5 sept 2016

MICRORRELATO: "PERDÓNAME."



   Vuelvo a casa, arrastrando los pies sobre los adoquines mojados, pisando mi propia sombra que la luna proyecta delante de mí. Una pareja se besa, rozándose los labios con la timidez de un primer encuentro. Otra camina entrelazando sus manos, con la felicidad balanceando sus cuerpos al tiempo que se sonríen, sin hablar. Hay luces encendidas en las ventanas, siluetas de vida tras las cortinas. Susurros en los portales.
   Al subir las escaleras, escucho el eco de mis pasos solitarios; ya no tienen quien los acompañe. Tampoco quien los espere bajo el quicio de la puerta junto a un beso deseoso de alcanzar mi boca. Mi corazón se estrecha, susurra y se lamenta. Por mi maldita inconsciencia.
   La oscuridad me recibe aferrada al silencio. Me quito los zapatos y camino descalza para no importunarlo, y aun así la nostalgia despierta y me sale al encuentro. Me me parece aspirar su aroma y me ahogan los recuerdos que dejaron de sumar. ¿Dónde estará?
   Un juego tenue de luces y sombras traspasa el umbral de mi habitación. Mis pupilas se encienden, mi pulso crepita. Avanzo con el alma en vilo, temiendo disipar la magia que mi mente adivina, dispuesta a soñar. Hay velas encendidas, sándalo en el aire. Y una rosa de papel en la cama. Siento ganas de llorar.
   La sujeto entre mis manos y luego, la acuno en mi pecho tras leer nuestros nombres tatuados en las hojas de su tallo. Un suspiro corta el aire y que me quedo quieta, no me muevo. Es mi respiración la que ahora se agita. La que me revela que él está detrás de mí.

  Sus manos me recorren la cintura, su aliento se aposenta en mi nuca. Y mis ojos se humedecen cuando mi cuerpo estrecha, cuando un desfile de besos acomoda en mi cuello como hiciera antaño tantas veces antes de desnudarme.
  Enmudezco. No quiero hablar. Prefiero entregarle mi alma, deseo redimirme.
   Me susurra que me quiere mientras cae la ropa al suelo. La , sus caricias me estremecen, mi corazón revive. Y mi conciencia le grita «te amo» hasta quedar sin voz. Nos enredamos entre sábanas, desnudos en cuerpo y alma. Con el deseo arrebolado por la ovación de sentimientos reencontrados. Fundidos hasta el amanecer.

   Cuando la luna se apaga y él todavía no duerme, le susurro al oído:
   «No me dejes nunca. Perdóname».
©Pilar Muñoz Álamo - 2016.


4 comentarios:

  1. Precioso... Pero, cómo cuesta pedir perdón...
    Besotes!!!

    ResponderEliminar
  2. ¡Muy bonito relato! La verdad es que todas las descripciones que das hacen que te sumerjas más en el propio relato. Me ha gustado mucho, yo también escribo a veces algunos relatos aunque no tan buenos! jaja

    ¡Saludos!

    ResponderEliminar
  3. Tienes un gusto exquisito a la hora de escribir. Tus dedos son como plumas y tu prosa tiene una melodía que cualquier lector ávido de belleza desea entonar. Enhorabuena.

    ResponderEliminar

Lecturas 2018.

Estamos en GOODREADS

Estamos en GOODREADS
Pincha en la imagen.

Blog Archive

Audio relatos

Con la tecnología de Blogger.

Blogroll

Seguidores