Ya está gestada. Ya está lista. El botón de “PUBLICAR” me espera con los brazos abiertos y entonces será vuestra. Han sido seis años los transcurridos desde que el germen inicial comenzara a crecer en mi mente hasta poner definitivamente la palabra FIN, después de una interrupción larga para hacer hueco a los relatos y algunas otras más pequeñas por avatares del tiempo, de los cambios de enfoque, de la búsqueda de su perfección a nivel personal y a través de esos pequeños –pero importantes- detalles de mis queridísimos lectores cero que me han aportado matices que yo, al conocer sobradamente la trama, había dejado escapar.

Decir que estoy emocionada sobra, creo que resulta obvio.
Va por vosotros.
AGRADECIMIENTOS
Esta novela comenzó a gestarse hace algo más de seis años, cuando yo aún no había tomado contacto directo con este mundo literario tan complejo y bonito a la vez. Quiso la suerte, o el destino tal vez, que mis «Relatos de Mujer» se cruzaran en su camino y tomaran la delantera irrumpiendo en él, abriendo puertas y brindándome la oportunidad de conocer gente maravillosa con una afición común sobresaliendo por encima de todas las demás: la lectura y la escritura. En aquel marzo de 2011 en que «Ellas También Viven» vio la luz comenzó para mí una experiencia única a nivel personal y un aprendizaje intensivo a nivel literario, hasta el punto de afirmar que «Los colores de una vida gris» sería radicalmente distinta si «mis niñas» no me hubieran cogido de la mano previamente para absorber conocimientos de los que antes carecía, siendo consciente de que el proceso de aprendizaje no terminará nunca.
No quiero limitar mis agradecimientos a quienes han formado parte en la creación de esta novela, sino a todos aquellos que en mayor o menor medida han influido en mi vida desde que comencé mi corta andadura literaria:
A mi marido, Alfonso. Porque me ha dado la oportunidad de conocer intensa y profundamente lo que significa amar y ser amada, de degustar la recompensa de no dar nada por perdido, de vivir los avatares de la lucha por los sueños sola y acompañada. Porque me ha hecho sentir maravillosamente bien al compartir conmigo mis proyectos, aportándome la primera crítica de esta novela como lector vivaz y exigente con los entresijos del argumento, debatiendo sobre él y hablándome de sus personajes como si tuvieran vida propia. Por su entusiasmo, su apoyo, su temple y sus buenos consejos. Por estar ahí. Por ser el hombre de mi vida.
A mis hermanos. Porque con ellos vivo a diario la mejor cara de una familia de la que me siento orgullosa. Porque siempre he recibido de ellos su apoyo incondicional a cuanto he decidido emprender, su ayuda constante, su energía positiva y su alegría por el éxito de mis logros. Porque han sido y siguen siendo un bastión indispensable en mi vida, tanto en los buenos como en los malos momentos. Porque gozan de un optimismo, una vitalidad y una fortaleza que me alcanza siempre como un aura que me hace sentir segura.
A mis hijos. Porque son lo mejor que me ha pasado en esta vida y los que más sentido le aportan. Porque me han hecho vivir experiencias únicas y sentir emociones indescriptibles. Por hacer alarde de paciencia en más de una ocasión y conocer con creces el significado de palabras o frases como «espera», «ya voy», «un momentito solo», «en cuanto termine este párrafo»…, o algún que otro improperio cuando su interrupción, justificada o no, volatilizaba mi inspiración hasta no se sabía cuándo.
A mis padres. Porque hicieron que sus hijos fueran su única razón de ser y de existir, construyendo su vida en exclusiva en torno a nosotros. Porque me enseñaron el valor del esfuerzo, del tesón, de la responsabilidad, del trabajo bien hecho, inculcándome ese empeño por terminar todo aquello que decido empezar. Porque han sido partícipes orgullosos de mis conquistas, y todo un ejemplo a imitar.
A mi gran amiga Pilar Sánchez. Porque su propuesta de escribir «algo» en relación al tema de fondo de uno de mis «Relatos de Mujer» fue la mecha que prendió fuego a lo que estaba oculto en mi interior, provocando una especie de vorágine continuada que terminó en la creación de «Ellas También Viven» y en mi irrupción en este mundo literario. Porque siempre ha sido una de mis «lectoras cero» de todo cuanto he escrito, incluyendo esta novela, de la que recibí su crítica y sus apuntes acertados que me hicieron matizar algún que otro aspecto para mejorarlo. Por su apoyo incondicional y por el afecto que me profesa, y que es recíproco, por supuesto. Por estar ahí siempre que la necesito.
A mis amigos Marga Ramon y Alberto González. Porque con ellos he sido consciente del alcance de la amistad virtual —en el amplio sentido de la palabra— que proporcionan las redes sociales y que en nada tiene que envidiar a la amistad física, a excepción del placer de charlar de tú a tú, mirándote a los ojos y mostrando tus gestos abiertamente sin necesidad de utilizar esos pequeños emoticonos que expresan la emoción impresa en las palabras escritas. Porque han sido igualmente «lectores cero» de esta novela, aportándome su crítica y su punto de vista a determinadas cuestiones que me han resultado de utilidad para su mejora. Por haber vivido conmigo una buena parte de esta aventura, siendo receptores pacientes de mis inquietudes y consejeros literarios e incluso emocionales en más de una ocasión.
A Ana Gómez, “Kayena”. Porque además de ser bloguera y excelente crítica literaria, ha demostrado ser una mujer entrañable de la que siempre he recibido una ayuda inestimable cuando la he necesitado. Porque nunca podré olvidar su disposición total y absoluta a convertirse en una de mis madrinas de ceremonia —junto a Almudena Donate— en mi presentación de «Ellas También Viven» en Madrid, así como su forma de hablar de mis relatos y de referirse a mí cada vez que tiene ocasión de hacerlo. Porque no dudó en aceptar ser otra «lectora cero» de esta novela cuando se lo pedí diciéndole que estaba muerta de miedo, ofreciéndome una crítica literaria completísima de lectora voraz con la actitud íntegra, clara y sincera que yo tanto valoro de ella, así como algunos apuntes de extrema utilidad. Porque la siento amiga.
A las administradoras y a los administradores de blogs literarios que he tenido la ocasión de conocer a raíz de la publicación de mi libro de relatos. Porque les debo en gran parte el hecho de estar aquí, de haber conseguido asomar un poquito la cabeza en este mundo virtual plagado de libros, escritores y lectores. Porque me han demostrado siempre un cariño que trasciende la mera crítica literaria de mi obra, habiendo llegado a entablar con algunas de ellas una relación amistosa muy entrañable. Porque me han tendido la mano desinteresadamente aceptando mis relatos aun siendo una completa desconocida, regalando comentarios de elogio por doquier. Porque les debo mucho.
A Ellas, a mis niñas, a las protagonistas de mis relatos que tantos halagos han recogido y tantos buenos ratos me han hecho vivir. Porque me han enriquecido muchísimo a nivel literario y personal. Porque han sabido ganarse la admiración de tantísimos lectores, tendiendo una especie de alfombra para hacer más fácil el camino de quienes vinieran detrás.
A quienes día a día me alientan con sus mejores deseos para seguir adelante.
Y por último, a dos señoras a las que no tengo el gusto de conocer personalmente, aunque bien me gustaría: Adele y Barbra Streisand. Porque me han prestado su música para hacerme volar, para hacerme sucumbir entre sus notas innumerables veces provocándome un trance de inspiración divina que me ha permitido aislarme del mundo real por un momento y sumergirme con rotundo éxito bajo la piel del personaje cuyas emociones y sentimientos debía transmitir, sintiéndolas formar parte de mí.
A todos ellos, GRACIAS.
No quiero limitar mis agradecimientos a quienes han formado parte en la creación de esta novela, sino a todos aquellos que en mayor o menor medida han influido en mi vida desde que comencé mi corta andadura literaria:
A mi marido, Alfonso. Porque me ha dado la oportunidad de conocer intensa y profundamente lo que significa amar y ser amada, de degustar la recompensa de no dar nada por perdido, de vivir los avatares de la lucha por los sueños sola y acompañada. Porque me ha hecho sentir maravillosamente bien al compartir conmigo mis proyectos, aportándome la primera crítica de esta novela como lector vivaz y exigente con los entresijos del argumento, debatiendo sobre él y hablándome de sus personajes como si tuvieran vida propia. Por su entusiasmo, su apoyo, su temple y sus buenos consejos. Por estar ahí. Por ser el hombre de mi vida.
A mis hermanos. Porque con ellos vivo a diario la mejor cara de una familia de la que me siento orgullosa. Porque siempre he recibido de ellos su apoyo incondicional a cuanto he decidido emprender, su ayuda constante, su energía positiva y su alegría por el éxito de mis logros. Porque han sido y siguen siendo un bastión indispensable en mi vida, tanto en los buenos como en los malos momentos. Porque gozan de un optimismo, una vitalidad y una fortaleza que me alcanza siempre como un aura que me hace sentir segura.
A mis hijos. Porque son lo mejor que me ha pasado en esta vida y los que más sentido le aportan. Porque me han hecho vivir experiencias únicas y sentir emociones indescriptibles. Por hacer alarde de paciencia en más de una ocasión y conocer con creces el significado de palabras o frases como «espera», «ya voy», «un momentito solo», «en cuanto termine este párrafo»…, o algún que otro improperio cuando su interrupción, justificada o no, volatilizaba mi inspiración hasta no se sabía cuándo.
A mis padres. Porque hicieron que sus hijos fueran su única razón de ser y de existir, construyendo su vida en exclusiva en torno a nosotros. Porque me enseñaron el valor del esfuerzo, del tesón, de la responsabilidad, del trabajo bien hecho, inculcándome ese empeño por terminar todo aquello que decido empezar. Porque han sido partícipes orgullosos de mis conquistas, y todo un ejemplo a imitar.
A mi gran amiga Pilar Sánchez. Porque su propuesta de escribir «algo» en relación al tema de fondo de uno de mis «Relatos de Mujer» fue la mecha que prendió fuego a lo que estaba oculto en mi interior, provocando una especie de vorágine continuada que terminó en la creación de «Ellas También Viven» y en mi irrupción en este mundo literario. Porque siempre ha sido una de mis «lectoras cero» de todo cuanto he escrito, incluyendo esta novela, de la que recibí su crítica y sus apuntes acertados que me hicieron matizar algún que otro aspecto para mejorarlo. Por su apoyo incondicional y por el afecto que me profesa, y que es recíproco, por supuesto. Por estar ahí siempre que la necesito.
A mis amigos Marga Ramon y Alberto González. Porque con ellos he sido consciente del alcance de la amistad virtual —en el amplio sentido de la palabra— que proporcionan las redes sociales y que en nada tiene que envidiar a la amistad física, a excepción del placer de charlar de tú a tú, mirándote a los ojos y mostrando tus gestos abiertamente sin necesidad de utilizar esos pequeños emoticonos que expresan la emoción impresa en las palabras escritas. Porque han sido igualmente «lectores cero» de esta novela, aportándome su crítica y su punto de vista a determinadas cuestiones que me han resultado de utilidad para su mejora. Por haber vivido conmigo una buena parte de esta aventura, siendo receptores pacientes de mis inquietudes y consejeros literarios e incluso emocionales en más de una ocasión.
A Ana Gómez, “Kayena”. Porque además de ser bloguera y excelente crítica literaria, ha demostrado ser una mujer entrañable de la que siempre he recibido una ayuda inestimable cuando la he necesitado. Porque nunca podré olvidar su disposición total y absoluta a convertirse en una de mis madrinas de ceremonia —junto a Almudena Donate— en mi presentación de «Ellas También Viven» en Madrid, así como su forma de hablar de mis relatos y de referirse a mí cada vez que tiene ocasión de hacerlo. Porque no dudó en aceptar ser otra «lectora cero» de esta novela cuando se lo pedí diciéndole que estaba muerta de miedo, ofreciéndome una crítica literaria completísima de lectora voraz con la actitud íntegra, clara y sincera que yo tanto valoro de ella, así como algunos apuntes de extrema utilidad. Porque la siento amiga.
A las administradoras y a los administradores de blogs literarios que he tenido la ocasión de conocer a raíz de la publicación de mi libro de relatos. Porque les debo en gran parte el hecho de estar aquí, de haber conseguido asomar un poquito la cabeza en este mundo virtual plagado de libros, escritores y lectores. Porque me han demostrado siempre un cariño que trasciende la mera crítica literaria de mi obra, habiendo llegado a entablar con algunas de ellas una relación amistosa muy entrañable. Porque me han tendido la mano desinteresadamente aceptando mis relatos aun siendo una completa desconocida, regalando comentarios de elogio por doquier. Porque les debo mucho.
A Ellas, a mis niñas, a las protagonistas de mis relatos que tantos halagos han recogido y tantos buenos ratos me han hecho vivir. Porque me han enriquecido muchísimo a nivel literario y personal. Porque han sabido ganarse la admiración de tantísimos lectores, tendiendo una especie de alfombra para hacer más fácil el camino de quienes vinieran detrás.
A quienes día a día me alientan con sus mejores deseos para seguir adelante.
Y por último, a dos señoras a las que no tengo el gusto de conocer personalmente, aunque bien me gustaría: Adele y Barbra Streisand. Porque me han prestado su música para hacerme volar, para hacerme sucumbir entre sus notas innumerables veces provocándome un trance de inspiración divina que me ha permitido aislarme del mundo real por un momento y sumergirme con rotundo éxito bajo la piel del personaje cuyas emociones y sentimientos debía transmitir, sintiéndolas formar parte de mí.
A todos ellos, GRACIAS.
