20 feb 2015

"LOS MUERTOS NO ACEPTAN PREGUNTAS" de ANTONIA ROMERO.

SINOPSIS:

LOS MUERTOS NO ACEPTAN PREGUNTAS
«—Nela, hola, no sé qué decirle a este trasto. —Era una voz de mujer—. Tú no me conoces. Es extraño hablar de esto por teléfono, pero creo que así, dejando el mensaje, será más fácil...»
Nela trabaja como traductora y vive en una pequeña casa en Castelldefels, un pueblo de la costa de Barcelona. Su mirada tiene la niebla de quien ha debido cerrar los ojos para avanzar sin despeñarse por el borde del precipicio. En la buhardilla de su casa esconde un secreto, algo que nadie ha de ver porque allí conjura a sus demonios. De su madre heredó una fotografía arrugada, y de su abuela, Mamanela, el don de hablar con los muertos.
«A veces el saber nos hace libres, otras nos pone cadenas que jamás podremos romper»




   Qué vulnerable es la mente de un niño, asusta comprobar cómo se le puede manipular psicológicamente para cargar sobre ellos cualquier culpa de manera injusta, con las nefastas consecuencias de vivir con ese peso adosado a la espalda de por vida, más todo lo que conlleva, porque esa culpa genera y regenera sus apéndices como las estrellas de mar, alcanzando y alterando el equilibrio emocional en múltiples aspectos que conformarán su vida presente y futura. Aunque una infancia feliz tampoco es garantía de éxito personal al cumplir años. Me da pavor la etapa adolescente en la que influencias ajenas a las de los progenitores pasan a ocupar un lugar preponderante en la forma de actuar de los chicos, incluso en la juventud. Me asusta cómo las vidas pueden truncarse al unirse a la persona equivocada, a personas destructivas capaces de hacer infelices a quienes nunca lo fueron, de someterlas y controlarlas hasta su aislamiento dejándolas vacías por dentro y muertas de miedo. Y me asusta especialmente cuando esto se hace en nombre del amor, porque ese sentimiento fuerte, esa emoción que apresa el corazón, ciega la vista y anula el raciocinio con facilidad pasmosa.

   Me ha gustado el tema de fondo sobre el que Antonia Romero sustenta la novela, ese tema de fondo más profundo que siempre busco en lo que leo. Pero sobre todo me ha gustado la manera en que su autora nos lo presenta, dentro de un combinado que entremezcla hechos, suspense e intriga por descubrir determinados secretos familiares — la historia que gira en torno a la familia de Nela (la protagonista), contada de manera paralela a la suya propia—, e incluso con un componente sobrenatural añadido  que la reviste de originalidad. Y todo ello sin obviar los matices psicológicos necesarios para que la historia cobre un mayor sentido y, sobre todo, credibilidad, y para provocar el efecto en los lectores que —intuyo— pretendía la autora. Antonia Romero no solo nos muestra a lo largo de las páginas lo que sucede, sino cómo todo ello afecta a la psiquis y al equilibrio emocional de Nela y, por extensión, a todo aquel o aquella que sufra en sus propias carnes un problema semejante, y hace patentes las consecuencias presentes y futuras con las que deberá convivir o contra las que tendrá que luchar para salir a flote. Bucea en el ser, en la mente y en el corazón de la protagonista mostrando sus entresijos a la perfección, poniendo nombre y rostro a una problemática demasiado extendida, por desgracia, para que empaticemos al máximo con lo que supone sufrirlo.  Y plantearlo de esta forma me parece un gran acierto por su parte, porque huye de las típicas novelas melodramáticas centradas en la vida de la víctima para contar casi en exclusiva lo que supone vivir bajo ese yugo. A cambio, opta por jugar con la construcción de una historia más amplia y con la utilización de otro tipo de recursos narrativos para conseguir el mismo fin, obteniendo idénticos resultados en la mente del lector aunque de una forma más amena e interesante.

   Pero no solo se centra en este aspecto para despertar la reflexión —y aquí debo confesar con sinceridad que me ha sorprendido encontrar tantos matices psicológicos tras un título que me sonaba “contundente”, más a thriller que a otro género, lo que prueba una vez más el poder condicionante de las primeras impresiones, erróneo muchas veces—. Necesitamos sentirnos amados, sobre todo por ciertas personas, no estamos preparados para descubrir desafectos; construimos nuestra vida sustentándola en deseos, anhelos e ilusiones, en lo que la naturaleza debió de ser y debió de darnos, y la frustración de no encontrarlo no solo hiere nuestra vida en el momento de vivirla, sino que deja en ella una muesca tan potente que no nos permite disfrutar del futuro en paz, con alegría, con felicidad. Es un lastre del que hemos de desprendernos para darnos una oportunidad ante lo que está por llegar, pero que resulta complicado hacer. Deberíamos saber trazar una frontera entre el pasado, el presente y el futuro, impermeable si hace falta a malas influencias, porque a veces son otras las personas que condicionan nuestra vida y nos la hunden, pero en otras tantas ocasiones somos nosotros mismos quienes nos autolesionamos, quienes amputamos lo bueno que la vida está dispuesta a depararnos al no sentirnos liberados de los sentimientos y emociones negativas como la culpa, el odio, la desesperanza o la impotencia ante lo que debió haber sucedido y no fue así. “Tú eres tu peor enemigo” —se dice en la novela. Esto y mucho más es lo que Antonia ha conseguido transmitirme, o al menos lo que yo he captado.

   No quisiera extenderme demasiado en esta especie de “reseña” u opinión. Pero no puedo dejar pasar múltiples aspectos destacables, por positivos, en la construcción de la novela:

   *Un comienzo potente y contundente que nos deja intrigados y con la necesidad de saber más, preguntándonos de quién habla, qué le ocurre y por qué dice lo que dice. Un comienzo que te empuja sin pensarlo a volver la página para seguir descubriendo lo que hay detrás.
   * El manejo del suspense: excelente. Antonia dosifica la intriga dejando pinceladas de suspense aquí y allá, de manera efectiva y estudiada, anticipando detalles de un pasaje sin concluir, formulando enigmas sin explicación aparente –al menos en el momento en que los plantea-, o narrando hechos que nos pueden parecer incongruentes en función de lo que sabemos y que nos lleva a quebrarnos la cabeza sobre las opciones posibles que pudieran darle explicación. Y todo ello te lleva a seguir avanzando en la lectura sin detenerte —a no ser que tus niños te reclamen con insistencia, tengas que acudir a la oficina,  o la lavadora pierda agua con el consiguiente riesgo de provocar goteras a la vecina de abajo :)
   *Diálogos ágiles fluidos, no forzados, buenas descripciones que te llevan a visualizar con claridad meridiana los paisajes, las estancias o la secuencia de hechos que se suceden en cada escena. Y una narrativa que a mí personalmente me ha gustado mucho, sencilla pero muy cuidada, sin florituras que rompan el ritmo del relato, dinámica o más pausada y bella, en función del pasaje que estuviera narrando.
   *Personajes perfilados, no solo los protagonistas sino también los secundarios, de gran profundidad psicológica y muy coherentes, capaces de infundir desprecio, temor, cariño, afán de protección. Se me ha encogido el corazón y el estómago varias veces por la “actuación” de los personajes, y no solo por los hechos que el narrador cuenta. Antonia Romero, a través de ellos y de la historia, nos emociona, nos alegra, nos hace llorar, angustiarnos, enfadarnos, sentirnos temerosos… Consigue que empaticemos con los sentimientos de los personajes, sobre todo con Nela, por supuesto. Yo he vivido con ella, he sufrido con ella, y he sentido la angustia de su necesidad de saber, la impotencia por las preguntas que quedan sin contestar y cuya respuesta resulta imprescindible para completar el puzle sobre el que construir una vida nueva.
   *Y me ha gustado mucho un final en el que todo encaja y que resulta ser una vuelta al principio para completar ese bucle de información necesaria para reconstruir la historia.

   ¿Que si no he visto nada negativo o que no me haya gustado? Pues la verdad es que no. Tan solo podría decir que me ha resultado previsible en ciertas cosas, que he me anticipado varias veces a lo que se desvela después, pero que a mí me haya sucedido no significa que  ocurra tal cual a los demás lectores. Y de cualquier forma, descubrirlo tampoco es una traba que pueda restarle interés a la historia.

   ¡Felicidades, Antonia! ¡¡Me ha encantado!!



Opinión válida para el Reto Semi Genérico.



4 comentarios:

  1. Me encantó esta novela de Antonia Romero, igual que a ti, y eso que tenía el listón muy alto porque me lo pasé en grande con su "La tumba compartida". Me ha hecho especial gracia que empezases la reseña precisamente con esa cita del libro, me gustó especialmente la parte de la historia que trascurre en Galicia, ¡y con ese paisaje de fondo! Bss

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  2. ¡Qué regalo de cumple más bonito me has hecho, Pilar! Viniendo de ti es un gustazo tan grande que lo voy a poner encima de mi tarta.
    Un abrazo.

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  3. A mi,se me encogia el corazón cada vez que Nela rememoraba episodios de su infancia.
    Una novela estupenda!

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  4. Ya le tenía ganas a este libro y ahora muchas más.Una reseña fantástica Pilar.
    Besotes!!

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