SINOPSIS
Mario Aguirre, el padre de Paula, lleva desaparecido unos días. Por más que su hija trata de localizarlo, no logra dar con su paradero y por ello busca la ayuda de Javier Muñoz, inspector de policía. Diez años atrás, Javier y Paula mantuvieron una relación que nunca ha acabado del todo. De vez en cuando sellan treguas que duran solo unos días, y de las que los dos salen siempre heridos.
Paula sabe que estar cerca de Javier no es lo más sensato, porque recuperarse después de estar juntos es cada vez más difícil, pero necesita que sea él el que la ayude a encontrar a su padre y no duda en pedírselo. El magnetismo que existe entre ellos es tal que quizá el viaje que emprenden para encontrar a Mario no sea muy buena idea, quizá exponga demasiado sus sentimientos.
Mario Aguirre, el padre de Paula, lleva desaparecido unos días. Por más que su hija trata de localizarlo, no logra dar con su paradero y por ello busca la ayuda de Javier Muñoz, inspector de policía. Diez años atrás, Javier y Paula mantuvieron una relación que nunca ha acabado del todo. De vez en cuando sellan treguas que duran solo unos días, y de las que los dos salen siempre heridos.
Paula sabe que estar cerca de Javier no es lo más sensato, porque recuperarse después de estar juntos es cada vez más difícil, pero necesita que sea él el que la ayude a encontrar a su padre y no duda en pedírselo. El magnetismo que existe entre ellos es tal que quizá el viaje que emprenden para encontrar a Mario no sea muy buena idea, quizá exponga demasiado sus sentimientos.
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No sé qué tiene al escribir. A veces es difícil definir un estilo, catalogarlo, reseñar esos matices que hacen que te guste, que te sientas cómoda leyendo, como en casa. Simplemente sabes que te engancha, que una vez que empiezas a deslizarte por su prosa ya no puedes parar. ¿Frescura? Tal vez, al menos ese término me asalta a la mente de manera espontánea cuando pienso en ella. ¿Que juega a hacer fácil lo que no lo es, como contar una historia sin trabas tontas, sin florituras que más que enriquecer estorban, manejando con soltura un lenguaje cercano con total corrección? Pues también puede ser. ¿Que los personajes que es capaz de crear son de carne y hueso, espontáneos, naturales, divertidos o trascendentes —según la ocasión—, con virtudes y defectos —como tú y como yo— y sin nada que los haga míticos e inalcanzables, sino cotidianos, de los que te echan el brazo por encima metiéndote en su mundo desde el mismo instante en que los conoces? Sí, sí…, podría ser también. ¿Que las historias que ellos protagonizan nos garantizan unas horas —o días— de disfrute lector, sonrisa en los labios, alguna lagrimilla emocionada y más de un mensaje subliminal a través de frases dignas de recordar? Pues también.
Mayte Esteban gusta. Y me gusta. Por su versatilidad y porque es capaz de montar —y le sale bien— toda una historia a partir de una idea microscópica; una historia en la que da gusto sumergirse olvidándose de todo lo demás.
Hoy estará hecha un flan, por los nervios, que se la comen viva siempre que sale a la palestra con algo nuevo. Quizá sea porque lleva dentro esa humildad de los buenos escritores, que le provoca un inevitable temor a defraudar a pesar de haber puesto su empeño y todos sus conocimientos en afinar al máximo lo que hoy sale a la luz.
Hablo de «Entre puntos suspensivos», su nueva novela, la segunda parte —totalmente independiente, que conste— de «Su chico de alquiler». Nace bajo el amparo de HQN, el mismo sello editorial que ya publicó «La chica de la fotos» y promete tener tanto éxito como esta. Yo la reservé hace tiempo cuando salió en preventa y es muy posible que a estas horas me esté esperando ya en mi kindle con los brazos abiertos, que no voy a rechazar. Eso sí, tendré que elegir bien el momento en que empiece a leerla, porque auguro que cuando lo haga ya no me dejará escapar.
Felicidades, Mayte. Mucha suerte.
Felicidades, Mayte. Mucha suerte.
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Emocionada, así estoy. Y es verdad que estoy nerviosa, porque cada vez que presento un libro es como si hiciera un examen. Sé que me he preparado, pero no puedo evitar que los nervios se me agarren a las tripas y me las retuerzan.
ResponderEliminarEspero, de verdad, pasar la prueba. Me ayuda a encontrar fuerza para seguir contando historias.
Besos
¿Cómo puede ser que Mayte se ponga nerviosa a estas alturas cuando estrena libro nuevo? ¡Pero si ya es una experta con muchas tablas! Y además sabe que sus lectores la queremos mucho y trataremos con cariño el libro nuevo. Un besote!!!
ResponderEliminarPreciosas palabras que voy a compartir.
ResponderEliminarPreciosa entrada! Y a mí también me gusta mucho Mayte Esteban, aunque admito que últimamente la tengo un poquito abandonada. A ver si le pongo remedio.
ResponderEliminarBesotes!!!!
Qué bonitas palabras! M la voy a descargar. Yo no la conocía, muchas gracias!
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