6 jul 2012

FUERA DE NUESTRAS FRONTERAS

 
 Miré a mi alrededor y observé cada detalle, cada suceso, cada experiencia vivida y cuajada de emociones por mis amigas, mis vecinas, mis familiares o cualquier otra mujer desconocida cuyo rostro me hubiera evocado una historia, real o imaginada, pero que de seguro no era descabellada aún siendo inventada. Y las escribí, para que muchas e incluso muchos de vosotros pudieráis sentiros identificados con tales vivencias, para haceros pensar en profundidad en cuanto había acontecido y en la forma en que había acontecido, para obligaros a deteneros y cuestionar si todo aquello que se relata sucede en realidad y por qué, si es de justicia que así sea y si la reacción y la forma de sentir de las protagonistas de cada historia es semejante a la que podríamos haber tenido nosotros. 
  Y efectivamente, os habéis sentido identificadas con ellas, os habéis reconocido en muchas de ellas y las habéis sentido muy cerca. Pero son de aquí. Todas estas mujeres que protagonizan mis relatos son de aquí, viven dentro de nuestras fronteras. Y aún así, os habéis sentido indignadas, acongojadas, sublevadas, enfadadas o quejosas en ciertos momentos al ser conscientes de que aún nos queda mucho por superar, por avanzar y por conseguir. 
  Pero el mundo de la mujer no termina a nuestro alrededor. Éste es el nuestro, nuestro mundo, áquel en el que a nosotras nos ha tocado vivir. Es uno de ellos, tan solo uno de ellos. Pero existen otras muchas vidas ahí fuera, al otro lado de nuestros límites, de nuestras fronteras, y basta con observar cómo es su vida en algunos otros lugares no tan lejanos, al otro lado del mar, del desierto, de las montañas... para que tengamos que elevar la vista al cielo y clamar por lo que aún se tolera, por lo que aún se sufre y por las aberraciones que contra las mujeres se cometen. ¡También ellas merecerían ser protagonistas de muchos libros, de muchos relatos que dieran la vuelta al mundo una y otra vez, incesantemente, hasta conseguir que la sensibilización de la opinión pública terminara por defenderlas con tal fuerza que ni gobiernos ni religiones pudieran seguir cerrando el puño que las oprime y que las destruye, día a día, física, moral y psicológicamente.
  Esta semana he estado revisando mis correos. Muchos de ellos aún estaban por abrir, a pesar del tiempo. Y he encontrado uno que me ha impactado, no por su novedad, sino porque me ha recordado que nuestra dignidad como mujeres y ante todo como personas está por encima de todo, cosa que muchos parecen olvidar y, en otros casos, hasta regodearse de ello en beneficio propio, para su satisfacción personal. 
  El vídeo que os muestro tal vez lo hayais visto ya. Gira en torno a la defensa de la erradicación de la ablación o mutilación genital que se practica a las niñas y adolescentes en algunos países para preservar, según defienden, la pureza y la virginidad de éstas hasta el momento del matrimonio -entre otras muchas razones que a mí me parecen absurdas-, una práctica que ha sido considerada mundialmente como una violación fundamental de los derechos humanos, pero que aún se sigue practicando, provocando enfermedad física, mental y hasta la muerte. 
  Queda mucho camino por recorrer. E incluso muchas vidas anónimas por defender y que se encuentran, actualmente, atrapadas a unos cuantos miles de kilómetros de distancia. O no tantos, quizás.  




Fotografía de cabecera: La modelo Waris Dirie, embajadora especial de la ONU, en lucha contra la ablación genital femenina. (Fuente: El Mundo.es)
 

10 comentarios:

  1. Una entrada muy buena! Deberíamos de concienciarnos todos de lo que tenemos al lado, en nuestro propio entorno, y no sólo fuera de nuestras fronteras. Aquí tenemos muchas de esas cosas que ni siquiera imaginamos, y más cerca de lo que pensamos, pero estamos todos un poco ciegos...
    Un beso!

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    1. Dicen que "no hay mayor ciego que el que no quiere ver". Ahí es donde yo considero que radica uno de los mayores problemas, en que son demasiados los que miran hacia otro lado. La unión hace la fuerza, podríamos vencer más de una injusticia como ésta, pero no son muchos los que se quieren implicar y de eso se valen los que obtienen un beneficio propio para mantener este tipo de aberraciones a toda costa.
      Esperemos evolucionar lo suficiente como para superarlo algún día.
      Gracias por tu opinión, Al.
      Un beso.

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  2. Sería genial que llegara un día en el que no hubiera que recordar cosas como esta, precisamente porque se hubieran erradicado. Soñar es gratis...

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    1. Es gratis... y gracias, porque sin ánimo de ser pesimista, me temo que nos queda sueño para rato, lamentablemente.
      Un besito, guapa.

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  3. Pues sí, queda aún mucho que hacer, mucho por lo que luchar. Y no hay que irse muy lejos... Como dice Espe, ojalá un día no hubiera que recordar estas cosas, pero me temo que ese día aún está lejos. Pero habrá que seguir luchando para que cada vez esté más cerca.
    Besotes!!!

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    1. La lucha es lo único que queda. Yo admiro a quienes tienen las suficientes agallas como para levantar la voz en contra de este tipo de acciones, a pesar de las consecuencias, que en muchos casos además de negativas son imprevisibles.
      Un beso.

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  4. Ya había visto este video, y me parece una salvajada y una vergüenza que en nuestros días se sigan permitiendo estas prácticas..
    1beso Pilar

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    1. Sí. Aquí ya no hablamos de machismo, feminismo ni igualdad. Hablamos de humanidad, con mayúsculas, simple y llanamante.
      Un besito.

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  5. Es un vergüenza que todavía existan estas atrocidades a las mujeres. Nadie merece que la mutilen, la humillen y le amarguen la vida de esta manera. Ojalá podamos conseguir un mundo mucho mejor, es un sueño que parece muy lejano, pero no podemos quedarnos de brazos cruzados.
    Besos

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    1. Es una vergüeza que existan y una vergüenza que no se haga, o no pueda hacerse, nada para evitarlas. Muy triste y lamentable!
      Un beso, guapa.

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