He estado buscándote en
sueños mientras tú buscabas refugio en los sueños de otra. No huías de mí, no
me habías visto. Pero podías sentirme, lo sé. Intuías mi aroma… Y apreciabas en
tu piel deslizarse mis suspiros al pasar cerca de ti, como una brisa
embriagadora que te nublaba el sentido. No sabes quién soy. Ni siquiera mi
nombre. Pero eso no importa cuando las emociones ruedan, cuando nos arrollan y
nos descerebran…
Me aproximo a tu espalda.
Ágil. Etérea. Mantengo silencio pero nuestras pieles hablan, claman a voces por
sus poros dilatados, amparadas por la desnudez de los sueños que se asemeja a
la nuestra permitiéndonos ser libres, sin vestiduras, sin identidad, sin leyes
ni normas impuestas contra natura…
Te agitas, te estremeces
cuando mis dedos te tocan. Sonrío. Y entre ellos te tomo preso para llevarte en
volandas hasta mis confines, lejos de ella, lejos de todos. Te giras y me miras por
primera vez. Mis ojos negros conjuran como hechiceros mientras mis
labios te rozan, en un juego de seducción que te atrapa y te excita, que invita
a tus pupilas a recorrerme rendidas, impacientes, gritándome agitadas lo que he
de hacer…
Dime… Dime dónde posarás mis
manos... Dime adónde arrastrarás mi boca... Dime en dónde cobijarás mi aliento,
mis besos… En qué punto de tu cuerpo me permitirás dejarte marca...
La tuya la llevo impresa.
Mordiste mi corazón en el mismo instante en que te conocí al soñar. Y ahí te
sentenciaste. Gozarás como jamás gozaste, sentirás como jamás sentiste… Pero
ya no volverás.
© Pilar Muñoz - 2016
Ays, pero con qué pasión escribes! Y cómo la transmites!
ResponderEliminarBesotes!!!