28 may 2015

"EL HOMBRE QUE OLVIDÓ A SU MUJER" de JOHN O'FARRELL.

 SINOPSIS: 

Muchos maridos olvidan cosas. Olvidan que esa mañana sus mujeres tienen una reunión importante, se olvidan de recoger la ropa de la tintorería o se olvidan de comprar a su esposa un regalo de cumpleaños...Pero Vaughan se ha olvidado incluso de que tiene una mujer. Ha olvidado su nombre, su rostro, toda la historia que comparten, todas las cosas que ella le haya podido contar, todo lo que alguna vez él le haya dicho a ella… Todo eso ha desaparecido, se borró en el catastrófico instante en el que Vaughan perdió la memoria. Y ahora que ha redescubierto a su esposa se entera también de que están a punto de divorciarse.

 
   Cuando decidí secundar el que quedamos en llamar Reto Semi Genérico en el que incluiríamos al menos veinte lecturas de géneros diferentes a lo largo del año, uno de los compromisos fue reseñarlas, o al menos comentarlas, para que de alguna forma quedara constancia fidedigna de su lectura (aunque yo prometo no hacer trampa y apuntarme solo las que lea enteras de verdad). Y es en este punto donde topo con una de mis principales consignas con respecto a las lecturas comentadas en este blog: me dije que solo dejaría constancia de mi opinión en relación con las novelas que de una manera u otra consiguieran transmitirme algo, con independencia de su calidad. No estoy por la labor de echar por tierra el trabajo de nadie, entre otras cosas porque una opinión es algo tremendamente subjetivo cuando entran en juego factores como los gustos personales a nivel de género, temática, estilo narrativo, trasfondo de la historia o, incluso, lo que cada cual vaya buscando realmente al acometer la lectura de la novela, sus expectativas, se entiende. 

   Siguiendo ese criterio, no tendría, tal vez, que dejar aquí escritas mis impresiones de "El hombre que olvidó a su mujer", pero no porque sea una mala novela, que conste, sino porque su lectura no me ha aportado lo que esperaba, que, entre otras cosas, era ese humor prometido al estar firmada por John O'Farrell, político, escritor y humorista; aunque en la propia solapa de la obra se la cataloga como una novela "dentro de la tradición del humor británico", y claro, el mío es andaluz, he ahí la diferencia en la conceptualización del término humor que no me ha llevado a reirme como quisiera, sin menospreciar por ello las valoraciones positivas que en ese sentido pueda tener. 

   Por tanto, no voy a extenderme en exceso hablando de ella, aunque sería injusto que no mencionara algunos aspectos que sí pueden animar a otros lectores a adentrarse en ella: es una novela bien escrita, con una temática de fondo (una amnesia o "fuga psicogénica" producida por un trauma psicológico que le hace olvidarse practicamente de todo lo sucedido en su pasado) que se ha repetido ya tanto en el cine como en la literatura innumerables veces, pero que adquiere en este caso ciertos tintes de originalidad por la forma en la que plantea la trama, afrontando la reconquista de su mujer -a la que no recuerda- de la que estaba a punto de divorciarse. Su narrativa es ágil, de lectura fácil, salpicada por una ironía fina y aguda y una manera desenfada y hasta satírica de hablar de algunos de sus personajes que la acerca aún más a la realidad cotidiana y esbozar, eso sí, alguna sonrisa que otra. Y con un cierto trasfondo -que se extrae fundamentalmente en la parte final de la novela- que nos da a entender la importancia que nuestra manera de percibir las cosas, los detalles, los sucesos, incluso lo relativo a quienes nos rodean, puede tener en nuestra particular y exclusiva configuración de la realidad y, por extensión, en el éxito o fracaso de nuestras relaciones con los demás. ¿Las cosas son como son o como nosotros las percibimos? ¿Ocurren sin más, u ocurren porque nosotros percibimos que ocurren? Si cada cual las percibe a su manera..., ¿quién decide lo que es verdad? 

   Una lectura entretenida a la que no quito mérito, aunque a mí personalmente no me haya llenado como esperaba.




27 may 2015

"LA CHICA DE LAS FOTOS" de MAYTE ESTEBAN: NOVEDAD de HQÑ.


   No voy a esperar hasta la fecha clave del 4 de junio para anunciarla, porque ya está ahí, asomada a la ventana, con una llamativa imagen en rojo y blanco salpicada de flashes que anticipa el glamour del mundo del cine del que se habla en la propia sinopsis, flashes que bien podrían ser una especie de señal del éxito real que yo anticipo a esta novela por estas dos sencillas razones:

   La primera de ellas, porque "La chica de las fotos" ha sido novela finalista del III Premio de Novela Romántica Digital HQÑ y esto, de por sí, ya constituye una garantía de calidad.

   La segunda y fundamental, porque ha sido escrita por Mayte Esteban, lo cual, a nivel personal, me parece aún mayor garantía que lo anterior. ¿Que por qué? Pues porque ya he tenido ocasión de leer las demás obras que ha publicado y sé cómo escribe, cómo narra, cómo construye los personajes, cómo trabaja los diálogos y la agilidad que suele imprimir a sus historias para que enganchen de principio a fin. ¡Ah! Y porque además sé lo perfeccionista que es.

   "La chica de las fotos" se presenta como una novela romántica y, de hecho, el sello editorial que la publica así lo avala. No me sorprende que Mayte Esteban también se atreva a adentrarse de lleno en este género, ya ha demostrado con creces su polivalencia a la hora de desarrollar tramas muy distintas y esta no se le va a resistir, estoy convencida.

   De momento no puedo decir nada más, habré de conformarme con anticipar, imaginar o hacer conjeturas de por dónde caminará esta historia, hasta que el próximo jueves, día 4, me salte al kindle y me tire de cabeza a por ella.

   Felicidades, Mayte, por esta nueva aventura. Inauguras un nuevo tramo en este camino literario que te va llevando al éxito poco a poco, pero con paso firme y muy seguro.

   ¡¡Disfrútalo!!

   Y vosotr@s no esperéis, podéis comprarla ya en preventa a través de Amazon. Apuesto a que no os va a defraudar.


SINOPSIS:

Rocío, camarera de pisos de un hotel rural y escultora en sus ratos libres, vive al borde de un ataque de ansiedad: el día de su boda está a la vuelta de la esquina, faltan muchos detalles por concretar aún y su novio no ayuda. Para colmo, se encuentra con que tiene que trabajar horas extra en el hotel. Todo debe estar impecable para la llegada de Alberto Enríquez y Lucía Vega, la pareja de actores de cine más rutilante del momento. Cuando aparecen, a Rocío le ocurre algo que no logra entender. Es verdad que Alberto tiene un físico imponente y una mirada terriblemente sexy, pero lo que empieza a sentir es desconcertante e inoportuno, y por ello lo trata de manera fría, hasta brusca.
Alberto enseguida descubre que Rocío no es la típica muchacha encandilada por un famoso y justo eso es lo que llama su atención. Sin embargo, algo se le escapa: ¿por qué Rocío evita mirarlo a los ojos? Impaciente por descubrirlo, idea mil maneras de tropezar con la esquiva camarera. Con lo que no cuenta es con que la prensa sensacionalista es capaz de cualquier cosa con tal de lograr una exclusiva.




20 may 2015

RELATO: "UNA LÁGRIMA DE AMOR".



   No escucho las risas. Las palabras rebotan y se vuelven ininteligibles y extrañas. El murmullo de nuestra reunión de amigos se dispersa a mi alrededor sin alcanzarme; una barrera aparta cualquier estímulo que me distraiga de él, de su rostro, de sus manos, de sus labios portando una sonrisa encantadora que me hace soñar. Solo eso. Soñar.
   Dejo escapar un suspiro cuando la miro. Sentada a su lado. Posando sus manos sobre él cuando conversa animosa, mostrando al mundo unos encantos que yo no tengo y que acaparan las miradas masculinas como leones en celo. Al igual que la de él. Y trago una lágrima de amor que me sabe amarga, que resbala por mi garganta haciéndome pequeña como si fuera el producto de una maldición. ¡Cuántas horas de sueño perdidas, evocándolo al calor que rezuma mi cuerpo cuando lo pienso, cuando el deseo de abrazarlo se hace tan intenso que su piel imaginada se funde con la mía hasta el amanecer! ¡Y cuánto dolor contenido al ser consciente de la realidad, de que es a ella a quien besa al alba bajo las sábanas!
   Atrapo una mirada furtiva que se le ha escapado y que se cruza con mis pupilas. Y el estómago me da un vuelco. El gesto que la acompaña me emborracha y me hace sentir nostalgia de lo que no tengo. De lo que nunca he tenido. Y me levanto nerviosa con el pretexto de reponer las bebidas, cuando es aire lo que necesito para poder aguantar hasta el final de la velada sin que vuelva a mirarme. Sin tenerle. Cruzando palabras vacías en una conversación banal cuando yo lo que más deseo es el silencio de su cercanía, esas expresiones mudas que se clavan en el corazón como puñales de amor y pasión, de ternura.
   Entorno la puerta de la cocina y apoyo mis manos sobre la mesa con la cabeza baja para recobrar fuerzas, mientras una conversación entusiasta queda fuera, desterrada de lo que conforma mi propio mundo. Solo escucho la música lenta y melodiosa que procede de quién sabe dónde. Y me dejo llevar cerrando los ojos.
   Un escalofrío me recorre el cuerpo cuando noto la humedad de un suave beso sobre mi nuca. No me atrevo a girarme, no sé si estoy soñando, soy incapaz de distinguir lo onírico de lo real. Pero sé que es él. Mi corazón está convulso y me lo advierte. Y su olor también. Lo reconozco. Podría reconocerlo entre miles sin temor a equivocarme. Noto sus manos surcando mi cintura hasta abrazarme con suavidad. Su pecho en mi espalda. Su aliento en mi sien. Y algo me dice que no debo hacerlo, que no debo permitirle este contacto íntimo aunque ya me haya derretido por dentro. Ella. No debe traicionarla. ¿O la realidad es que siento miedo de lo que soy, de cómo soy?
   Tiemblo. Y percibo cómo sonríe y me aprieta entre sus brazos mientras se contonea al son ralentizado de la música arrastrándome con él. Tengo la garganta seca, estoy agitada, nerviosa. Me pellizco con disimulo para comprobar si estoy despierta… Y unas incipientes ganas de llorar me abordan. De felicidad. De temor. De angustia por defraudarlo.
   Su respiración se agita y sus manos se deslizan por mi cuerpo. Con cautela. Con respeto. Una de ellas se posa sobre mi vientre mientras la otra asciende hasta rozar uno de mis pechos, pequeños, excitados. Y comparo. En su nombre lo comparo con la voluptuosidad de ella y me encojo sin poder evitarlo. Pero él no lo apresa. Lo toca y lo acaricia sin ese ímpetu desbocado que despierta lo carnal. Lo hace con amor, con sentimiento. Y mi pulso se acelera confiada al tiempo que poso mi mano en la suya para acompañarlo, para concederle el beneplácito de mi cuerpo.
   Un susurro en mi oído afloja mis piernas. Y vuelvo a cerrar los ojos para apreciar su mejilla en la mía, sus dedos acariciando mis labios mientras seguimos moviéndonos al compás de la balada. Quiero sentirlo. No quiero verlo, quiero sentirlo, con el tacto, con la piel. Su boca recorre mi cuello y un reguero de besos diminutos me encienden. Y vuelve a abrazarme al notar que me estremezco. Sin prisa. Sin ansia. Quiere sentirme. También él quiere sentirme.
   Me hace girar con lentitud y por vez primera mis pupilas se clavan en las suyas a una distancia que me altera, que forja un nudo en mi garganta cuando leo el mensaje impreso en su mirada. Tengo ganas de llorar. Y él, que lo adivina, se aproxima aún más a mí y muerde mis labios con una dulzura inusitada mientras sus dedos se pierden entre mi pelo. Apretándome contra él, buscando aproximar nuestras caderas. Su sexo en mi vientre. El mío en sus piernas. Y una corriente eléctrica envolviéndonos hasta dibujar un contorno único. Un único cuerpo.
   Me sonríe mientras me desnuda y me pierdo en ese gesto sin importarme nada, sin detenerme a pensar dónde estoy ni cuestionarme lo que le ofrezco. Porque derrama amor, con su mirada y con sus silencios. Y eso me convierte en la mujer más dichosa y maravillosa del mundo. Sin complejos. Sin pretextos. Consciente de que tal vez no haya un mañana. Pero  sabiendo que tal momento quedará grabado a fuego en lo más profundo de mi alma.
   Acaricio su rostro, sus brazos, su torso. Sumerjo mi cabeza en su cuello y en su pecho mientras él pasea las yemas de sus dedos por mi cuerpo como si temiera romperme, como si yo tuviera la fragilidad del cristal. Y dejo escapar un gemido que no acierto a saber si es por puro placer o felicidad. Quiero ser suya. Tenerlo dentro. Fundirnos y que esa conexión me alimente en mis días de soledad. Empaparme de su recuerdo, de su esencia.
   Me recorre entera como la ola de un mar en calma. Y termino alcanzando un éxtasis físico y mental que me hace volar, notando la marca de sus dedos y de su boca en cada palmo de mi piel, escuchando retumbar su pulso como un eco en mis oídos, en mi mente, en los abismos de mi corazón.
   Vuelvo al salón donde todo sigue igual, como si se hubiera detenido el tiempo para darnos tregua sin peligro. Él ocupa asiento junto a ella. De nuevo. Y un atisbo de tristeza me embarga por lo fugaz de mi idilio. Pero me mira. Se abstrae de la conversación y me mira. Y percibo un brillo nuevo en sus pupilas que jamás vi antes. Y que me dedica en un silencio que tan solo yo logro entender.
   Sonrío. Suspiro. Y trago una lágrima de amor. No amargo. Correspondido.

Pilar Muñoz Álamo - 2015

6 may 2015

"CULPABLE" de PATRICIA GELLER.


SINOPSIS:
 Cuando Aisha Romero oye la proposición de Jesús, su marido, le parece una locura. Hacer un intercambio de parejas y experimentar con otras personas nunca había entrado en sus planes, pero termina aceptando por temor a perderlo. Lo que Aisha no se imaginaba era que allí iba a encontrar a alguien como Iván Lago, un hombre atractivo y seductor que le va a proporcionar toda la atención que necesita más allá de la cama… Ahora que sus caminos se han cruzado, ya nada será lo mismo, pero Aisha teme replantearse su vida por una simple y ardiente atracción hacia un desconocido. Está confundida y tiene miedo de perderse en ese nuevo mundo, en el que tiene mucho que perder, y donde el peligro empieza justo cuando el juego termina.  


  No es la primera vez que hablo de la dignidad personal en las relaciones amorosas, de hasta qué punto acaba fortalecida o menospreciada, por no decir arrasada, cuando una emoción fuerte e irrefrenable como el amor o la pasión se impone a cuanto se cruza en su camino, sin que esa cordura que siempre existió -y que para colmo de males sigue presente- pueda hacer mucho por evitar sus estragos. Hay que tener las cosas muy claras, una fuerza de voluntad de hierro y una autoestima intacta y bastante elevada para optar por la renuncia al ser amado, idolatrado y endiosado, a cambio de una estabilidad o un equilibrio emocional que probablemente llegará con el tiempo, pero cuyos efectos inmediatos serán incluso nocivos.  

   Este es un tema de fondo que se repite y que vuelve a estar presente en "Culpable", de Patricia Geller: hasta qué punto estamos dispuestos a sacrificarnos por el otro por amor, a satisfacer sus pretensiones por temor a perderlo, aun a riesgo de las consecuencias personales o ajenas que nos puedan sobrevenir, a rebajarnos con tal de retenerlo aunque seamos conscientes de estar implorando su amor casi a diario; una reflexión con conclusiones parecidas que son llevadas a la ficción por historias diferentes, con planteamientos y detonantes distintos que ponen a prueba a sus protagonistas haciéndolos reaccionar ante lo que ocurre, y cuyos detalles específicos y concretos consiguen, en mayor o menor medida, que nos sintamos interesados por la trama, por lo que se nos cuenta y cómo se nos cuenta, por las experiencias concretas vividas por los personajes y con las que podremos sentirnos más o menos identificados.

   A decir verdad, no sé bien lo que me indujo a comprar la novela en Amazon, porque si bien he de reconocer que me gusta la literatura erótica, también reafirmo que no me atrae cualquier historia ni cualquier trama, necesito encontrar algo más que escenas de sexo, busco un trasfondo, un mensaje subliminal al menos que aporte algo "psíquico" a su lectura y no solo físico, al igual que huyo de la narrativa burda o soez en las escenas eróticas. Y la experiencia me dice que muchas de las novelas publicadas en la actualidad no cumplen estos mínimos requisitos que yo pido a nivel personal, por eso me pienso tanto abordar la lectura de alguna de ellas sin la crítica previa de alguien de confianza que comparta mis gustos. En este caso, tal vez fuera algún comentario de ella ajeno a Amazon (de fondo o de forma), intuición o... qué se yo, la cuestión es que "Culpable" se impuso a mis reticencias sorprendiéndome gratamente. Debo reconocer que me ha gustado más de lo que en principio esperaba.

   El primer capítulo le basta a su autora para hacernos entrar de lleno en la trama, sin más preámbulo que el esbozo del tipo de relación que existe entre la pareja protagonista (Aisha y Jesús) con el fin de justificar lo que les induce a adentrarse en un terreno pantanoso en su relación: el intercambio de parejas, primer detonante de la trama que Patricia Geller suelta ya en las primeras páginas provocando la intriga del lector por que lo que ocurrirá a partir de ahí y de su decisión. El cómo se desarrolla y sus consecuencias -positivas o negativas- habréis de descubrirlo vosotros con la lectura de una historia que no se centra solo en lo que sucede, sino también en las reflexiones, los pensamientos y los sentimientos de Aisha con respecto a su marido, a su relación, al amor que siente, a las dudas que se le plantean y a la manera de salir airosa de ese batiburrillo de emociones que asalta su vida a partir del planteamiento de Jesús.

   No he terminado de empatizar con la protagonista, todo hay que decirlo. Me ha costado comprender que a una mujer de treinta años, en pleno siglo XXI, le pese tanto el "qué dirán" y otros convencionalismos sociales a la hora de tomar sus decisiones. Y no comparto el papel que juega en la relación y hasta qué punto es capaz de perder parte de su dignidad por amor, incluso no he llegado a comprender cuáles eran realmente las ataduras -en un momento concreto de la historia- que la obligaban a mantener la elección tomada en una etapa de su vida en que las circunstancias eran muy distintas a las actuales. Pero como siempre repito, el hecho de no "comulgar" con la forma de ser y de actuar de la protagonista no tiene por qué restarle credibilidad a la historia, ni tampoco "calidad" a la novela, porque si algo existe en este mundo son millones de seres diferentes a nosotros en algún aspecto.

   "Culpable" engancha, si te gusta el genero romántico-erótico, por supuesto. Si bien hay un momento a lo largo de la novela en el que el desarrollo de la historia me ha parecido un tanto repetitivo restándole interés y agilidad, por lo general mantiene bastante bien el ritmo y la intriga por saber cuáles serán los siguientes movimientos de sus protagonistas y lo que sucederá a partir de ellos. Por otra parte, la forma de narrar de Patricia Geller me ha parecido correcta, cuidada, y en las escenas eróticas (uno de los mayores escollos que suelo encontrar) utiliza un lenguaje que en nada resulta soez o excesivamente crudo, a pesar del nivel de detalle con que describe algunas de las escenas de sexo explícito que aparecen en ella, escenas que tampoco resultan ser tantas en número como para darnos la sensación de que la historia mantiene lo erótico como núcleo exclusivo de la novela.

Resumiendo, "Culpable" es una novela de lectura fácil y entretenida que gustará, sobre todo, a las amantes del género romántico-erótico, y que encierra entre sus páginas algo más que la historia en sí: sentimientos relativos al amor, emociones sobrevenidas difíciles de digerir e incluso algunas reflexiones provocadas por conflictos propios de pareja cuando la evolución de esta cambia y las necesidades personales de cada cual también, máxime cuando el mantenimiento de ese tándem formado por amor y sexo no cobra la misma importancia para los dos. 



4 may 2015

NOVELA PESADA O LIGHT. ¿Y LOS TÉRMINOS MEDIOS, FUNCIONAN?



   No pretendo en esta entrada hacer una análisis exhaustivo de los gustos literarios de los lectores, de sus tendencias a la hora de elegir o de sus criterios a la hora de valorar una novela. Simplemente quiero plasmar una reflexión que no sé si será acertada, pero que me asalta últimamente a raíz de lo que leo y veo en la blogosfera, en plataformas literarias y en los mundos de Facebook.

   Y es que me sorprende enormemente el grado de exigencia tan dispar que se le pide a unas novelas y a otras para catalogarlas bien, para hablar bien de ellas o para recomendarlas (obviando que tal hecho pueda estar influenciado por el nombre del autor, cosa que no voy a entrar a valorar aunque en ocasiones pudiera ser la causa).

   La lógica me dice que los mayores halagos literarios deberían ir a parar a los grandes novelones, a esas obras bien escritas, bien tramadas, bien desarrolladas, con personajes profundos y bien perfilados, con una ambientación y documentación impecables. Y a partir de ahí, hacer decrecer esa buena valoración crítica hasta llegar a las novelas ligeras, a las que te hacen pasar un buen rato sin ningún otro ingrediente que no sea el mero entretenimiento y las buenas ocurrencias del autor. Las valoraciones intermedias serían dadas a esas otras novelas situadas a caballo entre las dos, con mayor calidad literaria que estas últimas pero sin que lleguen a alcanzar la cota de los grandes novelones.

   Pero no. La experiencia me dice que, en este caso, parece que los extremos son los que valen y que los términos medios caen al fondo de la nada por el peso de la crítica, como una parábola, como una comba en forma de U. Y después de darle unas cuantas vueltas al asunto, creo adivinar que la razón está justo en las expectativas que nos formamos, y que es el grado de consecución y de cumplimiento de estas expectativas las que marcan muchas veces nuestra valoración de una novela.

   El lector busca implicarse o desintoxicarse. Que le obliguen a ser parte activa en la novela o que le entretengan sin que hagan a su mente trabajar. Que le sumerjan en la trama y le sacudan, o que evaporen sus penas y sus preocupaciones con asuntos triviales y divertidos que le sirvan de terapia para desconectar. Y en función de eso eligen. Y en función del resultado valoran. Así nos encontramos con novelas del género chick-lit, de humor desenfadado o románticas light, por ejemplo, que sin tener una trama trabajada, trasfondo, una ambientación mínima o ni siquiera unos personajes medianamente profundos son mejor valoradas que muchas otras de mayor calidad, simplemente porque han conseguido con nosotros el objetivo que buscábamos (y que conste que no tengo nada en contra de estos géneros, creo que también se pueden escribir buenas novelas dentro de ellos, pero no todas lo son). Por el contrario, cuando queremos implicarnos, cuando buscamos algo de más peso, más nos vale toparnos con un novelón o tenderemos a sacarles defectos por todas partes aunque literariamente sean bastante mejores que estas otras de puro entretenimiento. Y como muestra, la comparativa de estrellas e iconos varios entre unas obras y otras que encontramos en distintas plataformas literarias o en los blogs.

   Pesada o light, he ahí la elección. Los términos medios parecen no llegar a tan buen puerto, porque el espíritu crítico tiende a cebarse con ellas en mucha mayor medida. Y creo que algunas editoriales esto lo saben muy bien.

   Pero vosotros decís. Vosotros opináis. Esta es mi impresión a raíz de críticas y valoraciones que leo cuando busco una próxima lectura y lo que encuentro después. Aunque igual estoy equivocada, por supuesto, todo puede ser.

GANADORA DE UN EJEMPLAR DE "TIERRA" de MARTA SARRAMIÁN.

   Lo prometido es deuda. De vuelta en este lunes, 4 de mayo, para anunciar la ganadora del ejemplar de "Tierra" de Marta Sarramián (Ediciones Casiopea), sorteado anoche en combinación con las dos últimas cifras del sorteo de la ONCE, tal y como ya anunciara en la entrada de los participantes.


   El número agraciado en el sorteo de la ONCE fue el
66552
por lo que la ganadora del ejemplar de la novela es
ROSA CORTINA
con el número 52.

¡¡Enhorabuena!!



   Tienes hasta el viernes, a las 23:00h, para enviarme un correo electrónico a ellastambienviven@gmail.com con tu nombre completo y dirección postal, para que la editorial pueda enviarte el ejemplar. De no recibirlo en ese plazo, se volverá a sortear entre el resto de los participantes.

   Gracias a todos.


2 may 2015

"LA NOVIA DE PAPÁ" de PALOMA BRAVO.

   Todo sucede por amor: Sol ha conocido a Pablo, el hombre perfecto, cariñoso, independiente y padre de dos niñas, una de 11 años y otra de 8. A Sol, directora creativa de una agencia publicitaria, le encanta disfrutar de su libertad, pero la relación evoluciona hasta que un buen día la pareja toma la decisión inapelable de vivir juntos. A partir de entonces comienza una nueva vida en la que su rol con las hijas de Pablo, inteligentes, coquetas y adorablemente perversas, quedará en entredicho: ¿madre, madrastra, la novia de él? Con las madres pijas de las compañeras de las niñas, con los cumpleaños de las niñas, con las discusiones y las preguntas impertinentes de las niñas, o con la bruja de la madre revoloteando siempre alrededor. Para nuestra protagonista, tan moderna y tan independiente, la vida, decididamente, ya no volverá a ser la misma.


   Hace años, la familia nuclear típica y mayoritaria estaba formada por la pareja casada en santo matrimonio y los hijos nacidos de él. Hoy en día la situación ha cambiado tan drásticamente que podemos encontrar combinaciones para todos los gustos: familias clásicas, monoparentales, viudos, separados y divorciados sin o con hijos que se suman a los del respectivo forzando una convivencia entre pareja, hermanastros, padrastros, madrastras, ex en sus múltiples vertientes y parientes de lo más variopinto; obligados todos ellos a entenderse, odiarse, convivir o evitar verse, a disfrutar o padecer de su compañía, de sus mangoneos, de sus consejos solicitados o esquivados, de sus carácteres similares u opuestos e insufribles que han de tragarse como el aceite de ricino, sin protestar por el amor proferido a quienes han decidido unirse. 

   La sinopsis de "La novia de papá" prometía conflictos de este tipo (o yo lo entendí así), contados tal vez en clave de humor, en un tono hilarante que te hiciera sonreír al tiempo que mostraba la estampa "real" -y complicada- de lo que supone acoger en tu vida a dos niñas casi en plena adolescencia sin haberlas parido, sin tener un papel claro sobre ellas, lo cual te impide adoptar el rol de madre y educadora, pero exigiéndote a un mismo tiempo el compromiso de no considerarlas ajenas a ti, sino dependientes de tu tiempo, de tu estilo de vida que habrás de cambiar, de tus modales o de tus decisiones vitales. Y por eso la elegí. Porque esperaba encontrar ese trasfondo conflictivo, pero sin dramatismos ni emociones desorbitadas. 

   Sin embargo, no ha sido así. No he encontrado lo que esperaba. ¿Significa esto que estamos ante una mala novela? Pues no. Simplemente no ha cubierto todas mis expectativas, pero creo que de eso no se puede culpar a su autora, porque esas expectativas se las crea cada cual de manera personal. Las niñas sobrevenidas a la vida de Sol (la protagonista) han alterado su existencia y su forma de vivirla, pero no han causado los conflictos que yo esperaba (de pareja, de aceptación entre las pequeñas y ella misma, de celos por usurpar el rol de su madre, de convivencia entre Sol y la ex de su novio, de intereses familiares...) Y si se han producido, estos han sido resueltos con tanta rapidez y de una manera tan abnegada y dispuesta por parte de Sol, que apenas puedo considerarlos como tales. Ni siquiera la madre de las pequeñas me ha parecido tan bruja como expone la sinopsis, aunque tal vez ella sea, bajo mi punto de vista, el personaje menos coherente de la novela, el que presenta una forma de ser y de obrar menos consistente según mi criterio de madre (no se pueden sacar las uñas para defender el futuro de tus hijas, su bienestar y todo lo que les concierne y por otro lado, no tener remilgos en delegar que sea la novia de tu ex marido la que viva con ellas las experiencias más significativas y que más marcadas quedaran en su mente y en sus recuerdos, aunque tampoco puedo afirmar que no existan madres así).

   Resumiendo: "La novia de papá" es una novela escrita con un lenguaje desenfadado, muy adecuado al género y estilo en el que se engloba. Entretenida, amable, agradable de leer, tierna y hasta emotiva a veces, que te arrancará una sonrisa con las ocurrencias de las pequeñas y que hará que te sientas identificada con muchas de las situaciones que describe si tienes hijos. Una novela simpática que te mantendrá alejada de las preocupaciones y de las penas por un rato, aunque sin muchas más pretensiones. 

   Como último apunte, decir que yo, más que "La novia de papá", la habría titulado "Las hijas de mi novio" (aunque no suene demasiado bien), porque ellas son las verdaderas protagonistas y el motor de la historia. Más que Sol. 

    


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