13 feb 2012

RESEÑA DEL LIBRO EN CIAO!

  Bajo el sugerente y muy acertado título "La vida ante nuestros ojos", tuve ayer la oportunidad y la gran suerte de leer una nueva crítica o reseña de Ellas también viven en Ciao! No la esperaba, y mis manos volvieron a temblar ligeramente ante cada palabra leída, ante cada frase esbozada. Me satisfizo sobremanera lo que se dice en ella, no sólo por su tono extremadamente positivo, sino por la interpretación de su contenido, de sus relatos, de sus historias.
  Gracias por el esfuerzo de redactar una reseña tan completa. Gracias por su halago hacia la forma en que está escrito. Gracias por haberse dejado llevar y emocionar con cada vivencia. Y gracias por considerar  la aparente simpleza de su argumento como el mayor acierto de todo.
  Reproduzco una parte de ella, pero os advierto que merece la pena leerla completa en Ciao! La vida ante nuestro ojos.

 "Creo que los lectores masculinos pueden encontrar en él matices que a veces se les escapan en la prisa de la vida diaria, las causas de por qué reaccionamos de cierta manera, por qué reímos o lloramos, por qué nos callamos cosas y las guardamos aunque nos duelan. Las mujeres, por supuesto, nos vamos a ver reflejadas de un modo tan impactante que habrá páginas enteras en las que nos reconozcamos como frente a un espejo. Eso es lo que me ha ocurrido a mí en algunos de los relatos, os lo iré detallando un poquito más adelante. Y a veces he sonreído cómplice y a veces he sentido el escalofrío de saberme descubierta.
    ... 
  El factor sorpresa también está muy presente y hay ocasiones en que las últimas líneas nos hacen levantar las cejas o quedarnos pensando durante unos segundos, lo que creo que es su mayor mérito.
   ...
  En el caso de “Ellas también viven”, los dieciséis retratos que se nos presentan tienen toda la gama de colores y de sentimientos que podemos encontrar en la vida que nos rodea, en la que vivimos y, por supuesto, en la que sufrimos. Todos, seamos hombres o mujeres, podemos sentirnos reflejados en alguna situación, en alguna frase de las que Mª Pilar nos ha dibujado a lo largo de su libro. Y también podemos sacar alguna enseñanza. Quizá enfrentarnos a alguno de nuestros miedos o ver alguna de las cosas que nos preocupan desde otra perspectiva. Quizá sólo sentir que las palabras que leemos son las que nosotras mismas podríamos decir en un determinado momento. Ese es el gran logro de Pilar: que cada uno de sus relatos es como hablar con una vieja amiga."

10 feb 2012

SANT JORDI BLOGUERO. CUENTO: "EL LIBRO Y LA ROSA"


"EL LIBRO Y LA ROSA"


     -¡Apaga la luz y duerme, mañana estarás cansada!
     La voz grave de mi madre volvió a resonar como un eco profundo en mi habitación. La luz tenue de mi cuarto se filtraba a través de las rendijas de la puerta y ese leve resplandor era más que suficiente para velar el sueño ligero con el que me había venido vigilando desde que nací. Yo estaba completamente desvelada. El sopor cálido del verano turbaba un merecido descanso e invitaba a disfrutar del aire del exterior. Abrí la ventana y apagué la luz. Una lengua plateada y reluciente se adentró hasta el fondo, iluminando los más recónditos rincones de la estancia.  Me volví extrañada y pude verla, radiante, pletórica, con su magnífica redondez, a punto de hermanarse con el astro rey en brillo y luminiscencia, copando un cielo estrellado e irisado por sus reflejos. La miré y me sonrió. ¡La luna me sonrió! De pronto, la vi bajar, permitiéndome ver su rostro alegre, insinuante. Un destello luminoso se desprendió y fue a posarse en uno de los estantes que cobijaba mi colección de cuentos infantiles y las letras doradas impresas en el lomo de uno de ellos parecieron resucitar. La miré de nuevo y me guiñó, invitándome a rescatarlo del lugar en el que había estado sepultado durante años.
     No quise encender la luz, el resplandor de la luna a mis espaldas era más que suficiente para dejarme apreciar con sumo detalle las letras estampadas en las hojas de aquel cuento. “El libro y la rosa”. Abrí la portada y allí estaba ella, de nuevo, dibujada en la página primera con el mismo rostro que acababa de mostrarme, inundando de luz las almenas imponentes de un castillo medieval. Me dejé llevar subyugada por una fuerza imposible de definir, y comencé a leer con pausa, refugiándome de nuevo en mi niñez:
      En una noche de abril, los vítores de alegría sobrevolaron el Reino de la Madre Luna. Una nueva princesita, Azahara, acababa de nacer, colmada de parabienes y deseos rebosantes de dicha y felicidad. Era la tercera de tres hermanas, hija del Rey Leonardo y la Reina Sol, su segunda y joven esposa, hermosa como una estrella y de dulce corazón.
     Un suspiro emocionado emanó del Rey cuando se hubo asomado para ver de cerca el rostro angelical de la pequeña. Su belleza lo encandiló. Sus mejillas sonrosadas, su fino pelo rubio, ensortijado, sus profundos ojos claros y una boca perfilada, como una pequeña rosa aún sin abrir, suscitó su alivio y disipó el mayor de sus temores, acumulado desde el día en que un malsano curandero vaticinó su enfermedad. El Reino de la Madre Luna, su tesoro más preciado, debía quedarse a buen recaudo, pero era precisa una boda real para poder ostentar la corona de mando y preveía que tendría que sortear un grave inconveniente si no nacía un vástago varón en el seno de su hogar. Tendría que esperar a que un digno caballero pidiera la mano de alguna de sus hijas, y la belleza ausente de las dos primeras, unido a un carácter huraño e irascible, espantarían sin duda a los posibles pretendientes de todos los alrededores. Con Azahara en el mundo, su Reino estaba salvado. Su rostro sembraría la atracción por doquier,  sólo necesitaría, por su parte, criarla y educarla en la bondad y en la complacencia.
     Y así fue. Azahara creció sumisa y obediente por la estricta educación del Rey Leonardo, sin acertar a comprender por qué sus dos hermanas podían disfrutar de la libertad que a ella le vetaban. Su altanería la sorprendía, pero más aún que su padre no se enfureciera ni las reprendiera por ello. Sin embargo, ella apenas podía alzar la voz, ni actuar según su instinto, ni  contradecir las órdenes de sus padres o de su institutriz. Conforme fueron pasando los años, el brillo en los ojos de Azahara se fue apagando y su corazón marchitando. Y comenzó a llorar, cada vez con más frecuencia, hasta quedarse dormida, noche tras noche, entre las sábanas de seda azul.
       Levanté los ojos del cuento con una ligera congoja oprimiéndome el pecho. ¿Sería verdad? ¿Sería verdad que en aquella época había que atender a la voluntad dictatorial de un padre? “Pobre princesa” –pensé-. “Está atrapada por su propia belleza”.
        Con los ojos lacrimosos, continué leyendo, deseosa de saber lo que vendría a continuación.
        - Estoy atrapada en mi propia belleza –susurró Azahara en sueños.
Me sobresalté.  No creía haber leído aquel cuento, pero tal vez fuera que no lo recordaba. Mi subconsciente debía tener guardados algunos pasajes en un lugar oculto. Recobré la templanza y devolví la vista al libro para seguir leyendo.
          Al cumplir los dieciocho, el Rey Leonardo organizó la fiesta más lujosa que jamás se había vivido, con la única finalidad de buscar para Azahara un esposo digno de ser rey. Los preparativos se prolongaron durante todo un mes. Músicos, artesanos, trovadores, costureras, cocineros…, un sinfín de oficiantes participaron en la preparación del evento, sin faltar los jardineros, imprescindibles para inundar de color y buen aroma los alrededores de palacio.
          Un día, Azahara aprovechó la ausencia de su ama y bajó a pasear por el jardín, surcando los setos atiborrados de flores multicolor y de sutil fragancia. Un chico joven se afanaba en sembrar rosas blancas y amarillas por orden de la Reina Sol; debían ser las que Azahara llevara prendidas en el pelo en el día de su boda. El joven jardinero se levantó al oír de cerca sus pasos, sorprendido por la proximidad de la princesa y su asombrosa belleza. La voz no acertó a salir de su garganta muda. Azahara lo miró y sus ojos quedaron prendados de su guapura fresca y natural. Tenía una mejilla trazada por algunos restos de tierra oscura, un mechón de pelo negro caído sobre la frente, sin llegar a ocultar completamente el profundo color negro de sus ojos, grandes y expresivos, y una angulosa mandíbula aportándole un gesto deliciosamente varonil. El corazón de Azahara saltó y sus mejillas se llenaron de un aterciopelado color rojo. El cruce de miradas bastó por aquel día, pero no por siempre. Azahara durmió aquella noche con una sonrisa en los labios y a la mañana siguiente bajó, de nuevo, desafiando las órdenes paternas de no caminar sola por palacio.
        La conversación se fue alargando y Azahara notó que la vivacidad, la alegría y la ilusión habían vuelto a su vida, hasta que una mañana el Rey Leonardo irrumpió en su aposento con el rostro rígido y la boca prieta.
         - Te han visto en compañía de un vulgar jardinero, ¡y no un día, sino varios! –le gritó. ¡Como osas desafiar mis órdenes! Eres la esperanza de este reino, su prevalencia depende de ti, de tu desposorio con un caballero digno de ser rey. No volverás a salir, te está terminantemente prohibido conversar con nadie a excepción de tu familia, ¿has entendido? La próxima semana será la fiesta de tu compromiso. De ella saldrás comprometida con algún apuesto joven de buena posición. Hasta entonces, te estaré vigilando.
        Azahara comenzó a llorar y yo con ella. La crueldad del rey me parecía injusta y aberrante. Le había partido el corazón y ella no había sido capaz de decir nada, ¿cómo había podido mantener silencio y asumir su destino con aquella resignación?
        Continúe observando aquella página del cuento y su bonita ilustración. Tras horas de llanto desgarrador, Azahara se había quedado dormida.
        - ¿Por qué te resignas, Azahara? ¿Por qué no luchas por lo que quieres? –pregunté en voz alta.
        - Soy bella –me contestó en sueños-. Las mujeres bellas, todas las cosas bellas, están llenas de bondad, no luchan.
        Volví a sobresaltarme, esta vez aún más que la anterior.  ¿Me había contestado?
        - Eso no es cierto –apunté-. Observa una rosa. Es bella, excesivamente bella, y sin embargo, posee grandes espinas para defenderse.
         - ¿Una rosa? –preguntó sin abrir los ojos-.
         Miré la ilustración sin saber lo que estaba pasando. La luna seguía a mi espalda. La miré y me volvió a sonreír. No entendía nada.
        - Las rosas son tan bellas que necesitan defenderse para que no les hagan daño. Todos quieren arrebatarlas de su espacio, aún a riesgo de marchitarlas, tan sólo para satisfacer los deseos de quien las arranca, atraídos por su dulzor, su aroma y su bonita presencia. Pero ellas merecen vivir felices rodeadas de otras flores, merecen disfrutar de su vida con plena libertad. Por eso crean espinas, para no doblegarse fácilmente ante sus enemigos.
         Azahara despertó mirando a su alrededor, confusa, pero fuerte. Se vistió presurosa y se dirigió hasta la puerta. Estaba cerrada bajo llave, pero no perdió la esperanza. Se levantó el vestido y descendió por la ventana ayudándose de las robustas ramas de un árbol y corrió despavorida hasta el jardín. Buscó y buscó a su joven amado, pero no estaba, había sido conducido lejos de palacio por orden imperial. Azahara buscó las rosas, las rosas blancas y amarillas  que aquel chico de nombre desconocido había sembrado para ella y arrancó una de cada color. Su piel se rasgó con sus afiladas espinas, pero no le importó. Se estaban defendiendo, como ella debía de haber hecho desde que nació.
        Subió a su habitación y extrajo un pequeño libro con hojas de pergamino plagadas de lindos poemas de amor y con la sangre que manaba de sus dedos escribió una sucinta misiva entre sus páginas, pidiendo a su amor ser rescatada de las garras de aquel reino. Deshojó las rosas con todo el dolor de su corazón, posando entre sus páginas los pétales blancos y amarillos que servirían para dar razón de que era de ella de quien partía aquella imperiosa llamada.
      Su ama de cría, consciente de su sufrimiento desde el día en que nació, sirvió de mensajera real para hacer llegar el libro y las rosas hasta su destinatario, tan perdidamente enamorado como ella. Alejandro acudió a su llamada, valiente y presuroso, dispuesto a secundar el día en que Azahara decidió, por sí misma, que quería ser feliz.
     Cerré el libro con lágrimas en los ojos, embargada por la emoción y rebosando felicidad. Tenía la sensación de haber cambiado algo, de haber hecho algo por aquella dulce princesa atrapada en un cuento y en su propia vida. Permanecí toda la noche despierta, observando cómo la luna volvía a ascender despacio, pero con una sonrisa plena y deslumbrante, hasta cruzarse con el astro rey que venía a usurparle el sitio con presunción.
      Entonces me di cuenta de la intención de la luna.  Quería que yo conmemorara aquel acto de amor y valentía que Azahara protagonizó, enviando un libro y una rosa con el único fin de hacer saber que la decisión de ser felices en la vida, es nuestra y solo nuestra, y que puede tomarse en cualquier momento y en cualquier lugar. Yo así lo voy a hacer, haciéndolos llegar a un buen amigo o a una buena amiga. ¿Queréis vosotros hacer lo mismo? ¿Queréis secundar esta bonita iniciativa? Cogeros de la mano de KAYENNA, ella os guiará.

Mª del Pilar Muñoz Alamo - 2012


8 feb 2012

RESEÑA EN EL BLOG "O MEU CARTAFOL"

  Diferentes lugares, diferentes raíces, diferentes costumbres... Y aún así, hay algo que nos une, existe un nexo común entre todas nosotras: nos identificamos por igual, sentimos igual y nos emocionamos igual ante el tipo de historias que este libro cuenta, porque, al fin y al cabo, esas historias también son las nuestras.
  Una nueva reseña me llegó ayer, esta vez desde el noroeste de España, de la mano de Cartafol, con impresiones parecidas a las que ya me han llegado desde otros puntos cardinales. 
  Me quedo con su última frase, que lo dice todo: "Un libro que me guardo en la mesilla de noche y que releeré varias veces, estoy segura", y os invito, como siempre, a conocerla de forma completa en su blog O Meu Cartafol.
  Gracias por tus palabras.

7 feb 2012

RELATO DE SAN VALENTIN: "DIA DE AMOR Y ROSAS"

  Ya se acerca. 14 de febrero, San Valentín, "Día de los Enamorados". 
  Pero enamorados... ¿de quién? ¿de qué? ¿Os habéis detenido a pensarlo? ¿Nos enamoramos de todo? ¿O tan solo de una pequeña parte y la venda del embelesamiento nos ciega y nos impide ver lo demás? ¿Que ocurre si pasado el tiempo abrimos los ojos y descubrimos que aquello que nos embaucó no era lo que parecía? ¿Abandonamos o seguimos? Si para entonces ya ha acabado la pasión y se ha instaurado en nuestro corazón un sentimiento de amor profundo aunque realista, sin vendas ni embelesamientos... ¿seguiremos entonces celebrando el Día de San Valentín como si estuviéramos enamorados? ¿Qué opináis? 



Día de Amor y Rosas
                            
           Mi corazón se estremeció en un pálpito emocionado cuando atravesé la puerta de aquel insigne restaurante. A pesar de los tres años que llevaba sin volver, recordaba palmo a palmo cada uno de sus rincones de madera noble con aroma de buen vino. Durante largo tiempo después de aquella mágica noche, perseveré acudiendo a una cita imaginaria en la que anhelaba fervorosamente volver a encontrarme con mi amor desconocido, aquél que tras un disfraz arrebató sin mesura mi cordura y mi razón, dejándome sumida en un torbellino de emociones que no me había permitido volverme a enamorar. Pero él nunca regresó. Sobreviví alimentándome del idolatrado recuerdo de su apuesta figura, aproximándose a mí al tiempo que descorchaba una botella dorada con seductora sonrisa, y del dulce, cálido y apasionado beso con el que enjugó mis labios permitiéndome apreciar, a través de ellos, el delicado sabor y la suave efervescencia de aquel cava con el que nos adentramos emocionados en el año venidero.
               Seguí los pasos del maître y visiblemente nerviosa tomé asiento en la mesa que Lucía había reservado, a la espera paciente de que ella llegara. Volví a observar con detalle todo cuanto existía a mi alrededor. Nada había cambiado, ni siquiera yo. Como hiciera antaño tantas veces, me vi a mí misma analizando cada silueta, cada rostro, cada mueca o expresión, ajena a lo que realmente me había llevado hasta allí.
 De forma súbita, el maître apareció ante mí y me sobresalté. No acerté a escuchar sus palabras, sólo vi que me tendía una esbelta copa de fino cristal portando delicadamente en la otra mano una botella dorada que me resultó familiar. Clavé mis ojos en ella y él la giró sutilmente, dejándome ver el nombre del líquido preciado que tantas veces había rememorado en sueños. En un arrebatador impulso comencé a barrer con la mirada todos y cada uno de los rincones de aquella estancia, como si intuyera la presencia de mi platónico amor. Presa de la emoción, tardé en percatarme de que alguien había dejado un paquete envuelto sobre mi mesa con un mensaje manuscrito en una pequeña tarjeta: “Al fin, llegó el momento”. Con la respiración agitada y estremecido el corazón, rasgué el envoltorio y un leve escalofrío me recorrió la nuca. Tres rosas y un antifaz. “Una por cada año de fiel espera” –pensé-. 
Alguien en la penumbra se levantó y girándose con seductor talante, me sonrió. Elevó su copa y brindó por mí, por nosotros, por nuestro encuentro tan esperado…, tan deseado. Pude ver sus labios carnosos a través de las burbujas en el cristal, impregnándose del cava testigo de nuestro amor. Y sin decir nada se acercó, tomó mi rostro entre sus manos y me besó, dulce y apasionado. Supe entonces que era él. Pude reconocerlo. El amor de mi vida. Por siempre y para siempre.

Cada veinte de febrero hemos rememorado aquel día, nuestro peculiar Día de Amor y Rosas, fieles al romanticismo que el entorno nos evoca. Pero hoy ha sido algo especial. La embriagadora mezcla de amor y vino ha propiciado que fluya un revelación esencial:
- Póntela –le digo emocionada tendiéndole un paquete envuelto con toda delicadeza-. No te he visto volver a usarla desde entonces.
Oscar abre la pequeña caja con manos temblorosas.
- ¡¿Una pajarita?! –pregunta extrañado-. ¡Jamás he usado pajarita, sólo la llevan los condes y los empleados de hotel! –afirma con desprecio-.
Lo miro fijamente con el ceño fruncido y la ensoñación de su imagen de aquella noche invade mi mente.
- Aquella primera vez… -musito masticando las palabras-, tú la llevabas junto a…
Oscar palidece y su lengua trabada no acierta a hilvanar sonido alguno. Me desplomo al ver la expresión de su rostro.
- ¡Oh, Dios mío! –exclamo aturdida-. ¡No eras tú! ¡Mi amor platónico de esa noche… no eras tú!
Su profundo silencio lo corrobora. Me levanto despacio y arrastro los pies hasta encontrar un poco de aire fresco que me ayude a asimilar el engaño sobre el que he construido mi vida. Él no estuvo aquella noche. No asistió a aquella fiesta de disfraces con la que despedimos el año y en la que yo creí haberle conocido. Supo de mí por Lucía, y en un intento desesperado por complacer los dictados de su enamorado corazón, no dudó en seducirme de la única forma en que podría hacerlo, a sabiendas de que así, y sólo así, yo abriría las puertas de lo más íntimo de mi ser.
Hoy acabo de descubrir, tras quince años de amor idílico, que aquella noche lejana y feliz yo no me enamoré perdidamente de un apuesto hombre, sino de un profundo y dulce beso con un especial sabor a cava. 





  
© Mª del Pilar Muñoz Alamo - 2010
 




6 feb 2012

5 feb 2012

RESEÑA EN EL BLOG "SOPA DE LETRAS"

  Hoy he tenido ocasión de leer una reseña que me ha resultado muy entrañable, no sólo por lo que en ella se dice, sino por lo que hay tras ella.
  Sofía, administradora del blog Sopa de Letras ganó este libro en un concurso celebrado por Laky en su blog Libros que hay que leer. Sin embargo, ella es lectora asidua de literatura juvenil y su blog está fundamentalmente dedicado a ella. Hace unos días tuvimos ocasión de contactar a través de facebook y me comunicó que había sido su madre quien había leído el libro y que, por cierto, le había encantado. 
  La reseña que ha publicado en su blog ha sido escrita por Jara, su madre; me consta que tras la insistencia de la propia Sofía para que tomara parte en esa empresa. Que una persona anónima, alejada del mundo "blogueril", haya aceptado sentarse a reseñar mi libro con la mejor voluntad del mundo y que lo haya hecho, además, con una valoración del mismo tan positiva, me ha resultado ciertamente conmovedor. Me siento muy halagada de que mi libro le haya servido para estrenarse como reseñadora de literatura adulta en el blog de Sofía y les doy las gracias a ambas sinceramente; a Jara, por su  esfuerzo y sus palabras y a Sofía, por promover su participación de esta manera.
  Transcribo una pequeña parte de la reseña y os sugiero que pincheis en el enlace a su blog para leerla completa. 

"Ellas también viven.Relatos de mujer ha sido un decubrimiento de los relatos cortos, ya que no había tocado esa forma de escribir. Me han gustado todas y cada una de las historias, aunque algunas me han llegado al corazón."

3 feb 2012

VA DE PREMIOS

  Ayer tuve la suerte de descubrir que mi abanderado masculino oficial, Román, había tenido el gran detalle de mencionarme en su blog El tiempo de Román , en la entrega de unos premios que, previamente, le había concidido Mayte Esteban. Al igual que él, no sé bien cómo funciona esto, pero me voy a permitir pecar de espontánea y nombrar directamente a aquellos blogs a los que yo trasladaría estos premios con muchísimo gusto por diversas razones que ahora comento. A todos ellos, y con el fin de que su hacer con estos premios sea mejor de lo que yo lo estoy haciendo, los remito al blog de Mayte, que seguro que los ha concedido como debe ser.

  * Al blog Arte Literario y a su administradora Natalia. Porque además de ser la artífice de lanzar a la blogosfera la segunda reseña positiva de mi libro (después de Belén Márquez), tuvo la deferencia de sortearlo sin que yo lo esperara, lo cual fue una grata sorpresa que nunca olvidaré.

  * Al blog Libros que voy leyendo. Por ser un blog excelente y por la afectividad y cercanía que Lourdes me ha brindado desde que nos pusimos en contacto por primera vez.

  * Al blog Yo soy bibliófila. Por la sencillez y simpatía de Sarah Degel, su administradora.

  * Al blog Kayena: negro sobre blanco. Por el esfuerzo de su administradora por hermanar la blogosfera con sus ideas y por la calidad humana que ha derrochado conmigo.

  * Al blog Los libros de Almu. Un blog espontáneo, fresco y sencillo que me encanta y que es administrado por una excelente mujer.

  Podría seguir mencionando muchos, pero creo que en las bases de estos premios no está concedérselos a media blogosfera, que es lo que me gustaría. Aún así, no quiero dejar de mencionar a algunos: Entre montones de libros; Libros que hay que leer; Cargada de libros; De tinta en vena; Libros, exposiciones y excursiones..., y paro ya porque, si por mí fuera, seguiría nombrando a muchos más de quienes he recibido muy buenas vibraciones sin apenas conocerlos.

Lecturas 2018.

Estamos en GOODREADS

Estamos en GOODREADS
Pincha en la imagen.

Blog Archive

Audio relatos

Con la tecnología de Blogger.

Blogroll

Seguidores