"Deambulo a los pies de tu cama con la mirada perdida, atravesando el vacío, posando mis pupilas sobre las motas de polvo que en el aire bailan luciendo una iridiscencia prestada por el sol, por un rayo de sol tenue filtrado a través de una ventana abierta a un mundo del que reniego. Sujeto los varales gruesos que te cercan para no caerte y los aprieto hasta que el albor de mis nudillos comienza a tornarse púrpura por la rabia contenida, por el dolor intenso que me parte en dos. La oquedad de mi estómago me aprisiona, no puedo respirar. La congoja es tan intensa, tan atenazante, que la siento manar por mis sienes, por mis ojos desorbitados que me resulta imposible cerrar. No puedo dejar de observarte, intentando atisbar un resquicio de energía en tu cuerpo tan pequeño, tan vulnerable, colmado de laxitud. Por un momento miro al cielo e increpo furiosa a la entidad desconocida que osa llevarte cuando fui yo la que te dio la vida, le grito desposeída que me dé una explicación mientras cierro los puños y clavo mis uñas en las palmas de mis manos, impotente de sentirme burlada por un destino cruel que no tiene derecho alguno a arrebatarme el sentido de vivir. Porque eres tú, mi niño, eres tú el que mueve cada segundo de mi existencia, cada gota de sudor vertida para darte lo mejor, cada átomo de aliento exhalado al aire para cuidarte, para hacer de ti el hombre que siempre mereciste ser.
Giro mis muñecas y adivino el camino por donde serpentea mi sangre, la que antaño te trajo aquí. La que me sigue dando el hálito de vida que me mantiene.
Giro mis muñecas. Y adivino el camino exacto que será amputado si te me vas."
(Relatos de Mujer - 2014).
Uff, Pilar, que relato más triste. Ver como se va un hijo tiene que ser muy duro y difícil de aceptar. La vida es muy cruel y es capaz de arrancarnos la parte más importante de nosotros, el corazón. El próximo más alegre, please.
ResponderEliminarBesos
Sí, es un poco triste, una realidad que más vale no pensarla, aunque al escuchar ciertas noticias no se puede evitar desviar la atención hacia tus propios hijos. Prometo que el siguiente será más alegre :)
EliminarUn beso.
Uff, qué triste... La piel de gallina me has dejado. Una situación por la que nadie debería pasar... Qué cruel es la vida cuando pasa esto...
ResponderEliminarBesotes !!!
En general no estamos preparados para afrontar la muerte, pero la de un hijo muchísimo menos, parece ir contra natura. Nadie debería pasar por eso.
EliminarUn beso, guapa!
Bueno, bueno, vaya nudo tengo. Buen relato, como siempre. Hasta el viernes, guapa :-)
ResponderEliminarGracias, Meg!! Nos vemos el viernes ;)
EliminarUn beso!!