Ayer, por una
cuestión que no viene al caso, leí de nuevo la sinopsis de mi última novela. Y
cuando terminé de hacerlo volví atrás y repetí una frase que despertó en mí una
serie de reflexiones que muy probablemente ya las haya hecho alguien por ahí,
pero que yo no pude dejar de plantearme por un momento. “Julio, un escritor de éxito…”. Apuesto a que todo aquel
que la lea la entiende perfectamente sin necesidad de pensar. Pero… ¿acaso todos
entendemos lo mismo?
¿Qué significa
tener éxito en literatura? A mi modo de ver, la respuesta va en función de a
quién se la formules, una respuesta tan relativa y dispar que ni siquiera
aquellos que estén subidos a un “aparente” mismo barco coincidirán en darte, y
cuyos efectos, adversos o no en función
de la percepción de quien analiza y contesta, pueden sin embargo influir positiva
o negativamente en el futuro de la obra y del escritor.
Tal vez el error
esté en no concretar a qué tipo de éxito nos referimos, aunque me temo que de
forma generalizada “tener éxito” significa “vender”. Pero si así fuera, ni
siquiera en este caso alcanzamos un consenso. ¿Cuánto hay que vender para
considerar que la obra de un escritor es un éxito? ¿Quién pone ese ranking,
quién cuantifica ese nivel? De nuevo la respuesta es relativa, porque si se le
formula a una editorial, esta marcará una cota en función de la media de ventas
de los escritores que tiene en catálogo. En general, para todas las editoriales
una obra será un éxito siempre y cuando supere sus expectativas de ventas. Pero
es obvio que las expectativas de una editorial pequeña, con unas posibilidades
limitadas de distribución, publicidad y visibilidad de la obra, pueden no
llegar a ser ni la cuarta parte de las de una editorial consolidada; así, mientras
la primera celebrará con vítores haber sobrepasado los mil ejemplares vendidos
(encumbrando a la obra y al autor ante la opinión pública), otras los tacharán de
mediocres por no haber logrado vender la mitad de su tirada habitual de cuatro
mil ejemplares (relegando a la obra y al autor al rincón del olvido en su lista
de prioridades a la hora de invertir capital humano y económico en beneficio de
ambos). Pero los efectos no quedarán ahí. Muy probablemente la editorial
pequeña volverá a darle una oportunidad a su autor de publicar con ellos
mientras la grande le pega una patada en el culo, provocando además la
reticencia de otras muchas editoriales a contratar al escritor desahuciado por
la etiqueta que lleva impresa en su frente en relación con su escasa rentabilidad
económica .
Pero no quiero decir
con esto que la panacea sea publicar con una editorial pequeña para que los
cánticos resuenen gloriosos. Ayer, ejerciendo con mi hija mis funciones de
madre, pasé por librerías de centros comerciales y algunas otras pequeñas, incluyendo
la más emblemática de mi Córdoba del alma. Mi vista se recreó en títulos,
presentes en todas ellas, como “La interpretadora de sueños”, “Viajo sola”, “Secretos
del arenal” o “La marca de la luna”, entre otras. Después de autopublicar mis
relatos —“Ellas también viven”— con toda la ilusión del mundo, aprendí que lo
que no se ve, no existe, así de simple, y si no existe no puede comprarse y
leerse. Es cierto que el boca-oreja funciona, que los lectores pueden escuchar
recomendaciones que les incitan a preguntar por una determinada obra en un
librería aunque no esté a la vista, pero no nos engañemos, en la mayoría de los
casos, ese es un proceso muy lento que acaba con la paciencia de los libreros y
distribuidoras antes de que despegue. Hoy día, un porcentaje altísimo de
lectores, antes de comprar, sigue paseándose o mirando a la pasada los
escaparates y las mesas de las librerías y termina decidiéndose por lo omnipresente,
por lo que suena y resuena hasta la saciedad. Con lo cual, esa apuesta inicial de
las grandes editoriales de distribuir masivamente una obra para hacerla visible
puede alimentar ese círculo vicioso que la convertirá en una “obra de éxito” por
encontrarse al alcance de la mano, con los efectos beneficiosos —mayores en
este caso—que eso conlleva.
Pero… ¿y para el
escritor? ¿Qué es el éxito literario para el escritor? Eso sí que no puedo
responderlo. Puedo arriesgarme a decir lo que “debería” de ser, pero no lo que
es. Puedo aventurarme a decir que un escritor que de verdad se sienta escritor
y aspire a escribir literatura debería ignorar las ventas para
centrarse en el éxito de lo que ofrece, entendido por las buenas críticas
recabadas de su obra, con independencia de si su alcance ha sido mayor o menor,
con independencia de la editorial en la que esté y de lo que esta haga, con
independencia de si lo conoce medio mundo o su círculo local. Pero no siempre
son estas sus prioridades, hasta el punto de sentirse frustrados, cabreados e
indignados por no haber sido su obra reconocida a nivel editorial como debiera,
o por no haberse puesto toda la carne en el asador (monetariamente hablando)
para que esta despunte entre la ingente montaña de libros que asolan las
librerías, olvidando que lo comercial —y por ende, la rentabilidad de la
inversión— impera en los criterios de selección de la mayoría de las
editoriales por encima de cualquier otra cosa (y sálvese quien pueda).
Sé lo que vais a
decirme, que un escritor no es nadie sin lectores. ¿Pero a costa de qué?
Pensadlo. Defendemos la cultura, defendemos la buena literatura. Pues
hagámosla. Si realmente es eso lo que nos importa, no nos dejemos influir de
forma indiscriminada por las demandas de los lectores y de las editoriales,
centrémonos en escribir algo de calidad, tanto si se vende como si no, tanto si
tiene posibilidades de ser comprada por una editorial como si somos nosotros
quienes tenemos que ponerla en circulación. Porque si lo único que de verdad
nos mueve son las ventas, no estaremos buscando hacernos un hueco en el
panorama literario, estaremos buscando ser “literatos” famosos por encima de
todo, que es algo bien distinto.
Se pueden
conjugar ambas cosas, lo literario y lo comercial, pero no siempre forman buena
pareja. Tú eliges.
Para mí, un “escritor
de éxito” es el que, con sus letras, hace honor a la buena literatura. Lo demás
no deja de ser un mero accidente.
El otro día lo dije en una entrevista, la mayoría entiende que el éxito es vender, pero para mí no es eso, es trascender. Sobrepasar el limite de tiempo que te marca el mercado y quedarte en la mente de los lectores y eso solo se consigue cuando hay calidad.
ResponderEliminarMe han producido un pellizco en el estómago tus reflexiones porque creo que son muy acertadas. Sé que de hablas. En primera persona.
Muchos besos
Sé que sabes de lo que hablo, se aprende por experiencia propia y ajena, todas sirven para hacernos abrir los ojos y no perder nunca el norte de todo esto, porque a veces, nuestras propias expectativas también son las que nos inducen a pensar en nuestro fracaso o en nuestro éxito, y no siempre son acertadas.
EliminarUn beso!!
Me ha gustado mucho tu post porque lo comparto en su mayoría. Yo llevo mucho tiempo defendiendo la buena literatura pero entiendo que mi opinión no es la de la mayoría de la gente y además tener buena literatura en el cajón de tu mesa te anquilosa, te frustra. Estamos en manos de las editoriales sean pequeñas o grandes sean en papel o digital y esto es un juego, o juegas o se rompe la pelota. No hay otra. Un beso
ResponderEliminarPor eso he dicho al final que "tú eliges". Tú sabrás mejor que yo, por experiencia profesional, que no a todos nos producen frustración la mismas cosas y que también varía su grado de intensidad ante circunstancias similares, por eso cada cual debe buscar aquello que más le satisface, pero sin perder nunca el norte y sin dejarse arrastrar por lo que marca la mayoría, porque si hacemos eso nunca cambiará lo que debe cambiar. Sé que suena utópico e idealista, pero esa es mi filosofía de vida, ir a contracorriente si así lo siento, a pesar de las consecuencias. Por lo demás, admito que es frustrante tener buenas obras guardadas en los cajones, pero hoy día (y espero que por mucho tiempo más) contamos con otras vías para hacer llegar lo que escribimos a manos ajenas, aunque no tenga la repercusión que tendría con una editorial. A partir de ahí, las expectativas de cada uno serán las que marquen el grado de satisfacción que sintamos; yo tuve un alcance pequeñísimo con mi libro de relatos (autoeditados), y sin embargo, la experiencia y la felicidad que viví con ellos ha sido la mejor hasta ahora, sin duda alguna.
EliminarDe cualquier forma, siempre quedará esa opción de intentar por todos los medios conjugar lo literario y lo comercial, pero sin renunciar jamás a lo primero :)
Un beso!
Extraordinario post. De los que ponen el dedo en la llaga (en una de las llagas) sin intención de doler.
ResponderEliminarNo hay una respuesta fácil, como bien apuntas. Pero, generalizando, hoy se entiende por autor de éxito al que vende mucho, o muchísimo. Independientemente de la calidad de su libro. Vender mucho, queramos o no, es una valoración objetiva; en cambio, ser muy bueno escribiendo es una valoración subjetiva.
También depende la entidad que publique el susodicho, asimismo lo apuntas. Mi caso más reciente: me publican un poemario en Málaga, 200 ejemplares. ¡Se han agotado! ¿Qué dice el editor? ¡Un éxito rotundo!
Si vendiera 200 ejemplares en Espasa me escupen.
Aunque debería decir si "se" vendieran... Pues al menos yo no me siento vendedor, hasta me da... algo de rubor anunciarme, la verdad.
Para mí el éxito literario es llegar a ser escritor. Ahí es donde se triunfa. Sentirse escritor, amar lo que haces, obsesionarte con esta "profesión" ya tan absorbente per se.
Alguna vez lo confesé, siendo joven. Hoy, al cabo de bastantes años, lo reitero: Prefiero quedarme satisfecho con mi punto y final y exclamar: ¡Sí!, a vender miles de miles de un libro que no me identifica. Es un punto final y un punto de vista romántico, pero es el que he elegido. O para el que fui elegido.
Bueno, que me enrollo. Suerte a todas.
Rafael
Comparto totalmente tu opinión, Rafael, y sobre todo esa última reflexión que haces. Yo también prefiero mil veces quedarme satisfecha conmigo misma al poner el punto final, aunque me lea una minoría, que venderme a mí misma por conseguir más lectores.
EliminarGracias y suerte a ti también!
Muy buena reflexión. Yo no puedo opinar desde el punto de vista de un escritor pero sí desde el de lectora. Está claro que los objetivos de una editorial pequeña no son los mismo que los de una grande, ni comparables los medios de canalización de la obra ni el número de ejemplares de cada tirada. Es verdad que a veces me dejo llevar por libros anunciados a bombo y platillo, pero no hago ascos a ediciones pequeñas ni a autoeditados. Las editoriales pequeñas cuidan mucho más sus obras y ese mimo se nota, las grandes publican miles de libros al año y solo unos pocos sobreviven a sus propósitos. La buena literatura desaparece y es una lástima.
ResponderEliminarSiempre pienso que un escritor que es una simple marioneta de las modas y editoriales es un fracasado. Presión y horas de escritura para cumplir con un contrato sin pararse a observar el paisaje. Un escritor de éxito es el que vive sus historias y las siente con el corazón, que no vive obsesionado con las ventas y los ingresos, que disfruta del proceso de creación y que observa como los lectores se ven atrapados por lo mismo que él pensaba al escribir. Lo primordial es llegar a los lectores y da igual si a miles o a uno. Igual que a los lectores un libro de éxito es el que nos sacude, nos emociona, entretiene y se queda en nuestra memoria sin importar si está escrito por un autor de prestigio o por uno de minorias.
Reformas en el dulce hogar :)
Besitos
Comparto tu opinión, Marga. Reconozco que para los lectores (incluyámonos todos) lo más fácil es quedarse en lo que se conoce, cuando además hay muy buenos títulos donde elegir. Para ellos, lo que ha movido a un escritor a crear esa novela puede resultar desconocido, solo ve si ha conseguido "llegarle" o no con la historia que cuenta y con su forma de contarla, y eso es lo que realmente debería de conformar el éxito del escritor, aunque no siempre es así.
EliminarEs un debate interesante analizar todo esto bajo las dos perspectivas, las del escritor y las del lector.
Un beso!!
Buena reflexión la de hoy. Como Marga, no puedo hablar desde el punto de vista de una escritora, solo el de una lectora. Y sí, es difícil no dejarnos tentar por los libros que tan bien situados están en todas las estanterías. Pero no creo que la buena literatura desaparezca. Creo que termina haciéndose su hueco. Porque te la recomiendan, porque escuchas, porque ves opiniones... Lo tiene más difícil, eso sí. Porque las grandes editoriales lo que buscan es vender, contra más mejor. Y si saben qué determinado tipo de libro es el que va a vender, es lo que van a sacar como churros.
ResponderEliminarBesotes!!!