaje cuyas emociones y sentimientos debía transmitir, sintiéndolas formar parte de mí.

  A todos ellos, GRACIAS.


Lecturas 2018.

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