Dejadme sola, no deseo escuchar nada. Tan solo el
silencio abrazándome con su insinuoso manto. Cálido cuando lo buscas. Intimista
cuando lo encuentras. Deseo entornar los ojos y que los sueños me lleven lejos
de aquí, donde pueda permitir que manen libres mis pensamientos sin nadie que
los cuestione, donde pueda vagar y pasear ausente sin nadie que me reclame,
donde pueda obrar como me plazca sin que las malas lenguas me acusen.
Quiero gritar al viento el dolor que siento. El tiempo
se agota y me asusta ver que me voy tras él sin haber dejado huella de mi paso
por la vida, sin haber sellado de amor un corazón ajeno, sin permitir que
florezca aquello para lo que fui creada, aquello que me trajo al mundo y que
muere junto a mí a cada instante que pasa, oprimido por la voluntad férrea,
cotidiana y absurda de cuantos giran alrededor. Deseo ser libre para saber
quién soy, para escuchar el pulso de mis emociones en cada paso que doy, en
cada escena que observo, en cada sutil pensamiento que me hace enriquecer. Estoy cansada de no mirarme, de no reconocer
mi voz perdida entre las demás, de suspirar quejosa y tomar aliento para luchar
en batallas que no son las mías. De ahogarme en el clamor de mi conciencia que
me ordena y me acompaña en mayor medida que mi propia sombra.
Dejadme sola que me rehaga, que reconstruya mi alma acorde a las exigencias del mundo que me tocó vivir. Porque esta presión interna es como una muerte lenta. Y acabaré desmembrada si fuerzas opuestas se empeñan en tirar de mí para hacerme volar cual cometa, a merced del viento que sople más fuerte en cada momento.
No puedo sofocar el llanto que fluye de mis entrañas cuando jamás me escucho y la desilusión me asola. Pero no puedo girarme para dar la espalda a quien mi mano busca rogando que lo lleve al cielo, al tiempo que se me derrumba el cuerpo en el cenagoso suelo que tengo bajo mis pies.
Dejadme sola que grite donde nadie pueda oirme, donde los pájaros trinen, el sol me ilumine y la luna acune mis mejores sueños.
Dejadme sola para meditar con calma lo que he de hacer.
Dejad que medite si quiero volver.
Dejadme sola que me rehaga, que reconstruya mi alma acorde a las exigencias del mundo que me tocó vivir. Porque esta presión interna es como una muerte lenta. Y acabaré desmembrada si fuerzas opuestas se empeñan en tirar de mí para hacerme volar cual cometa, a merced del viento que sople más fuerte en cada momento.
No puedo sofocar el llanto que fluye de mis entrañas cuando jamás me escucho y la desilusión me asola. Pero no puedo girarme para dar la espalda a quien mi mano busca rogando que lo lleve al cielo, al tiempo que se me derrumba el cuerpo en el cenagoso suelo que tengo bajo mis pies.
Dejadme sola que grite donde nadie pueda oirme, donde los pájaros trinen, el sol me ilumine y la luna acune mis mejores sueños.
Dejadme sola para meditar con calma lo que he de hacer.
Dejad que medite si quiero volver.
© Pilar Muñoz Alamo - 2013
¿Poesia? ¿Narrativa? ¿Una reflexión? ¿Un relato? ¿Un pensamiento? ¿O tal vez un impulso sin calificar?
Decídmelo vosotros, porque yo no sé qué es.
(De cualquier forma, quede claro que es ficción, eh?)
(De cualquier forma, quede claro que es ficción, eh?)
Pues yo me quedaría con lo del impulso sin calificar, que estas cosas son difíciles de catalogar... Pero desde luego poético es un rato. :-)
ResponderEliminarGracias por tu aportación, guapa!
EliminarUn besito!
También me inclino por el impulso. Podría ser parte de algo más grande y sin duda contiene poesía narrada y emociones, que nunca faltan entre tus palabras.
ResponderEliminarUn beso Pilar
Las emociones son el sello distintivo de la casa, jaja, no pueden faltar.
EliminarUn beso!
Yo me inclino por el impulso sin calificar pero con algo de poesia, me ha gustado enhorabuena Pilar. Un beso.
ResponderEliminarGracias, Rocío, parece que la opinión es unánime.
EliminarUn beso!
Hola Pilar, puede ser lo que quiera o desee el lector, lo que si se que me ha encantado, te felicito. Un abrazo.
ResponderEliminarLola Barea.
Preguntarte a ti si esto es poesía sería una osadía por mi parte, jaja. Me quedo con que te ha encantado, que ya es mucho.
EliminarGracias, Lola!
Un beso!
Una mezcla de todo? Aunque me da igual lo que sea, me quedo con que he vuelto a disfrutar de tus letras. Y me quedo especialmente con ese primer párrafo, que casi has conseguido definir como me siento estos días. Es pura emoción, pura pasión esta entrada. Gracias!!
ResponderEliminarBesotes!!!
Yo creo que ese primer párrafo lo hemos vivido todos y todas en más de una ocasión, no me cabe duda. Gracias a ti por tus halagos, guapísima!!
EliminarUn beso!!
Sea lo que sea, es una ficción desgarradora y preciosa. Un besote.
ResponderEliminarGracias, guapa, me alegra que te guste!
EliminarUn beso!!
A veces la soledad es la mejor compañía, uno se escucha a sí mismo mucho mejor.
ResponderEliminarBonito relato ;)
Llevas toda la razón, Noemí, a veces la única forma de saber lo qué queremos, de aclarar nuestros miedos y nuestras incertidumbres es dejarnos llevar por el silencio y por la soledad para poder escuchar nuestros propios sentimientos. Deberíamos tener la oportunidad de practicarlo más a menudo.
EliminarGracias!
Un beso!
No importa lo que sea, lo importante es que siempre nos deleitas con unas preciosa palabras y que me has tocado la fibra sensible. Llevo unos días que me apetece estar aillada de todo el mundo, no escuchar según que palabras y ser capaz de gritar que basta ya, que no soy una marioneta que baila al son de otros.
ResponderEliminarUn besazo