No creo que pueda decir nada de Maldita que no se haya dicho ya. De hecho, considerando los comentarios que ya tiene en Amazon hasta he llegado a sentir cierto complejo, porque creo que debo ser más o menos la última en leerla :). Pero es que me ha gustado, mucho, y necesito decirlo de forma clara, por lo que he decidido pensar en voz alta -como ya es habitual en mí- y autoescuchar lo que sus páginas me han suscitado, lo que han traído a mi mente a lo largo de su lectura para así rendirle homenaje aunque solo sea ante mí misma.
Hace tiempo que comencé a leer esta novela, y he tardado en terminarla más del que hubiera querido (no tengo a Cronos como aliado, y últimamente menos). Sin embargo, he de decir que a pesar de la brevedad de mis sentadas, Maldita ha conseguido engancharme por completo desde sus primeras páginas; la imagen de Adela sentada en su mecedora frente al ventanal de su dormitorio, sola, haciendo nada, y la decisión autoimpuesta de su marido de no dirigirle palabra ni atención alguna me pareció un comienzo muy potente que despertó mi curiosidad por conocer el porqué de todo ello de forma automática, como supongo que ha debido ocurrirle a otros muchos lectores más. A partir de ese comienzo, me he sorprendido a mí misma decenas de veces lamentando (con ofuscación) no poder seguir leyendo, sin que los personajes -a los que he ido conociendo a pequeños ratos- ni la acción que transcurre en ella se perdieran por mi mente en ningún momento.
No tengo la sensación de que Mercedes Pinto se extendiera en exceso recreando la ambientación en la que se enmarca la historia, que haya aportado detalles minuciosos del entorno que trasciendan mucho más allá del lugar en el que van transcurriendo los hechos. Y sin embargo, ha conseguido transportarme con eficacia y con rapidez, trayendo a mi mente la imagen de los grandes cortijos andaluces anclados en fincas y latifundios repletos de jornaleros trabajando por y para el señor de las tierras, terratenientes de reconocido prestigio social que gozaban de muchos derechos gratuitos aportados por su rango y que, tal y como ocurre en Maldita, no dudo que utilizaran en beneficio propio cuantas veces desearan masacrando la vida de quienes no tuvieron la suerte de nacer en una familia de noble apellido y de un ostentoso poder ecónomico. Y al igual me ha sucedido con el marco temporal y con las costumbres sociales de la epoca en la que se centra Maldita, perfectamente recreadas a través de la acción y de los diálogos, más que estar basadas en descripciones adicionales en la narración que habrían ralentizado sin duda la lectura de la misma, pero que permiten hacerse una idea perfecta de la forma de vida de sus protagonistas, que no fue otra que la de muchos de nuestros ancestros no tan lejanos.
He oído multitud de veces que cualquier tiempo pasado fue mejor. A mí no me lo parece. Tal vez porque mi mentalidad va acorde con la época que me ha tocado vivir, o incluso algo más allá, y me resultan incomprensibles la forma de pensar y las actitudes resignadas -o conformes- de quienes vivieron bajo las normas morales o sociales de la época en la que se centra la novela, y cuyos detalles he reconocido y considero de una veracidad absoluta por haberlos escuchado mil veces de primera mano de boca de mis abuelos y en alguna que otra ocasión también de boca de mi propia madre. El "qué dirán", la honra masculina, la moralidad femenina, la importancia de la clase social, la defensa del apellido, la resignación del pobre..., cuestiones todas en las que Mercedes Pinto sustenta la novela con un realismo pleno y que me han hecho ser consciente, aún más, de que no me gustaría haber vivido en una época en la que no existía libertad personal para que cada cual pudiera ejercer sus propias acciones y tomar sus propias decisiones, quedando presas de los convencionalismos sociales y de una falsa moralidad que les obligaba a construir su vida en función de los demás, y soportando adicionalmente las consecuencias ineludibles de las habladurías provocadas por las malas lenguas, los rencores o el deseo de venganza de sus congéneres. Otras tantas veces también escuché decir, en mi entorno de más edad, eso de que "las parejas de hoy en día tienen muy poco aguante", y no dudo que sea verdad, pero Maldita me ha recordado la cantidad de vidas destrozadas que una mala elección a la hora de casarse pudo acarrear y que la sociedad de entonces no permitió romper a tiempo; una elección que en muchos casos ni siquiera fue tomada libremente por los propios protagonistas de ese enlace.
He vivido cada línea de la novela. Mercedes ha conseguido que me integrara en ella como un testigo de excepción, tocándola como una infiltrada, al igual que con sus personajes, perfectamente definidos, humanos, reales, tangibles. He sonreído, me he enternecido, me he alertado, me he tranquilizado, ¡me he cabreado!... y he acomodado mi regazo muchas veces con la intención de acoger a Lucía desplegando las alas como una gallina clueca para protegerla, y sacando las uñas cuando alguien se aproximaba a ella para hacerle daño. Mercedes me ha hecho empatizar fácilmente con los buenos, odiar a los malos y comprender neutralmente a quienes tenían sus propias razones para obrar como lo hicieron, a pesar de no compartir con ellos una misma forma de pensar. Me ha hecho sentir pena por Adela, a pesar la brevedad con la que aparece en escena. Y me ha hecho encariñarme muchísimo con Lucía, la protagonista fundamental de la historia, a pesar de que en un principio he de admitir que me costó un poquito verla como un personaje real, por su autosuficiencia y su capacidad extrema para desenvolverse sola, y por un despliegue de raciocinio que me sorprendía un tanto que pudiera poseer a juzgar por su edad, aun siendo consciente de la gran inteligencia que su autora le había otorgado. Después pensé -en una de esas muchas reflexiones que siempre hago en mis paréntesis lectores- que tenemos tendencia a compararlo todo con aquello que conocemos, con quienes tenemos cerca y a los que no dudamos en usar de referencia sin ser conscientes de que lo que sucede en cada novela, así como las reacciones y la forma de actuar de los personajes que viven en ella, no tienen porqué adecuarse a los límites de lo que nosotros conocemos de primera mano, entre otras cosas porque las circunstancias que rodean y que han venido acompañando a unos y a otros en su camino por la vida pueden ser muy diferentes, por lo que resulta difícil adivinar cómo habría respondido un personaje real de haberse visto en una situación extrema como ocurre en este caso, en el que el instinto de supervivencia -que resulta ser infinitamente más poderoso de lo que creemos- juega un papel crucial. Por otro lado, también pensé que la literatura de ficción permite ciertas licencias que no permite la vida real. A partir de ahí, el personaje de Lucía comenzó a calarme hasta los huesos, por su fortaleza, por su alma limpia, por su inocencia, por su templanza y su sabiduría para vivir su vida con inteligencia práctica; al igual que el de Ángel, Herminia o Ana.
Me ha gustado la historia y la forma en que se desarrolla y me ha gustado la narrativa de Mercedes Pinto, sencilla, cuidada, muy cómoda de leer. Pero no me ha gustado que se acabara tan pronto, me he quedado con ganas de más, he seguido deslizando los dedos unas cuantas veces por el lector a ver si había más páginas que pasar, porque me resistía a quedarme con la "piel de pollo" y con la sonrisa boba con la que me ha dejado el final sin conocer un poco más de lo que acontecerá en la vida de sus personajes.
Como siempre, os dejo la sinopsis de la novela, porque me voy por las ramas y casi nunca explico de forma expresa de lo que va. Creo que nadie mejor que la propia autora para transmitírlo.
Corren los años cincuenta y en el seno de una familia adinerada nace
Lucía. Llega al mundo pesando apenas dos kilos y cuarto, marcada por la
muerte de su madre y rodeada de los secretos, los odios y rencores
acumulados de las cinco generaciones que la precedieron. Su padre, un
terrateniente que goza de gran poder económico y social en la comarca,
la repudia desde el momento en que fue concebida y la condena a vivir el
resto de su vida en una casucha. Lucía crece completamente aislada, a
merced de la familia de una hacienda vecina, y especialmente de Ángel,
un joven muchacho. El encierro hace de ella una criatura especial. Es
inteligente, trabajadora y dispuesta, pero incapaz de internarse en el
mundo. Ella no lo sabe, pero ha nacido para cumplir una misión: deshacer
todos los entuertos que han provocado en aquellas tierras los cinco
Diego del Valle que sucesivamente las ocuparon.
Pd. Espero que Mercedes Pinto me acepte la pequeña broma de haber usurpado su portada :)
Te agradezco que hayas "pensado en voz alta" porque así sé que debo de leer esta novela que has vivido de principio a fin. Que te quedes con ganas de más dice mucho a favor del libro.
ResponderEliminarGracias y un saludo!
Me ha gustado mucho, Ana. Me gustan las novelas ambientadas en épocas que no son excesivamente lejanas y que nos evocan recuerdos de cómo se vivía en ellas, y esta es una de ellas, con una trama bien tejida y una historia preciosa de fondo que a mí me ha enganchado y me ha hecho pasar buenos ratos leyéndola. Espero que a ti también te guste si te decides a leerla.
EliminarUn beso!
Pues tengo que decirte que yo no he leído el libro tampoco. También he leído multitud de reseñas y la verdad, no sé qué hago que no le hago hueco ya.
ResponderEliminar¡Muchos besos!
Son tantas las novelas de las que oímos hablar bien a los demás que es difícil poder abarcarlas todas. Algunas de ellas, por más que las tengamos presentes cuando vemos las reseñas, se "traspapelan" en nuestra cabeza y las vamos dejando, así es que no me extraña que aún no la hayas leído, yo estaba igual que tú. Pero yo ya le he puesto remedio, jaja.
EliminarBesitos, guapa!
Pues sí que has dicho mucho que aún no se había comentado, sobre todo has dado una visión personal de los personajes que me ha encantado. Bueno, me ha encantado toda la reseña, se nota que te has puesto a escribir y a contar tal cual sentías la historia.
ResponderEliminarAntes de que se me pase, ¡la fotografía es genial! Qué detallazo y qué original por tu parte. ¿Eres tú? Es que me ha dejado… no sé, tan sorprendida, las dos imágenes se parecen tanto… Muchísimas gracias por este detalle, que ha supuesto un trabajo añadido.
También quería comentarte que no eres la única que piensa que Lucía es demasiado pequeña para resultar tan independiente, y no tengo más remedio que daros la razón a muchos de los lectores que me habéis destacado este detalle. La cuestión tal vez no es si es o no posible que con apenas cuatro años sea tan autosuficiente, sino que evidentemente no fui capaz de hacerlo creíble. Menos mal que finalmente os habéis encariñado tanto con la pequeña que me lo habéis perdonado.
Me ha gustado mucho esta reseña, bien escrita y muy fresca a la vez.
Gracias por todo, Pilar.
Un abrazo.
Mercedes, yo es que no suelo calificar como "reseña" estrictamente a las entradas que dedico a otros libros en el blog, porque considero que hay blogueras de verdad que hacen ese trabajo de forma impecable y con mucha técnica, y a la vez, no me creo con autoridad suficiente como para juzgar el trabajo de nadie como si fuera una crítica literaria profesional. Por eso dejo mi opinión, simplemente, unida a todas las reflexiones que se me han ido cruzando conforme la he leído, que en la mayoría de las ocasiones vienen mezcladas con aspectos personales de mi vida o de mi forma de pensar. Transmito lo que me evocan, lo que me suscita la acción, las sensaciones que sus personajes despiertan en mí cuando los conozco y mi propia forma de pensar al respecto. Por eso no las considero reseñas al uso, son algo mucho más personal que escapa, tal vez, a lo que los lectores y demás bloguer@s acostumbran a leer.
EliminarNo hay que perdonarte nada en cuanto al personaje de Lucía. Fíjate que es algo contradictorio. Hay novelas que, dentro del realismo mágico, se permiten licencias en la historia que todos aceptamos sin rechistar; otras veces los personajes son tan pérfidos o tan odiosos que no empatizamos con ellos, pero tampoco decimos que no son creíbles, y sin embargo, hay otras ocasiones en las que, sabiendo que tenemos entre manos literatura de FICCION, exigimos una realidad que a veces no se da ni en la vida misma, y el autor o autora se ve en la necesidad de tener que ir justificando el porqué ha construído su personaje o desarrollado la acción de esa forma. Creo que a veces los lectores somos más cerrados de miras de lo que deberíamos, tendríamos que abrir más la mente y dejarnos llevar más por lo que encierran las páginas de una novela sin cuestionar tanto. Le he cogido a Lucía mucho cariño, pero no solo a ella, a muchos otros personajes también, me han parecido muy profundos, muy humanos. Y la historia en general me ha tenido enganchada desde el principio, y muy sumergida en aquel cortijo donde se cuece todo :)
La usurpadora de la portada soy yo, sí, sentada en la escalera de casa. Un pequeño plagio que espero que me perdones, jaja.
Un beso!!
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
EliminarPues me alegra mucho que así entiendas la construcción del personaje de Lucía. Sabes, mientras la escribía tenía en casa a un pequeñín con la misma edad. Lo observé no te imagina cómo para inspirarme. Luego me documenté un poco sobre si era posible bañarse con cuatro años, tocar el violín con siete... en definitiva, vivir con la mínima ayuda desde los tres años y medio. Y sí, era excepcional pero posible. Por eso pienso que en algo me equivoqué. De cualquier manera, lo cierto es que la pequeña Lucía ha llegado bastante lejos solita y que sus lectores me han enseñado qué cosas debo trabajar más en mis historias.
EliminarMe encanta esa foto tuya en la escalera. Menudo homenaje.
Magnifica reseña de una magnífica novela.
ResponderEliminarFelicidades a ambas.
Gracias, María José. Deberías decir una magnífica novela de una magnífica escritora :)
EliminarUn beso!
Pues no, no vas a ser la última en leer este libro, que yo aún no lo he leído. Y la tengo pendiente desde hace... Y tu entrada, fantástica, le hace subir muchísimos puestos. De este otoño no se escapa esta novela.
ResponderEliminarBesotes!!!
Espero que te guste si finalmente lo lees. Ya me contarás, guapa!
EliminarUn beso!
Otra que se une a las que no ha leído "Maldita", ni ninguna de las obras de Mercedes, no tengo perdón, lo sé, pero el tiempo no da para más y menos con pájaras lectoras como las que me dan de vez en cuando. Maravillosa tu reseña, que ganas tengo de conocer a Lucía y recordar esa época de la que tanto me hablaron mis abuelos. Todo un detallazo la foto de la portada, me encanta.
ResponderEliminarUn besazo!
Qué alegría no ser la única que no la había leído, jaja. Yo tampoco había leído nada de Mercedes, y tengo que repetir. A mí también me gusta remontarme a épocas pasadas de las que puedo tener referencias a través de la familia o gente cercana, me traen muchos recuerdos y al haber conocido ciertos detalles, las vivo más.
EliminarLa portada... una idea loca, de esas que me asaltan de vez en cuando :)
Un besito, guapa
No te preocupes, mujer, por eso de ser la última en leerla; yo todavía no lo he hecho, así que a ver si me pongo a ello porque la lista de libros pendientes es ya interminable...
ResponderEliminarSi es que esto de leer a tant@s bloguer@s y de tener a escritores en face es un problema, porque no hay tiempo material de abarcar a tanto y se tienen que quedar fuera buenas novelas sí o sí. Así es que nada, Espe, es cuestión de prioridad y paciencia, jaja.
EliminarUn beso!!
No, no eres la última, yo todavía la tengo en mi libro electrónico pendiente y es que a veces se nos van metiendo lecturas entre medias y no nos dejan disfrutar de verdaderas novelas que merecen la pena. Le tengo que poner remedio. Besos.
ResponderEliminarSuele pasar, algunas intrusas de última hora desplazan otras buenas novelitas que tenemos a la espera. Ya le llegará su momento, ¿no? Espero que entonces la disfrutes mucho.
EliminarUn beso!
Te puedes creer que aún no he leído este libro? Afortunadamente ya lo tengo en mi lector y espero no tardar mucho en ponerme con él, porque es una historia que me apetece conocer de verdad. Tu reseña me recuerda que no debo dejarlo de lado. El homenaje que has hecho a la portada del libro me ha parecido un guiño precioso. 1beso!
ResponderEliminarSe lee muy bien, Tizire, cuando te pongas con él te lo vas a beber en nada, porque es una historia bonita y muy bien ambientada, con unos personajes que se pueden tocar.
EliminarGracias por lo de la portada, fíjate si me sumergí en la historia que acabé dentro de ella, jaja.
Gracias, guapa!
Un beso!
He leído todas las novelas de Mercedes y todas me han gustado mucho pero para Maldita siempre habrá un lugar en mi corazón. Me enamoré de esa niña y esa novela y no creo que la olvide fácilmente.
ResponderEliminarUn besote
Laky, por favor, no te molestes, pero tengo que llevarme este comentario. Gracias, siempre.
EliminarHay novelas y personajes que nos calan muy hondo, a mí también me ha pasado algunas veces, se quedan en el corazón y dándote vueltas por la cabeza. Me alegra que te hayan gustado las demás, porque con el tiempo las iré leyendo.
EliminarMaldita es un niña entrañable y muy especial, difícil olvidarla.
Un beso!
Hola Pilar, buenas tardes.
ResponderEliminarHoy tu entrada es de lujo, pero me ha sabido a poco, es como darle un caramelo a un niño y luego quitárselo, jaja. Por tus palabras y el prologo de la novela de Mercedes titulada "Maldita" debe ser una magnifica novela. La historia de la niña Lucia promete. Mi felicitaciones a su autora y a ti por tan bella entrada, y la foto de la portada original es misterio y deseo de tener el libro entre las manos, y la segunda portada preciosa también, digna de la imaginación de otra muy buena escritora, Pilar Muñoz. Un fuerte abrazo a las dos.
Lola Barea.
La verdad es que sí, Lola, que es una novela muy bonita y Lucía es entrañable, dan ganas de acurrucarla y protegerla. Con la sensibilidad que tú tienes, seguro que esta historia te gusta.
EliminarGracias por tus halagos, guapa!!
Un beso!