El hilo argumental de esta novela parte de un relato escrito hace más de seis años y guardado celosamente en un cajón. Quizá penséis que no me parecía lo bastante bueno como para sacarlo a la luz, pero nada más lejos de la realidad; la historia, tal cual sucedía, merecía no pasar sin pena ni gloria por mi mundo literario.
En un principio, la proyecté como parte integrante de una novela más extensa, junto a un par de hilos argumentales más que acababan entretejiéndose como una tela de araña. Pero las circunstancias hicieron que se le pasara el momento, su momento de ser escrita, y cuando quise retomarla ya era tarde; porque el tren también pasa de largo para ciertas novelas y ya no vuelve. Decidí entonces crear una historia sencilla basándome solo en ella, añadiendo aditivos emocionales y reflexivos y variando sustancialmente el final para hacerla más acorde a la realidad.
Lo intenté una, dos, hasta tres veces, sin que me convenciera lo que estaba escribiendo. No me emocionaba, me parecía insulsa, sin calado. Y yo tengo que SENTIR cuando escribo. Necesito verme atrapada por aquello que cuento, creérmelo, sufrirlo, porque sé que solo así seré capaz de transmitir lo que cada historia requiere para convertirse en una verdad cuando llega a vuestras manos.
Después de casi tres años de sequía literaria, e incapaz de dar forma a esta historia, comencé a pensar que tal vez mi apatía era la causa del fracaso; mi apatía por seguir escribiendo para enfrentarme luego a un universo literario repleto de sinsabores, de falta de oportunidades, de hechos tan injustos como, a veces, inexplicables. Hasta que encontré la «voz» que, sin saberlo, andaba buscando. Me sonó tan rematadamente bien, tan acorde a la manera en que debía contarla, que todo se iluminó. Porque la fuerza de una historia no solo está en los hechos, sino en la forma de contarlos.
Los sinsabores de este mundo literario pasaron a un segundo plano y cobró vida el reto personal de escribir con un registro narrativo que nunca había utilizado y que me apetecía poderosamente intentar dominar. Aprendizaje, renovación, enriquecimiento personal, afán de superación. Pasara lo que pasase, solo por todo esto ya habría merecido la pena desarrollar la historia. Así es que volví a empezar.
Les conté la idea a quienes siempre me acompañan en mis lides literarias: una trama con un hilo argumental relevante y un hilo secundario menor; un narrador con voz y carisma propios, muy diferente a los de obras anteriores; y un estilo narrativo mucho más directo, sin florituras, para una novela con un tema de fondo delicado y con una visión masculina en primer plano, contrario a mi tendencia habitual de adjudicar a las mujeres un indiscutible papel principal (aunque en esta tampoco me olvide de ellas).
Me pusieron cara de póker y me dijeron: «Adelante»; pensando en el fondo: «Vamos a ver por dónde sale el invento». Pero el invento empezó a cobrar forma y a sonar bien. Distinto, pero bien.
Una vez escrita y revisada, puedo afirmar que Cuando la llamaste Claudia es mi novela más especial, por la historia que cuenta y lo mucho que transmite; la más arriesgada por ser una apuesta literaria en todos los sentidos; y la más personal, por haber satisfecho mis propias exigencias evolutivas —hablando en términos de «letras»— a la vez que deja huella en vosotros. Porque estoy casi segura de que así será.
El 3 de agosto saldrá a la venta en Amazon, en formato digital y papel. A partir de ese día, será vuestra y comenzará la aventura. Y con ella, la emoción contenida al preguntarme si llegaréis a sentir al leerla tanto como yo al escribirla.
Un abrazo y gracias de nuevo por estar ahí.
Pues estaremos esperándola... :)
ResponderEliminarAplausos guapa! Esperando con ansias el 3!
ResponderEliminarAplausos guapa! Esperando con ansias el 3!
ResponderEliminarAplausos guapa! Esperando con ansias el 3!
ResponderEliminarEstaremos esperando. ¡Muchísima suerte!
ResponderEliminarBesos
Pero no explicas de qué trata
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