26 ene 2017

MAYTE ESTEBAN ESTRENA NOVELA.



SINOPSIS
Mario Aguirre, el padre de Paula, lleva desaparecido unos días. Por más que su hija trata de localizarlo, no logra dar con su paradero y por ello busca la ayuda de Javier Muñoz, inspector de policía. Diez años atrás, Javier y Paula mantuvieron una relación que nunca ha acabado del todo. De vez en cuando sellan treguas que duran solo unos días, y de las que los dos salen siempre heridos.
Paula sabe que estar cerca de Javier no es lo más sensato, porque recuperarse después de estar juntos es cada vez más difícil, pero necesita que sea él el que la ayude a encontrar a su padre y no duda en pedírselo. El magnetismo que existe entre ellos es tal que quizá el viaje que emprenden para encontrar a Mario no sea muy buena idea, quizá exponga demasiado sus sentimientos.


***

   No sé qué tiene al escribir. A veces es difícil definir un estilo, catalogarlo, reseñar esos matices que hacen que te guste, que te sientas cómoda leyendo, como en casa. Simplemente sabes que te engancha, que una vez que empiezas a deslizarte por su prosa ya no puedes parar. ¿Frescura? Tal vez, al menos ese término me asalta a la mente de manera espontánea cuando pienso en ella. ¿Que juega a hacer fácil lo que no lo es, como contar una historia sin trabas tontas, sin florituras que más que enriquecer estorban, manejando con soltura un lenguaje cercano con total corrección? Pues también puede ser. ¿Que los personajes que es capaz de crear son de carne y hueso, espontáneos, naturales, divertidos o trascendentes —según la ocasión—, con virtudes y defectos —como tú y como yo— y sin nada que los haga míticos e inalcanzables, sino cotidianos, de los que te echan el brazo por encima metiéndote en su mundo desde el mismo instante en que los conoces? Sí, sí…, podría ser también. ¿Que las historias que ellos protagonizan nos garantizan unas horas —o días— de disfrute lector, sonrisa en los labios, alguna lagrimilla emocionada y más de un mensaje subliminal a través de frases dignas de recordar? Pues también.

  Mayte Esteban gusta. Y me gusta. Por su versatilidad y porque es capaz de montar —y le sale bien— toda una historia a partir de una idea microscópica; una historia en la que da gusto sumergirse olvidándose de todo lo demás. 

   Hoy estará hecha un flan, por los nervios, que se la comen viva siempre que sale a la palestra con algo nuevo. Quizá sea porque lleva dentro esa humildad de los buenos escritores, que le provoca un inevitable temor a defraudar a pesar de haber puesto su empeño y todos sus conocimientos en afinar al máximo lo que hoy sale a la luz. 

  Hablo de «Entre puntos suspensivos», su nueva novela, la segunda parte —totalmente independiente, que conste— de «Su chico de alquiler». Nace bajo el amparo de HQN, el mismo sello editorial que ya publicó «La chica de la fotos» y promete tener tanto éxito como esta. Yo la reservé hace tiempo cuando salió en preventa y es muy posible que a estas horas me esté esperando ya en mi kindle con los brazos abiertos, que no voy a rechazar. Eso sí, tendré que elegir bien el momento en que empiece a leerla, porque auguro que cuando lo haga ya no me dejará escapar. 

   Felicidades, Mayte. Mucha suerte. 
 
Pincha AQUÍ  si quieres descargártela. 

22 ene 2017

LECTURAS 2017.


   Me gustó la experiencia del año pasado de ir anotando en una mima entrada las lecturas que iba terminando. Porque aunque el tiempo pase volando, 365 son muchos días para memorizar las letras que nos hemos metido entre pecho y espalda, cuando nuestra cabeza está copada, además, por otras muchas actividades que se dan codazos mutuos con el fin de ocupar un lugar de excepción en la memoria. Es cierto que hay novelas que nunca olvidaremos haber leído, pero otras, aunque hayan sido de nuestro agrado, no gozarán de ese privilegio y siempre es bueno que una seña escrita te las recuerde sin esfuerzo. 
   No anoté las novelas inconclusas, que el año pasado fueron bastantes; aunque no estaría mal hacerlo de alguna forma por no menospreciar el tiempo dedicado (no inutilmente, porque siempre se aprende algo) a esa labor. Hubo meses en que recuerdo haberme dicho que no había leído apenas nada, cuando la cuestión no estribó en eso exactamente, sino en el hecho de no haber podido anotar más lectura/s por haber fracasado en el intento de acabarlas; pero reconozco que esto no deja de atender más a una necesidad de rentabilizar mi tiempo y justificarme ante él que a lo que de verdad mueve esta entrada, y que es el hecho de tener presentes obras que recordar y, por qué no, recomendar.
   Este año no he empezado con buen pie, en el sentido de que, a estas alturas de la película (22 de enero) tan solo puedo contabilizar una lectura completa que no puedo revelar y la mitad de otra que acabaré sin duda porque promete, pero tal vez no este mes. Y es que terminar con la escritura de mi propia novela y hacer las correcciones oportunas me han llevado un tiempo muy valioso, que no me arrepiento en absoluto de haber empleado en dicha labor. 
   En 2016 fueron 30 lecturas las que me planteé como reto, una meta muy realista dadas mis curcunstancias (escasez de tiempo y nula obsesión por batir records leyendo como una bala). Espero que en este 2017 pueda alcanzar un objetivo similar.Y si no, pues no pasará absolutamente nada, porque lo importante es disfrutar y no todas las etapas que se suceden en el año son igual de fructíferas, sin contar, por supuesto, con que la vida se compone de muchas más opciones que las letras, por mucha pasión que sintamos por ellas. 
   Espero que vosotr@s sigáis acompañándome en este mundillo literario, que pueda seguir compartiendo con vosotr@s impresiones de lo que leemos, porque no hay nada más enriquecedor que valorar distintas perspectivas de una misma historia. 
   Comenzamos...


   LECTURAS 2017.

   1. SLM (368 págs).
   2. EL SECRETO DE VESALIO de Jordi Llobregat (540 págs.)

   3. ATCLV (278 págs.)
   4. LA HISTORIA DE CAS de Laura Sanz (450 págs.)
   5. TIERRA SIN HOMBRES de Inma Chacón (478 págs.)
   6. MARINA de Carlos Ruiz Zafón (296 págs.)
   7. VIAJE AL CENTRO DE MIS MUJERES de Alicia Domínguez Pérez (299 págs.)

   8. COMO DIENTE DE LEÓN de Pilar Fernández Senac (254 págs.)
   9. ENTRE PUNTOS SUSPENSIVOS de Mayte Esteban (268 págs.)
  10. ABECEDARIO DE FLORES de Alfredo Cot González (99 págs.)

  11. EL TIEMPO QUE NOS UNE de Alejandro Palomas (575 págs.)
  12. MEDIA VIDA de Care Santos (408 págs)

  13. MI RECUERDO ES MÁS FUERTE QUE TU OLVIDO de Paloma Sánchez Garnica (472 págs)
  14. CUANDO APARECEN LOS HOMBRES de Marian Izaguirre (392 págs.)
  15. LA SONRISA DE LAS MUJERES de Nicolás Barreau (272 págs.)

  16. TODO ESTO TE DARÉ de Dolores Redondo (616 págs.)
  17. EL ÚLTIMO BAILE de Marisa Sicilia (313 págs.)
  18. TRES MINUTOS DE COLOR de Pere Cervantes (350 págs.)
  19. CIEN DÍAS DE OTOÑO de Alfredo Cot González (167 págs.)

  20. EL RUMOR DE LAS FOLÍAS de Yara Medina (420 págs.)

  21. PATRIA de Fernando Aramburu (646 págs.)

  22. EL COLOR DEL SILENCIO de Elia Barceló (480 págs.)
  23. POR ENCIMA DE LA LLUVIA de Víctor del Árbol (508 págs.)

  24. LA LIBRERÍA DEL SEÑOR LIVINGSTON de Mónica Gutiérrez (187 págs.)

  25. LA LUCHA DE JAN de Laura Sanz (354 págs.)
  26. EL LATIDO DEL TIEMPO de Cari Ariño (357 págs.)

  27. EL INESPERADO PLAN DE LA ESCRITORA SIN NOMBRE de Alice Basso (320 págs.)
  28. MI HERMANA VIVE SOBRE LA REPISA DE LA CHIMENEA de Annabel Pitcher (232 pág)

  29. LA MUJER QUE LLEGÓ DEL MAR de Mercedes Guerrero (416 págs).




2 ene 2017

UNA ENTRADA DE AÑO CURIOSA.

   Ayer me ocurrió una cosa muy curiosa. Una vez pasada la vorágine de la Nochevieja, con todos los preparativos previos de avituallamiento, de acomodación del espacio y de la fiesta en sí para tanta gente..., una vez que la casa quedó vacía y yo tranquila, acompañada por esa resaca no alcohólica que te dejan los encuentros con buen sabor de boca..., entré en el ascensor para bajar a la calle y en el camino hasta la planta baja me miré al espejo. Pero no me miré el pelo, ni la cara, ni los labios..., la vista se me fue al reflejo de la persona que me devolvía ese espejo, a lo que había detrás de esos rasgos, y un «te quiero» me salió del alma, en voz alta. Automáticamente, me giré, a ver si había llegado al bajo y alguien lo había visto todo, lo cual me hubiera matado de la vergüenza; pero no, seguía yo sola, conmigo misma y... bueno... con un pensamiento que empezó a chaparme la oreja (como diría mi hija) por ese brote que, a priori, me pareció narcisista y reprochable. Pero luego, sonreí. Porque no lo dije enamorada de mí misma (cuando una está perdidamente enamorada, no ve los defectos, y eso sí que es peligroso), sino aceptándome complacida y satisfecha, gustándome.
   Quererse a una misma (de forma sana y no idolatrada) es la base para querer y aceptar a los demás, para repartir amor, para evitar envidias, para desear el bien ajeno, para tender manos sin miedo...; pero sobre todo, esa autoestima saludable nos empuja a sentirnos capaces de abordar nuevas empresas, nuevos proyectos, con la convicción de que podemos llegar con ellos a buen puerto. Y esa es la sensación que me invade en este año que comienza, en el que yo cambiaré de decena con un sentimiento interno completamente distinto al que me asoló (literalmente) en la década anterior. Ahora sé quién soy, lo que quiero y lo que no, a quienes quiero a mi lado y a quienes quiero a distancia. Ahora sé lo que de verdad me importa (después de haber caminado por unas cuantas curvas y unas cuantas subidas y bajadas a lo largo de estos últimos diez años). Y sé lo que se cuece en este mundo literario, a lo que me enfrento, de lo que deseo huir y en dónde quiero meter la cabeza (o de dónde no quiero sacarla, que también puede ser).
   Hace casi tres años que no publico novela (aunque sí he participado en varias antologías de relatos). No me importa en exceso, no siento todo esto como una carrera continua en la que no pueda haber etapas de descanso por imperativo propio o ajeno. Lo que más me importa es no defraudar, es lo único que me obsesiona. No defraudar a ese puñado de lector@s que sé que se harán con una nueva novela cuando salga a la luz de una forma u otra. No pienso en ventas, no pienso en seguidores a costa de lo que sea... No es que no lo pretenda, es que no son mi meta imperiosa. Si llegan, bienvenidos, sería el culmen... Pero ante todo y sobre todo, lo que más busco es esa sonrisa amplia y llena de satisfacción en quienes ya me conocen, que son precisamente en los que pienso cuando escribo, no en los potenciales lectores anónimos que ni siquiera sé si me rondarán :)
   Si algo me han permitido estos casi tres años sin novedades literarias ha sido ver, observar, analizar, pensar y posicionarme. Y a la vista de todo ello y después de haber divagado mentalmente por varias casillas como un peón de ajedrez, ahora sé cuál es mi casilla prioritaria.
   Apuesto por que 2017 sea mi año. Pero no penséis en éxitos sublimes, en acontecimientos notorios, en consecuciones dignas de rememorar... No. Me basta con que ocurra algo que me haga ilusión, que me haga sentir feliz y me invite a seguir soñando.
   Tengo una novela a falta de tres capítulos para alcanzar el fin. Intimista, reflexiva, emotiva..., de las que a mí me gustan. De las que me gusta escribir, con independencia de que guste más o menos leerlas. Y esa es mi apuesta inmediata para este año que me acaba de abrir su puerta. Ojalá me colme de satisfacciones. Ojalá podáis regalarme con ella más de una sonrisa. Y entre tanto, seguiré leyendo, aprendiendo, riendo, llorando..., viviendo. 

   Feliz año. 

   Feliz vida.

   

Lecturas 2018.

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