11 feb 2016

RELATO DE SAN VALENTÍN: "ALMAS GEMELAS."



Bajo las estrellas, 14 de febrero…
  
    La vida pasa. Discurre rápida... O lenta, según se mire. Pero no se detiene; como no devuelve lo que a su paso arrastra, lo que se lleva. «Nunca es tarde si la dicha es buena», dicen algunos. Nada más lejos de ser verdad. Las oportunidades vuelan y el destino cuenta. Y no se nos permite dar marcha atrás. 
    He luchado conjurando al tiempo. Descolgándome por las manecillas del reloj para hacerlo retroceder, para descomponer las decisiones que un día nos ataron a otros, al hombre y a la mujer que usurparon el hueco que la vida había moldeado para nosotros. Pero no he podido contra la fuerza de Cronos, ni contra el remordimiento que disecaría en parte mi corazón por arrancar de él las huellas de quien todo lo dio por mí, de quien me juró amor eterno y así lo cumple.
    Volveremos a vernos esta misma noche. Y se dilatarán de nuevo tus pupilas al mirarme, inquiriéndome lo que deseo. Mas no podré esquivar el nudo de mi garganta, evitar el temblor de mis labios ni las lágrimas del alma. Hoy presiento que seré incapaz de modular mi voz para forjar susurros, como siempre hice...
    No me preguntes. Esta noche, no me preguntes. Ámame despacio. Deja que repose en mis ojos tu mirada al tiempo que nuestros labios se rozan, con la timidez de los desconocidos, de la primera vez… Que tus dedos conquisten colinas en mi cuerpo con la emoción contenida de un joven explorador… Que el calor de tu piel electrice la mía, tatuándola con tu esencia para que perdure en mi vida… y en mi alma.
    Ámame despacio. Permite a mis manos memorizar tus curvas y a mis oídos los sentimientos que guardas, y que a ellos susurras… A mi boca despertar tus pasiones como nadie jamás pueda hacerlo, con el amor que siento… A mi pulso acelerarse con lentitud, como una condena dulce que quiero sufrir eternamente…
    Ámame despacio por ser la última vez. Que tus suspiros me acunen mientras mis piernas te abrazan, mientras siento cómo palpitas dentro de mí, rogándote no movernos para mimetizarnos, para fundirnos y ahogarnos en esta pasión imposible que nos está torturando…
    Ámame despacio y que las emociones vuelen, que las lágrimas fluyan… Y que el recuerdo de lo que para mí fuiste me alimente, con la esperanza de un destino que nos vuelva a enlazar.
    Somos almas gemelas con caminos truncados. Perdidas y mal halladas. Sentenciadas a olvidar.




© Pilar Muñoz Álamo - 2016

2 comentarios:

  1. Intenso y apasionado relato de lo que que pudo ser y no fue. Deja entrever entre sus líneas cierto regusto melancólico.
    Un besote

    ResponderEliminar
  2. Pero qué bien escribes! Precios, intenso, sugerente...
    Besotes!!!

    ResponderEliminar