Alguien muy cercano a mí, y muy querido, me confesó en cierta ocasión que lamentaba no saber escribir -literariamente hablando- para poder expresar públicamente sus sentimientos hacia alguien muy amado, a modo de homenaje hacia esa persona merecedora de un digno reconocimiento por como había sido en su vida y para con los demás.
Y es que es cierto que en determinadas ocasiones sentimos la necesidad imperiosa de sacar fuera cuanto llevamos dentro, y plasmarlo en uno o varios trozos de papel para que pueda volar y alcanzar corazones nuevos o, simplemente, para que seamos nosotros mismos quienes no olvidemos nunca lo que supuso en nuestras vidas y lo que nos hizo sentir de una forma tan intensa.
Hoy he terminado de leer una historia, la de Juan José Esteban. Una historia que me ha hecho evocar recuerdos que creía perdidos en mi memoria y que pertenecen a mi infancia y mi propia vida, a lo largo de la cual he podido escuchar el relato, multitud de veces interrumpido, de los avatares sufridos y disfrutados por mis padres en una época que tiene su origen mucho más allá de mi propio nacimiento y que, aún habiendo discurrido en otros puntos de la geografía española distantes a los de Juan José, están hermanados con la suya en cuanto a experiencias, detalles, vivencias, sentimientos y emociones. He sentido nostalgia con su recuerdo. He sentido cariño hacia mis progenitores y sus congéneres de la mano de Juan José, y he sonreído con ternura por la cercanía de una vida que no es la biografía magnífica de un actor de cine ni de un personaje histórico, pero que sí supone una vida excepcional para una hija en la que despierta un sentido amor y una profunda admiración, y que desea por encima de todo amarrarlo a la vida, a su vida, para siempre, tratando tal vez de que el testimonio escrito de sus vivencias le hagan mantener vivo el recuerdo que todos tememos perder algún día por las malas pasadas de nuestra memoria, que se empeña en borrar los sentimientos dolorosos sin permiso alguno para quedarse únicamente con lo que nos produce placer.
Pero hay alguien detrás de esta historia en la que yo he reparado también de manera especial.
Siento debilidad por analizar múltiples aspectos de la vida en general y de quienes la viven, pero sobre todo de la mujer, de la actitud de la mujer ante la vida y de la actitud de la vida ante la mujer, cosa que ya he repetido varias veces en público y en privado. Y al frente de esta historia hay una mujer de carne y hueso, una mujer real comprometida al máximo con su familia y que derrocha fortaleza, sentimiento y capacidad de sacrificio ante quienes quiere y ante lo que quiere. No puedo hablar más de ella, no la conozco. Pero mis impresiones a raíz de la lectura de su libro son éstas. Y con ellas me quedo.
Esto no es una reseña. Es la necesidad de contar y de decir, una vez más, que las grandes mujeres no tienen por qué estar siempre en las novelas de ficción, ni ser conocidas, tan siquiera, más allá de su propia familia.
Felicidades, Mayte
¿Quieres escuchar la primera página?
¡Bravo! Preciosas palabras, Pilar. Si es que hasta opinando sobre algo tus palabras parecen sacadas de un libro. Eres estupenda y Mayte también. Para mí fue muy especial este libro.
ResponderEliminarBesos enormes.
Muchísimas gracias por el halago, Sandra. Por las circunstancias que sean, a veces los libros más sencillos son los que más llegan.
EliminarSupongo que también te pasaría a ti.
Un beso, guapa.
Me ha encantado tu texto. Me suena haber oído hablar de este libro en algún blog, pero con tantos ya no me acuerdo. No es necesario una reseña sesuda y completísima para meter por los ojos del futuro lector una obra concreta y tú lo has conseguido con tus palabras. Chapeau!!
ResponderEliminarUn beso shakiano!!
Gracias, Shaka. No pretendía hacer una crítica literaria, ni muchísimo menos, no me creo lo suficientemente capacitada para ello; simplemente he plasmado lo que a mí me ha parecido y las sensaciones e impresiones que me ha suscitado. No sé si para los demás serán iguales, pero a mí -y me consta que a más gente- me ha llegado.
EliminarUn besito.
Que un libro que nació con la intención de ser un puro entretenimiento, un intento absurdo de ganarle tiempo al tiempo que se iba, una manera de no dejar conversaciones pendientes, una forma de decirle lo que le quería,... sea capaz de despertar en personas que no le conocieron sus propios recuerdos, sus propias vivencias, nunca dejará de sorprenderme. Y de emocionarme.
ResponderEliminarLa arena del reloj es una historia particular pero habla de universales, de la vida y de la muerte, de lo difíciles que son las despedidas cuando hay tanto amor en medio. Lo digo siempre, pretendí que fuera nuestro pero se escapó y ahora es un poco de todo aquel que lo lee. Me devuelve su recuerdo y me regala vuestras palabras.
Pilar, gracias por este relato de vuelta. Ha sido un placer leerlo.
Besos
Precisamente hace unos cuantos días, me paré a pensar que yo tenía muy pocos recuerdos de mi vida y de mi infancia, quizá porque intentaba recordarlos todos a la vez, de forma rápida, sin darle tiempo a la mente a ubicarse para que tomaran forma. Cuando he comencé a leer tu libro y surgieron los tirachinas, los pantalones cortos, las matanzas en el pueblo, los trabajos a una cortísima edad, el luto permanente de nuestras abuelas, la televisión en blanco y negro, el seiscientos verde..., ¡todos estaban ahí!, todos los recuerdos estaban ahí, no se habían marchado y eso ha sido muy emotivo y gratificante.
EliminarA eso hay que sumarle las circunstancias particulares de tu historia, una ansiedad y una impotencia que casi todos hemos sentido alguna vez, aunque fuera en una situación distinta, y la capacidad de una mujer para "estar aquí, ahí y allí", con esa fortaleza y abnegación que nos caracteriza. Un buen cocktail, sin duda.
Me alegro de que lo hayas compartido. Por lo que dices, ha sido un bien para ti, y para quienes lo leen.
Un beso.
Me he quedado sin palabras con tus impresiones. Me ha pasado lo mismo que la única vez que he podido leer la arena del reloj, empiezo llorando y acabo llorando. Pero esta vez ha sido de alegría porque me han encantado tus impresiones, y la forma de contarlas, ni te digo. Superior, Pilar, se nota que eres una de las GRANDES y con una gran facilidad para transmitir lo que quieres. Muchas Felicidades!!!
ResponderEliminarUn besazo!!
Hay libros de los que sólo se puede extraer la historia en sí que cuentan, pero en otros dice mucho más lo que se esconde detrás de las palabras que las palabras mismas. Y esos son los que me gustan, los que tienen trasfondo en el que pensar, los que te hacen extrapolar los acontecimientos a lo que nosotros tenemos cerca o podremos tener alguna vez, los que enseñan algo, además de entretenerte con su argumento. Y yo me he limitado a contar eso, lo que el libro ha supuesto para mí en particular, y la verdad, Alberto, es que tengo que admitir que me resulta fácil transmitir lo que quiero, pero no creo que sea una de las "grandes", creo más bien que soy una mujer de suerte por haber nacido, tal vez, con esa capacidad. Otros gozarán de otras virtudes que yo no tengo, jaja.
EliminarUn besazo para ti y muchísimas gracias por el halago. Me alegro de haberte hecho llorar... de alegría!
Preciosas palabras. No he podido evitar leerlo y emocionarme a pesar de estar desconectada del blog. Un libro que no deja indiferente y que te hace valorar mucho más a las personas que tenemos al lado y que no les damos todo lo que se merecen. Mayte ha sido muy valiente al escribir este libro tan personal, pero a la vez tan de todos. Yo lo llevo en el corazón.
ResponderEliminarBesos. Marga
Confiésalo, Marga, no puedes estar sin todo esto y sin nosotros, jaja.
EliminarYo creo que le ayudó muchísimo a la hora de esribirlo, el hecho de pensar que sería una especie de diario intimista entre ellos dos y pocas personas más cercanas a la familia. La valentía la tuvo al dejar de escapara de ese círculo; pero es que necesitamos muchas veces compartir con los demás lo que sentimos para que aquello cobre vida y cuando además nos sentimos orgullosos de ese algo o de ese alguien, decirlo abiertamente se convierte en una necesidad, aunque a priori no lo creamos. Afectivamente, como ella dice, esta es su historia y un poquito la de todos los demás.
Besitos, guapa.
Pilar, lo que hace realmente grande a un libro no son las palabras rebuscadas ni las técnicas inventadas sino precisamente el despertar esas emociones en el lector. No es una reseña, pero es una gran ayuda para el escritor, hablas tan bonito del libro que a uno le da curiosidad y ganas de leerlo.... ¡Felicitaciones al autor! Esto es lo que buscamos en nuestros lectores, despertar una emoción y que al final, recuerden nuestro texto con cariño...
ResponderEliminarComparto totalmente tu opinión, Emma. Un libro tiene que despertar emociones, sean de la índole que sean, tiene que removerte algo por dentro para que sea de verdad especial. Hay muchos libros centrados unicamente en la trama, en su argumento, y pueden estar muy bien, pero no pasar de ser un puro entretenimiento; pero yo siempre voy buscando ese trasfondo que se oculta detrás de los acontecimientos que se cuentan, y si lo encuentro, ese libro siempre me llenará mucho más que cualquier otro. Y es verdad que no se recesitan recursos lingüísticos excepcionales, el empleo correcto del lenguaje y una bonita forma de contar las cosas son suficientes para provocar el efecto que deseamos.
EliminarUn beso.
No he leído este libro y de hecho creo que ni siquiera me sonaba haber oído hablar de él, pero después de tu estupendo texto dan ganas de ir corriendo a buscarlo ahora mismo. Me he acordado precisamente de una canción de Silvio Rodríguez que se titula Mujeres.
ResponderEliminarPues mira si te lo voy a poner fácil que te voy a dejar el enlace a Amazón (por si eres "kindelera", como yo digo), para que lo tengas YA:
Eliminarhttp://www.amazon.es/La-arena-del-reloj-ebook/dp/B007WL1DNS/ref=sr_1_1?s=digital-text&ie=UTF8&qid=1336897953&sr=1-1
Puede que ti, Espe, te ocurra como a mí, que te sientas identificada con muchos pasajes de la vida de Juan José por haberlos vivido a través de tu familia, y eso evoca bonitos recuerdos.
Un beso.
Qué bonita reseña Pilar, me ha encantado como has transmitido lo que contiene el libro, tan especial y que marca a quien lo lee, pero sobre todo las palabras tan acertadas para describir a Mayte. Cualquiera que se pase por su blog o la conozca un poco se dará cuenta de que es una persona muy cercana, pero en persona lo es mucho más, desde luego sabe cómo ganarse el cariño de cualquiera. Creo que cualquiera que lea el libro es como si la conociese en persona, yo primero lei la historia y luego nos conocimos personalmente y fue más bien como un reencuentro con una vieja amiga
ResponderEliminarun beso!
Yo no tengo la suerte de conocerla, Tatty, sólo hemos intercambiado algunos comentarios en el blog y a través de facebook, pero hay personas con las que no se necesita mucho más para hacerte una idea bastante acertada de cómo son a nivel personal, y Mayte es una de ellas. En mi entrada la he descrito según las impresiones que he sacado a partir del libro, porque no me creo en el derecho de ahondar y de plasmar a la mujer que creo que es según la imagen que yo misma me he podido formar de manera subjetiva, pero me alegra comprobar, por lo que tú dices de ella, que esa imagen no se aleja para nada de la realidad.
EliminarNo he pretendido hacer una reseña, Tatty, no tengo experiencia en eso, sólo trasmitir lo que a mí me ha parecido el libro, lo que en él se cuenta y lo que a mi entender hay detrás de él, nada más. Si con ello he conseguido lo mismo que con una buena reseña, pues me alegro de verdad.
Un beso, guapa.
Preciosa reseña de un libro que es imposible de olvidar una vez que lo lees. Me pasó como a ti. Que iba leyendo esta novela e iba recordando mi infancia, iba recordando las historias que mi padre me contaba, las historias de mis abuelos... "He sentido nostalgia con su recuerdo..." Y Mayte lo hace tan sencillo que parece fácil, pero no lo es. Ese modo de llegar a tocarte la parte más sensible de ti. Eso no lo hace cualquiera. Y eso convierte a este libro en un libro muy especial.
ResponderEliminarBesotes!!!
Tú lo has dicho, "parece fácil, pero no lo es". Contar algo es sencillo, pero despertar los sentimientos exactos y concretos que ese "algo" merece, no lo es tanto. Ahí radica la magia de los buenos libros, que son capaces de conseguir eso de una forma natural, sin artificios.
EliminarGracias por la parte que me toca, Margari.
Un beso.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
EliminarTengoq ue leer este libro, me he convencido hace ya unas cuantas opiniones.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho como comienzas hablando, de alguien que no sabe escribir. Perfectamente podría ser yo, que te envidio no sabes cuanto
Besos
A juzgar por tus reseñas, yo diría que eso que dices no es cierto. Cada uno en su estilo, escribe como mejor sabe, y tú no lo haces pero que nada mal :)
EliminarYa nos contarás tus impresiones si te decides a leerlo.
Un besito.
Una reseña que desborda sensibilidad y justicia hacia un libro conmovedor, que a mí también me evocó al leerlo paisajes y emociones de tiempos pasados. Un beso, Pilar.
ResponderEliminarGracias, Koncha. Todos los libros en los que de alguna manera podemos vernos identificados nos llegan más, ¿verdad?
EliminarUn beso.