Como la cara y la cruz. Como el haz y el envés. Como la noche y el día. Como la luna y el sol. Entidades opuestas agitándose en mis entrañas, luchando por emerger en maravilloso equilibrio. Por requisar las riendas de mi cuerpo y de mi alma según tú me pidas, según tú desees:
Tus pupilas recorren mi boca con mirada impúdica y me posee la lujuria como un espíritu huido del mismísimo infierno. Mi volcán interno erupciona y mi piel se enciende. Mis ojos se pierden bajo el lienzo sensual de mis párpados caídos. Mis labios se humedecen y mi lengua se agita, nerviosa por conquistar tus campos de batalla ocultos y tu excelso estandarte para hacerlos suyos llevándolos a la rendición. Mis senos se enervan y mi cuerpo se arquea subyugado a tus manos que apenas comienzan a acariciarlo. Descargas eléctricas me golpean como látigos y excitan mis nervios hasta la locura. El fuego me quema, me desboca, prende entre mis piernas al tiempo que mi mente construye la estratagema perfecta para darte placer hasta caer exhaustos, degustados mutuamente por el desenfreno de un instinto primitivo que sólo entiende de carne. Y de deseo.
Tus ojos perforan los míos con aura de ternura y mi corazón se emblandece. El manantial de aguas mansas que duerme plácido despierta, se expande y mi piel se licua. Una mirada de amor resbala por mis pupilas y analiza embelesada la profundidad de tu ser, traspasando una frontera física en la que ya no reparo. Mis labios se secan y mi lengua vocaliza y cuestiona tus emociones deseando intensamente que seas feliz. Mis brazos se abren para envolverte y acurrucarte en quietud absoluta contra mi pecho, mientras la piel de mis manos viste la tuya de un halo de protección que emana de mi cuerpo cual si fuera el elixir de la vida que te impedirá morir... y sufrir. El agua que brota me inunda y aplaca los rescoldos del fuego que ya no me abrasa, que tornan mi sexo al cáliz eterno de función maternal para el que fue creado. Me fundo contigo haciendo coincidir mi alma y la tuya, en un trasvase de sentimientos mutuos que nos enlaza como entes superiores bajo un mismo karma que nos mantendrá unidos hasta el fin de la eternidad, como una prolongación mutua de lo que siempre anhelamos ser, y de lo que juntos hemos sido capaces de construir. Y siento que te amo. Profundamente.
Soy agua o fuego. Fuego y agua, soy.
Lo que desees.
Cuando desees.
Soy agua o fuego. Fuego y agua, soy.
Lo que desees.
Cuando desees.
Madre del amor hermoso, con el sofocazo que tengo por culpa de estos calores que tenemos en Madrid, ya me has terminado de rematar, guapa. :-P
ResponderEliminarBueno, ya que nos sofocamos, mejor que no sea sólo por efecto del calor, ¿no?, jaja.
EliminarUn besito, guapa!
guau!!!! cuánto erotismo y cuánta elegancia al escribir!! Un besazo!
ResponderEliminarGracias, Meg! Esas mismas palabras ya las he oído antes :) Me alegra que te resulte elegante, ésa es siempre mi intención en este tipo de literatura.
EliminarUn besito, guapa!!
Fantástico! Todos tenemos algo de polos opuestos, a días el volcán esta tranquilito, tierno y a otras explosivo, jaja. Qué arte tienes con las historias eróticas!
ResponderEliminarUn besote
No sólo depende de nosotras, el partenaire también tiene mucho que ver ;)
EliminarGracias, guapa!
Un beso!
Estoy con el abanico, frente al ventilador... Que con la calor que hace, encima leo este texto tan erótico, tan sugerente, tan, tan... Me faltan palabras... Si es que lo bordas!
ResponderEliminarBesotes!!!
Que no, Margari, que el calor es por el volcán, que echa demasiado fuego!!!, jajaja.
EliminarGracias, guapa!!
Un beso!
*_* genial, segís escribiendo en este blog, Pilar? Todos tus relatos son hermosos!
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