Sabiendo que mi próxima novela, «Un café a las seis», saldrá publicada mañana, 6 de julio, en Amazon, yo debería estar, en preciso instante, centrada en averiguar la mejor manera y forma de contarte mil cosas en relación con ella, como por ejemplo, el tiempo que tardé en escribirla, cómo son de ideales sus personajes o lo maravilloso de su argumento, salpicándolo todo con unas frases filosóficamente deslumbrantes, capaces de despertar en ti un irresistible interés que te empuje a comprarla al terminar de leer esta entrada.
Pero no. Aunque vaya contra natura, o mejor dicho, contra las leyes de la lógica, no lo voy a hacer. Quizá porque siempre me gustó ir un poco a contracorriente, sacar los pies del plato, poner en tela de juicio eso que decimos que es normal. O quizá porque, en el fondo, sospecho que ya empiezan a aburrir esas entradas largas destinadas a la promoción, en las que la propia autora describe su estado emocional ante el inminente estreno además de hacer alarde de las maravillas de su propia obra, intentando dar imagen de credibilidad y de una objetividad de la que dudarán casi todos menos ella.
Así es que voy a cambiar de tercio y voy a hablarte del destino. Sí, has leído bien, del destino. Ese que un día hizo que un relato por encargo se cruzara en mi camino haciéndome variar de rumbo de manera significativa; que me llevó a descubrir que también los sentimientos se puede expresar con palabras transfiriéndolos así de mí hacia ti, con realidad palpable; ese que me acercó a buen número de lectores por efecto del boca a oreja y que me ha regalado dulces palabras de elogio sin yo buscarlas; el que ha provocado que historias (como esta surgida en torno a un café) no despierten de forma premeditada, sino por un aparente efecto rebote que hace que incluso se disfruten más, porque llegan revestidas de sorpresa para quien las escribe y para quien las lee, o tal vez porque nacen de las entrañas y acaban gozando de un "algo" especial.
Hoy quiero rendirle homenaje a esa fuerza que mueve los hilos tanto de tu vida como de la mía, y que, al igual que hizo con mis protagonistas, por una razón u otra nos ha llevado a encontrarnos a ti y a mí en este lugar, dándome la oportunidad de conquistarte con lo que quiero contarte, y por qué no, dándote la oportunidad de que puedas disfrutar leyéndome si, por la razón que sea, terminas confiando en mí. Pero con libertad. La decisión es tuya. Porque si bien ese destino existe, también queda espacio a la decisión personal, a gozar del placer de acertar o equivocarnos.
Y si ya me conoces, porque el destino se ocupó de nosotros en alguna ocasión anterior, tan solo voy a darte la bienvenida y a decirte que es un placer reencontrarte. Sin más. Porque estoy convencida de que antes de haber leído esta entrada, tu decisión ya estaba tomada.
Gracias por estar aquí.
Novela participante en el concurso literario
Amazon Indie 2017.