La vida no es un camino recto, en él confluyen muchos otros senderos que a veces tomamos con conciencia plena. Otras veces, un impulso extraño nos invita a variar de rumbo sin saber lo que encontraremos al final del mismo, ni lo que nos deparará su recorrido; tanto es así que pienso que no somos nosotros quienes lo elegimos, sino él el que nos engulle para depararnos mil experiencias con las que enriquecernos.
La escritura siempre me acompañó, pero yo nunca reparé en ella como algo serio, siempre hice oídos sordos a esa capacidad para crear historias y trasladar los pensamientos al papel que muchos otros advirtieron, tal vez porque nunca consideré que aquella fuera una habilidad especial. Mi temperamento y mi forma de ser me mantuvieron -y lo siguen haciendo- bastante más ocupada en observar la vida, las relaciones humanas, el porqué de las actitud de los demás y su reacción ante las experiencias cotidianas o extraordinarias, por la reflexión profunda que intenta dar significado a todo lo que nos rodea, por la psique de quienes habitan en este mundo, por cuestionar las costumbres inútiles o las decisiones condicionadas, por detectar las injusticias sociales que muchos aceptan sin rebelarse. Hasta que un día descubrí, casi por casualidad, que podía hacer partícipe a los demás del resultado de mis elucubraciones, y hacerlo además con tintes literarios convertidos en relato. Aquel fue el comienzo de una aventura que se ha extralimitado a la publicación de “Ellas también viven” para convertirse en una experiencia muy amplia y profundamente enriquecedora para mí a todos los niveles: literario, personal, social, psicológico…, una experiencia que no desearía abandonar, no por aspirar al rango de escritora, sino porque se ha convertido en una forma de vida que intento compaginar con todo lo que ocupa mi espacio temporal y de lo que no deseo alejarme; eso sí, manteniendo siempre el origen y la razón de ser que da sentido a mis escritos: la necesidad de contar y de transmitir un mensaje, por encima de la necesidad básica de conjugar las letras.
Una novela espera ver la luz, con la ilusión contenida por la responsabilidad de no defraudar a quien desee darme una nueva oportunidad y una cautela desmedida por evitar los tropiezos que ya tuve por ignorancia previa. Pero ante todo, y sobre todo, con el deseo de disfrutar de este nuevo paseo evitando, en la medida de lo posible, los sinsabores que generan las falsas expectativas, las presiones del mercado, los compromisos literarios y la aspiración utópica de querer llegar arriba a toda costa.
Antes de que ser yo quien se decida a buscarlo abiertamente, me estoy dando tiempo para que sea el camino que debo seguir quien se revele ante mí y me absorba, como ya sucedió tiempo atrás. Y seguir deleitándome no solo con las letras, sino con todo lo que estas traen consigo y que, si cabe, son para mí una fuente de satisfacción aún mayor por todo lo que me reportan a nivel personal.
Es hora de pensar en un cambio de vestimenta para adoptar un nuevo rumbo y de calzarnos otros zapatos con los que volver a pisar con firmeza el nuevo terreno escarpado que nos espera.
¡Ánimo y a por el terreno escarpado o como sea! Esperamos disfrutar esa novela con la ilusión desbordada en el momento que sea oportuno.
ResponderEliminarUn beso
Eso espero, Marilú, que la disfrutes. A por ello vamos!
EliminarUn beso!
Animo siempre es complicado cambiar de camino pero seguro que te resultara estimulante y sacas algo estupendo, un beso
ResponderEliminarSeguro que sí, que saco algo bueno de todo ello. Al cambiar de género y ser novela, la experiencia será diferente. Ni mejor ni peor, pero sí distinta y eso me anima a seguir. Gracias, Rocio!
EliminarUn beso.
A veces los caminos resultan escarpados, pero si acaban llevando a buen puerto, merece la pena el recorrido. Mucho ánimo en tu nueva aventura; aquí estaremos siguiéndote de cerca y apoyándote en todo. 1beso!
ResponderEliminarAunque no lleven a buen puerto, para mí muchos de ellos siguen mereciendo la pena, porque en cada etapa de esos caminos se aprende algo.
EliminarMil gracias por ese apoyo que me ofreces, guapa!
Un beso!
Pues aquí estaré dispuesta a leer lo que sea que venga de tu inspiración. Un besazo.
ResponderEliminarMuchísimas gracias por tu apoyo, Meg, con personas como tú una se anima a escribir!
EliminarUn besazo!
Muy interesante Pilar, seguro que todo te saldrá bien. Eres cauta, educada, responsable y buena escribiendo - ingredientes para saber hacer y llegar a buen puerto-
ResponderEliminarUn abrazo y ya sabes dónde estoy.
Madre mía, Miren, me vas a sonrojar!! Gracias, guapísima, por tu apoyo y por tu ofrecimiento, eres un sol!!
EliminarUn beso!
Átate bien los zapatos y a caminar con paso firme y decidido ;)
ResponderEliminarÁnimo, preciosa, ya sabes que puedes contar conmigo para lo que necesites.
Un besote
Gracias, peque, en eso estoy, en cambiar de zapatillas para sortear los obstáculos lo mejor que pueda y sepa :)
EliminarSé que estás ahí!
Un beso!
En los cambios cuesta siempre dar el primer paso, es con el que se duda, con el que una muestra más miedo. Pero una vez que se da, empieza a verse el camino más firme. Muchos ánimos en esta nueva andadura! Que seguro que tu nueva creación va a encontrar de nuevo lector@s que van a disfrutar mucho con ella.
ResponderEliminarBesotes!!!
Eso espero, Margari, que aquellos que se acerquen a ella la disfruten. Los primeros pasos son los peores, sí, sobre todo cuando ya se tiene bastante más información al respecto, porque da más miedo. Pero todo se andará :)
EliminarGracias, guapa!
Un beso!