15 oct 2018

RELATO: «A RITMO DE BOLERO»


   Entro en la sala donde me esperas. Las velas arden, formando ramilletes de luz intermitente, cálida, envolvente. El vino de una botella soterrada en hielo espera ser escanciado en dos copas de fino cristal. La atmósfera recreada me despierta nervios en el estómago. Pero tu sonrisa me tranquiliza. Las burbujas fluyen, por fin. Y brindamos. Doy un sorbo a mi copa mientras tú esperas. Mientras esperas para posar tus labios en las huellas de carmín que dejo impresas y beber de mi copa con lentitud, mirándome. El gesto me excita, tu proximidad me excita. Y me ruboriza a un mismo tiempo. Me das la espalda por unos segundos y haces que suene un bolero. Mi corazón se encoge. Contengo la respiración cuando me arrebatas el vino para dejarlo en la mesa y me invitas a un baile. Tu cuerpo unido al mío, sin dejar que el aire nos atraviese. Tu mano en mi cintura, la otra mano en mi espalda. Mi pierna entre tus piernas y la tuya entre las mías… Y un vaivén sutil comienza. Me dejo llevar cerrando los ojos, aspirando tu aroma, sabiéndote mío. Las mariposas vuelan, cosquilleándome el cuerpo y el alma. Me refugio en tu cuello y te abrazo, más fuerte. Entonces posas tus labios sobre mi oído y reproduces una frase que reconozco y me estremece: “Desnudarme ante ti al ritmo de un bolero”. Se paraliza mi respiración. El sopor me invade. Me escuchaste. Aquel día, postrado en tu cama mientras te hablaba, me escuchaste... Mis manos tiemblan sobre tus hombros y dudo. No sé qué hacer. El amor me empuja, la pasión jamás sentida me arrebata la cordura, arrastra mi timidez, me despoja de un mañana en el que no puedo pensar ahora. Te miro a los ojos, intensamente, leyendo en ellos una vez más. Y no he de preguntarte si estás pidiéndome que lo haga, puedo sentir tu deseo palpitando en tu sien.
 
   Doy un pequeño paso atrás, distanciándome de ti. Y continúo mi baile a solas. Contoneándome lenta, sensual, sintiendo las notas invadirme por dentro. Comienzo a desabotonar mi blusa, sin dejar de moverme, sin dejar de mirarte. Y tragas saliva cuando la abro y afloran mis senos, ceñidos por un negro encaje. Imagino tus manos, anchas, fuertes, posándose en ellos, y cierro los ojos por la excitación. La melodía me envuelve, con la misma sutileza con la que dejo caer la blusa para ocuparme en bajar la cremallera de mi falda ahora, que no tarda en quedar arrollada junto a mis pies. Observo tus pupilas, engrandecidas, evadiendo las mías, recorriéndome la piel, abrigándola como te pedí. Y me crezco. Me curvo aún más, a un lado y otro, simulando bailar conmigo misma, con los ojos entornados, apresada en el encanto mágico de este encuentro, de este rincón íntimo del que disfrutamos a solas.
 
   Esbozo una sonrisa ante mi pequeño triunfo cuando percibo que no puedes contenerte, que extiendes tu mano para alcanzarme y rozas mi pecho con la yema de tus dedos. Me pides que siga. Tu mirada y tu gesto me piden que siga y yo lo hago. Continúo bailando mientras mis manos juguetean con la prenda que apresa mis senos, provocándote. No puedo creer lo que estoy haciendo, jamás nadie me había hecho sentir como tú, liberada, entregada. Quiero sentir tus labios sobre mí. Deseo recuperar ese beso robado a mi piel acercándome a ti de nuevo, subida a mis tacones, abriéndote los brazos para exponerme, como culmen a un deseo que a ti no se te antoja satisfecho por completo.
 
    Penetro tus ojos y te estrecho fuerte, uniendo mi cuerpo al tuyo para que sientas mi incompleta desnudez. Reanudamos el baile lento. Y me estremezco al sentir tus manos acariciando mi espalda. Tus labios pasean por mi cuello y tu respiración se agita haciendo titilar la llama de alguna vela, turbando su luz. Y se te escapa un gemido cuando acerco mi boca a tu oído y te digo con voz quebrada:
 
   «El resto…, quítamelo tú». 
 © Pilar Muñoz Álamo - 2018

2 comentarios:

  1. ¡Ay por Dios! ¡Cuántas cosas para sentir en tan pocas palabras tan bien usadas!

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  2. Pero qué bonito escribes! Uff, cómo transmites...
    Besotes!!!

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